Un equipo de científicos se dedicaba a realizar clonaciones de familiares a infinidad de personas que iban perdiendo a sus seres más queridos.
El negocio prosperaba y la gente era feliz.
Sus seres estaban con ellos de nuevo.
Esto provocaba el olvido de las personas muertas.
Nadie se acordaba de ellas, porque los clones hacían que se mantuvieran vivas, siendo los falsos suplentes de una irrealidad a la que queriamos acostumbrarnos.
Un día llegó a los laboratorios donde se realizaban estas sucesivas clonaciones un extraño hombre de unos treinta y tres años.
Preguntó por el grupo de científicos que las ejecutaban.
Quería hablar con ellos sobre sus descubrimientos y resoluciones ....
El grupo se reunió con él.
Les preguntó como ellos veían realmente su trabajo y si de verdad, estaban convencidos de que clonaban exactamente todo en cada una de las personas.
Ellos afirmaron que sí, efectivamente cada una de las partes de cada una de las personas que eran clonadas estaba perfectamente copiada.
El hombre se les quedó mirando y sonriendo les volvió a preguntar lo mismo.
La respuesta fué identica a la anterior.
Entónces, retomó la pregunta desde un punto de vista diferente.
"Me gustaría saber, les dijo de forma inquirente, ¿ Cómo pueden copiar el alma de esa persona, es decir, la persona en verdad, ya que el resto es solo la forma fisica que la define ?".
Ellos se miraron entre si. ¿ El alma ?, buscaron en sus apuntes.
"El alma no se copia, porque no se puede copiar señor. Nosotros copiamos solo la parte fisica".
El respondió: "En verdad, así es, con lo cual ustedes no están copiando a los seres queridos de esos familiares que les hacen la petición. Sólo copian lo que quieren que ellos vean, pero no lo que fué el ser que perdieron en verdad. Esa parte es la que poseo Yó".
Uno de los cientificos le preguntó: "¿ Usted tiene esa parte ?. ¿ Quién es ústed, si se puede saber ?".
El hombre respondió: "Yo soy aquél que os dió la vida y aquél que os llama después. Lo que queda en la tierra después de mi llamada es lo que copiais con tanto esmero. El resto, la persona de verdad, es lo que Yó me quedo. Luego, podeis seguir copiando mi obra de barro si así lo deseaís, pero nunca podreis copiar a la auténtica persona".
Los cientificos se quedaron mirando al hombre que salia por la puerta de su laboratorio.
Al día siguiente hicieron público un comunicado, pidiendo a los familiares de aquellos seres fallecidos que visitaran las tumbas de los mismos en los cementerios.
Porque en verdad, seguían estando allí, esperando su visita, los clones sólo eran eso, clones, pero no quienes tenían que ser.
Esa es la lección que debemos aprender sobre lo que son los seres humanos y lo que dentro de los seres humanos hay, aunque a veces, no nos demos cuenta de ello.
Por ser invisible no significa que no exista, todo existe, incluso lo que nuestros ojos no consiguen llegar a ver.

Escrito por Carlos Them

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