A esa hora descanso, sueño con algun amor pasado y me sacuden los espasmos de la abstinencia. Mientras la calle oculta a los seres mas extraños que cualquier ojo pueda ver. Son las putas, los pasteros, los borrachos y los ladrones de medio pelo los dueños de la noche. Los policías pasean silenciosos y no se atreven a pisar el freno para pedir documentos. Tampoco los semáforos existen, es una hora en que si vas con mala suerte te toparas con un pelmazo ebrio conduciendo y que se pasa las luces rojas por el solo gusto de hacerlo, o quizás en su estado ni siquiera puede distinguir bien si es rojo o verde. Ahora ya son las 4:30 y me levanto por lo mío. Bajo las escaleras, descorcho un vino cualquiera, le pego un largo trago. Enciendo un cigarrillo y salgo a mi hogar.