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OCURRIÓ EL AÑO 1957
LA SECRETARIA ENTRA A MI DESPACHO
SECRETARIA– Lo busca una muchacha.
YO– ¿De quién se trata?
SECRETARIA– De Atenea.
YO– ¿Cómo dice? Debe ser una loca. Dígale que estoy ocupado. Si quiere verme que espere.
SECRETARIA– Yo le advertí que tiene que pedir cita para ser recibida, pero es una jovencita muy insistente
YO– (IMPACIENTE) Bien… Entonces, hágala pasar
ATENEA INGRESA MUY DECIDIDA
ATENEA– Muy buenas tardes, querido amigo ¿qué tal?
YO– ¿Qué tal? Muy bien, ¿y usted? ¿Con quien tengo el gusto de hablar?
ATENEA– ¿Cómo? ¿Acaso no se acuerda de Atenea?
YO– ¿La diosa griega de la sabiduría?
ATENEA– Y también de las artes
YO– (BURLÓN) Caramba, nunca imaginé que Atenea fuera una chica tan joven y bonita.
ATENEA– No, amigo. Soy yo, la Atenea que el mes pasado le envió unos poemas, que usted nunca los publicó. Solo me contestó dos veces en la sección “Correspondencia”.
YO– Ah… bueno, ya lo voy recordando…
ATENEA– ¿No le extrañó mi seudónimo.
YO– Sí, claro. Es bastante… original.
ATENEA– ¿Puedo sentarme?
YO– Por supuesto.
ATENEA– (TOMANDO ASIENTO) ¿Le parece interesante mi seudónimo?
YO– Creo que es sugerente. (PAUSA INCÓMODA)
ATENEA– Bien, le recordaré que en su primera respuesta usted escribió: »Su poema avergonzaría hasta a un camionero ignorante« Los lectores deben haberse reído mucho… ¿no cree?
YO¬– Y por lo visto usted viene a pedirme explicaciones.
ATENEA– Qué ocurrencia. Lo que me ha motivado a visitarlo fue la segunda respuesta. De esa sí se acordará ¿no?
YO– Vagamente… solo algo…
ATENEA– Le refrescaré la memoria, usted escribió: »Renuncie de una vez por todas, abandone la poesía. Le aconsejamos que se dedique a otra ocupación«
YO– ¿Y qué? ¿Usted esta conforme con ese consejo?
ATENEA– Sí, muy conforme. Pero a lo que vengo ahora es para que me diga a qué ocupación debo dedicarme.
YO– ¿Y cómo voy a saberlo?
ATENEA– (CON INDIGNADO ASOMBRO) ¡Cómo! ¡Ah, no! Si me ha dicho que cambie de oficio ahora tiene la obligación moral de orientarme ¿comprende usted?
YO– La verdad es que no del todo.
(ATENEA COGE UN CIGARRILLO EGIPCIO DE LA CIGARRERA DE MI ESCRITORIO)
ATENEA– ¿Me da fuego?
(LE ENTREGO MI ENCENDEDOR)
ATENEA– Me ha cerrado, por decirlo así, las puertas del Parnaso, entonces usted ha contraído la responsabilidad de decirme cual será mi porvenir.
YO– Para eso necesitaría saber en qué se siente eficiente.
ATENEA– Para todo.
YO– Eso es demasiado. Señorita, usted debe elegir algo concreto. ¿Cuál es su actividad preferida?
ATENEA– (CON APLOMO) La literaria.
YO– Sí… pero como le dije…
ATENEA– Si no puedo ser una gran poeta… aceptaría, por ejemplo, ser secretaria de su revista.
YO– Ya tengo una.
ATENEA– No importa, la despide.
YO– ¡Qué fácil! ¿Y con qué pretexto?
ATENEA– Simple. Por ejemplo, la acusa de haber perdido algún documento importante y asunto concluido.
YO– (CON HUMILDAD) Su idea es genial Déjeme pensarlo.


II

INGRESA EL EDITOR RESPONSABLE

YO– ¿Cómo le fue en la gestión?
EDITOR– La censura no permite la publicación de la poesía
YO– ¿Cómo? Cada día recortan más la libertad
EDITOR– Así es la dictadura, ya lo sabe (SALE DE ESCENA)
ATENEA– (PONIENDOSE DE PIE) No se preocupe… Deje eso por mi cuenta ese asunto, yo lo resuelvo
YO– ¿Está diciendo que usted puede obtener un permiso?
ATENEA– Por supuesto. Me basta hablar con Reyna, ese general maneja a su antojo los permisos de prensa. El me debe muchos favores, no se atreverá a negármelo, ni se preocupe.
EDITOR– ¿Se puede saber quién es usted, jovencita?
ATENEA– La persona indicada para resolver este y otros problemas. Por ejemplo, tengo entendido que los impuestos han subido el precio del papel ¿no? ¿A qué precio lo compran ustedes?
EDITOR– Esa es una información privada, señorita…
YO– Haremos una excepción. La resma de cuché está a 150
ATENEA– ¡Ah, no! Eso es una barbaridad. Tengo un amigo que hará un importante descuento. Permítame su teléfono…
YO– (TRATO DE IMPEDIR SU LLAMADA, PERO ELLA NO ME DA TIEMPO Y MARCA EL NÚMERO)
ATENEA– (POR TEÉFONO) Hola Coco, soy yo. Mira, aquí estoy con el director de la revista Primicias Literarias y te llamo para que le hagas una buena rebaja. El paga 150 por resma de cuché… ¿Qué? ¿Cinco por ciento? No, el quince… Nada, nada, no seas tacaño. Tengo un gran interés en esto porque es más que posible que me den un puesto en esta revista… El quince por ciento y ni una palabra más. ¡Eso es! (TAPANDO LA BOCINA) Listo, arreglado, ¡el quince! (A Mí)-(CONTINÚA SU DIÁLOGO CON SU AMIGO COCO) Perfecto, Coquito. Oye, anoche te estuvimos esperando en el pub… ¡Ah…cuándo no, lo que pasa es que eres un gran mujeriego. Bueno, ya nos vemos. (CUELGA EL FONO. NOS MIRA ESPERANDO NUESTRA REACCIÓN)
YO– ¿Qué puedo decirle? Veo que usted tiene muy buenos contactos. Voy a sacar el block de pedidos para enviarlo a la empresa de su amigo (ME VOY A TRAER EL TALONARIO) ATENEA SE APODERA DE MI SILLÓN)

