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Por la actitud nómada de no salir del hogar por parte de la población, debido a la inflación, inseguridad, y demás problemáticas acuciantes, la merma en las ventas se hiso más que notoria.
Sienten más que fastidio los comerciantes, no sabiendo ya que treta pergeñar, como para redondear la recaudación necesaria para continuar subsistiendo.
La avenida que atraviesa el centro se ve cual pórtico desprovisto de ornamentos y columnas.
Son cuasi fantasmas los cuatro mismos peatones locos, que a diario se animan a recorrer tan solo mirando vidrieras, aunque no siendo así la ciudad se vería como un verdadero desierto.
Si al momento de atender al cliente no fluye tu mejor ser solícito, valdría mejor anotarte para barrer los balnearios junto con los que cumplen con la probéishon.
Se hace imposible para los vendedores plasmar con simpatía sin que por ahí se filtre algún gesto propio de la mala liga, "dejo" de lo contrario al júbilo, que es ese rostro torcido por las avatares. Además de hacerse imposible, muy difícil, que por parte del comensal los vueltos en monedas no se vean con regocijo, por lo tanto ya nadie deja propina en los restoranes.
Con seguridad debemos estar encabezando el ranking de la malaria.
Como única salvación habría que avivar la economía con los antiguos bonos emitidos por el banco central. Si hasta el mar se ve triste, vedando la sonrisa él universo.
Decididos a fomentar sus negocios en ruina las calles están colmadas de volantes de propaganda.
Por fortuna días pasados hubo un veranito económico, cuando una flota de ultramar, proveniente de China, hiso una parada de dos días sobre las costas de este rincón del mundo. Haciendo historia al punto de que muchos al hablar adoptaron el acento oriental.
Hubo que autorizar que las mujeres estén eximidas de reproches por brindarse al extranjero.
En verdad a lo sumo alguna que otra muchacha se encargó de ofrecer sus servicios sexuales, no debiendo ser ello una cuestión o un asunto pendiente a desarrollar.
Los rayos del sol aprietan como las ataduras de tripas secas, por lo tanto el consumo de refrescos fue la actividad más provechosa.
Sin embargo la crisis golpea en el seno de la sociedad no discriminando ricos de pobres.
Así como cuando sobreviene un terremoto habría que cimentar de abajo acudiendo a la Cruz Roja internacional, sin exagerar, como para salvaguardar a más de un tercio de la población.
Prestemos muchísima atención al hecho de que los habitantes caminemos entumecidos por la desesperación a paso de robot, cargando como el caracol fuertes depresiones psíquicas, además como sobando el lomo al pudiente.
Ramona Echegaray, esposa de Remigio Barrenechea, tiene un comercio de vestimenta masculina, es uno de los más reconocidos dentro del rubro. Días pasados ante la posibilidad de una venta importante, debió acceder a tener que rebajar la mercadería a menos del costo, además de soportar un importante manoseo dentro del probador.
Pero no solo aquí se atraviesa por esta maldita crisis, el país entero padece de esta ingrata contingencia. Las obras públicas están más que paralizadas, se organizan colectas hasta en la barra de los cafetines.
Pero el colmo es tener que llegar a secar la ingrata humedad con más humedad como para ahorrar energía, soportando dicho mal metido en los huesos; habiendo que desovar en la letrina.
Estoy sumido en un estadio de abulia. Siento que nadie impedirá que me arroje al vacío, que retroceda a la prehistoria. Ya no poseo matices siendo un bicho gélido y baboso.
En pleno fervor por la vida quizá me detenga a delinear mi propia muerte.
Giro roto sobre la leva escandalizada de la existencia, teniendo que desterrar mi nombre en el anonimato.
¿Tendré que untar la piel de pasta de mafia para transgredir las leyes y triunfar?
Con mi Ford Fiesta sin gasolina deberé cruzar el umbral de Dios al ritmo del eximido; colarme en el metro observando como las murallas de la patria se quedan sin pintura. Festejar la navidad apreciando sahumerios. Desechar el aseo con detergente para hacerlo con saliva sucia de grasa. Escalar el morro con las rodillas. Pedir que la luna pronto colisione con el planeta. Vivir en cautiverio intentando equiparar envidia y desesperanza. Hacerme de un léxico inapropiado para mi educación. Acostumbrarme a comer únicamente faina de harina de corteza de pinos, trabajar en la oscuridad dentro de un lógico cementerio.
Ultimamente me tomé el atrevimiento de reportear a los parientes para saber que opinan de la acusiante situación, encontrando la unanime respuesta de que aquí hace falta una revolución llevada acabo por el hombre común.
Mi suegra hiso una verdadera catarsis frente al microfono del grabador:
Antes la gente vivía con júbilo mientras que hoy solamente se respira.
La milonga con el tango a todo volumen eran verdaderas peregrinaciones multitudinarias donde solo se observaba felicidad en el rostro, hoy solamente nos queda el semblante lechoso.
Hoy la música tecno es impúdica donde se hace dudar de la condición humana, nada más puedo decir que signifique algo prudente, solo que los sonidos bajos hacen vibrar mis tetillas, que en mi sangre hacen su recorrido final al compás del serio bochinche.
Las jovencitas yacen desestructuradas con las bombachas a medias astas.
Mi cuerpo está duro, antes que el destino diga basta, tengo los huesos enmohecidos por el resentimiento, hace tiempo que dejé de lucir como un humano hembra entrando en la tercera edad. Percibo una juventud subestimada al borde de un abismo sin fin. Soy harina de otro costal.

Texto agregado el 07-02-2010, y leído por 146 visitantes. (0 votos)


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