III

ATENEA– Otro detalle. Amigo mío, he notado que su revista no tiene avisos de bancos.
YO– A los bancos no les interesa las pequeñas revistas. Y menos si son literarias.
ATENEA– Ahora todos los bancos están expropiados. Entonces solo es cuestión de apelar al ministro de economía.
YO– Eso es imposible… ¿usted cree que me va a escuchar? ¡Difícil!
ATENEA– ¡Ja! Facilito, es mi tío. ¿Me permite?
(VUELVE A REALIZAR OTRA LLAMADA)

ATENEA– Hola Anita, soy yo. Comunícame con mi tío… ¿en una reunión?... No importa, dile que es urgente… Bien, espero.
YO– Creo que su tío se va a enojar. ¿Por qué no lo llama más tarde?
ATENEA– ¿Enojarse conmigo? Eso nunca… (SE INTERRUMPE) ¿Tío? Oye te estoy llamando desde la redacción de la revista Primicias Literarias. Le he prometido a su director que cualquiera de los bancos del estado pueden favorecer a esta revista con algún aviso pagado… Sí, ya sé que los bancos no anuncian en revistas literarias, pero si tú lo ordenas no pueden negarse… ¿El precio de una página? (ME INTERROGA CON LA MIRADA)
YO– 100 dólares, pero podemos transar en 80…
ATENEA– (CONTINÚA EL DIALOGO CON SU TÍO) Solo cuesta 300 dólares, una bicoca…
YO– Hágale una rebajita…
ATENEA ME DICE “NO” CON LA CABEZA
ATENEA– ¿Seis aviso de una página? ¡Perfecto tío! Eres un amorsote.
CUELGA EL AURICULAR
ATENEA– Listo y frito. Ya tiene medio año de avisaje garantizado. Qué le parece…
YO– ¡Un milagro!
ATENEA– Ni tanto. Si hago unas cuantas llamadas más podría multiplicar el número de avisos. ¿Qué dice?
YO– No sé qué decir, usted es fantástica. Veo que usted tiene muy buenas relaciones…
ATENEA¬– (SONRIE HALAGADA) Sí. No son malas. Ya sabe, en lo que pueda serle útil, estoy a su entera disposición. Ahora dígame con la mano en el corazón ¿ le convengo como secretaria de Primicias Literarias?
YO– Sería un gran honor para nosotros…
ATENEA– Pues bien; no hay más que hablar
YO– ¡Usted es admirable! Entonces, ya sabe, ya tiene el puesto asegurado.
ATENEA– Usted dirá cuando comienzo, podrá llamarme por teléfono ¿eh?
YO– Eso no será nada fácil.
ATENEA– ¿Por qué? Le dejo mi número, siempre estoy en casa.
YO– Porque… A propósito ¿conoce usted al director de la red telefónica?
ATENEA– ¿A don Ramiro Diaz del Arco?... Pero si es íntimo de mi papá.
YO– ¿Sí? ¡Qué alivio! Hace tres días que han cortado mi línea telefónica y estoy incomunicado, aislado. Y como comprenderá, para el buen funcionamiento de una revista eso es fatal…
(ELLA ME MIRA CON ASOMBRADA, DESPUES CON UNA INCREDULIDAD QUE SE CONVIERTE EN INDIGNACIÓN)
ATENEA– (TARTAMUDEANDO) Luego… quiere decir que… que todas mis llamadas por este teléfono…


IV

Yo no le digo nada. Ni siquiera puedo sostenerle la mirada. Ella se acerca al diván y acaricia el tapiz del respaldo. Después se dirige a la ventana, levanta el visillo, mira hacia un punto indefinido. Recorre con paso trémulo la oficina. Se detiene junto a mi escritorio, coge un fósforo del cenicero, lo somete a un minucioso examen y lo tira a suelo. Vuelve a acariciar el diván. Toma su cartera, se arregla el pelo y sin abrir la boca se va.
No tuvimos que cambiar de secretaria.

CIERRA TELÓN RÁPIDO








Texto agregado el 11-03-2010, y leído por 191 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
12-03-2010 Quise dejarle un mensaje en el libro de visita y está cerrado. Es verdad que estó ocurrió. Si no es así, de nuevo lo felicito por el título. azucenami
12-03-2010 Muy buen relato. Llegué aquí por Atenea. Realmente es entretenido. Gracias. azucenami
11-03-2010 Muy entretenida pero me perdi al final patv2
 
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