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Inicio / Cuenteros Locales / YUUKOICHIHARA / \"Las espinas de la rosa-Lo que Monica ve-\". Capitulo 1

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“Las espinas de la rosa”
-Lo que Mónica ve -
I

-Me desperté y el techo y la primera impresión que tuve al abrir lo ojos fue el techo; no podía creer que le había dicho esas cosas a Natalia y posiblemente la había hecho llorar, lo cual me hizo sentir muy mal pero no podía retractarme ante el hecho de que ella no se había podido decidir entre Judith y yo, por lo cual opte salir de su camino, además de que era muy pronto para mi. Giro la cabeza y el cuerpo acostado en la cama conjunta se mueve a apagar el despertador que señala la hora de levantarnos para asistir de nuevo a clase.
Ella me da los buenos días y yo me levanto no muy de ganas al de escuchar su voz ya que ella tenia mucho que ver en el asunto de Judith y me había persuadido de dejar a Natalia si esta no se decidía. Arreglo mi cama, acomodando el edredón mientras Brenda entra al baño a ducharse; miro al piso y se que Natalia esta en el debajo de mis pies y a estas horas debe de estar levantada, consolada por su compañera de habitación.
Hecho un vistazo alrededor, nada mal para ser el cuarto de dos jóvenes de familias acomodadas. Una repisa en la pared con libros sobre ella pertenecientes a Brenda, de géneros variados, lo cual me hace pensar: “no seria mejor que ella tuviera libros acerca de la obra de su madre que es escritora, pero al terminar de pensarlo recordé que ella no se llevaba muy bien con su madre, una situación igual a la mía. En la cama de ella el saco y falda azul, al igual que la blusa y la corbata ordenados y junto a estos, los lazos azul y blanco, símbolos de que ella y yo pertenecemos al consejo de estudiantes y del cual ahora Natalia formaría parte con su compañera Ivonne, la chica media dormida, a menos que ella se arrepintiera, que no seria una sorpresa para mi. Por mi parte mi saco y blusa están colocados en el respaldo de la silla y mi falda al igual que mi corbata en el asiento de esta.
En el escritorio, los libros de cada una y las bolsas escolares de color negro. Afortunadamente tengo para no aburrirme cuando estoy en el consejo o en mi habitación sin hacer nada un reproductor de música. Mientras estoy en estos pensamientos, Brenda sale del baño con su cabello pelirrojo algo mojada y con una toalla que le cubre el cuerpo desnudo, no resisto la necesidad de molestarla y al momento en el que me da la espalda yo me coloco detrás de ella y la abrazo; la humedad de su piel se pega a mi playera y el calor que de ella emana se transfiere a mi lentamente. Puedo sentir su excitación al ver como ella se estremece.
Mis manos se dirigen a sus tiernos pechos para encontrase con los dobleces de la toalla que le cubre, mis dedos hábilmente los quitan de mi camino y la toalla cae a mis pies; mis palmas cogen en ellas sus senos y pueden sentir el latir de su corazón acelerarse poco a poco al igual forma su respiración agitarse lentamente. Beso su mejilla para decirle al oído: “Continuaremos esto luego” y la dejo ahí mientras me meto corriendo al baño y ella me grita “tonta” al darse la vuelta, pero ya es tarde para que ella logre hacer algo y yo la veo al cerrar la puerta. Su figura delgada y de una tés blanca con esas curvas aceleran en mí la libido matutina. Me saco la playera de tirantes y mi pantaloncillo gris que uso para dormir y después me miro al espejo y veo mis ojos; mi mano derecha revuelve mi cabello y despacio miro como cae mi sostén al piso al igual que mis bragas para quedar desnuda. Suspiro y abro las llaves de la regadera, el agua se empieza a calentar y el vapor sale de ella y entro dejando que caiga sobre mi desnudo cuerpo para sentir la excitación en mi sexo. Cierro mis ojos y logro imaginármela en la donde la coloco en la misma situación de Brenda, sus hermosos ojos azules y su cabello largo y castaño, además de su figura.
Me la imagino desnuda, ahí y juraría que podía respirar su aroma. Mis manos lentamente comienzan a recorrer mi cuerpo con el pretexto tan débil de frotar mi cuerpo con el jabón, pero simulando en mí mente que eran sus manos con esa ingenuidad que tienen las que me estaban tocando.
El calor del agua y la excitación en mi están en su máxima expresión haciendo que mi mente divague ahora y haga que mis manos jueguen con mi cuerpo llegando hasta mis piernas donde el estremecimiento que hacen mis dedos al jugar en ellas me llene de un placer inmenso.
Comienzo a masturbarme lentamente mientras pronuncio en voz baja su nombre; siento como lentamente mis mejillas se acaloran ayudadas por el agua caliente que las recorría e independientemente del vapor que me rodea y justo cuando mi dedo medio encuentra la parte mas vulnerable de mi ser, la puerta suena y Brenda quien interrumpe mi sesión de toqueteo personal.
-¿Si, que es lo que pasa?-pregunto mientras estaba separando mi cara del agua que cae de la regadera.
-Nada en si, solo es que demoras demasiado-contesta la voz al otro lado de la puerta-además tenemos que darnos prisa, me adelantare a la cafetería así que nos vemos ahí……… ¿me estas escuchando…….Mónica? No estarás haciendo una rabieta por lo que paso la semana pasada con ella, ¿verdad? Tú me habías dicho que ya no estabas interesada en Natalia.
-Si, perdona por la tardanza ya voy-fue lo único que pude responder.
“Natalia-pensé- esa chica…..quien diría que llegaría a ser tan especial para mi…. y ahora esta tan lejos de mi corazón, pero tan cerca de mis pensamientos lujuriosos que me habían abordado; tanto que quisiera abrazarla y besarla y que su cuerpo desnudo estuviera conmigo, pero no podía hacerlo”. Me arrepentía de lo que hice, de ponerla en mi cabeza para satisfacer mi deseo sexual y dejo en un intento superficial que el agua que cae de la regadera lave mis pecados cometidos en ese momento.
Veo las muñecas de mis manos, las cicatrices que surcan en ellas de aquel día, las veo con algo de nostalgia y recuerdo todo lo que sucedió respecto a eso. Las toco y pareciera que aun puedo sentir en ellas el filo de la navaja con la que las corte pasar de nuevo sobre estas.
Termino de asearme y uso mi toalla para secar mi cuerpo para salir inmediatamente a vestirme lentamente. Al faltar de abotonarme la blusa alguien toca la puerta, me dirijo a abrirla y ahí parada esta Vanesa en su singular persona.
-¡Buenos días Mónica!, ¿Qué te pasa?, estas algo seria.
-No es de tu incumbencia-dije mientras ella pasaba a la habitación-dime, ¿te mando Judith?, si ese así dile que este tranquila; ya le había dicho ese día que yo no le pondré un dedo otra vez a Natalia, además………
-Mmmmm, quisiera decirte que vendría por eso, pero lastimablemente no lo he hecho; en si, traigo un mensaje de Judith, ella te lo hubiera venido a decir pero….
-Si es algo acerca de mis obligaciones-interrumpí algo seria- ella sabe que yo hago las cosas a mi manera, además tu no eres parte del consejo y tratas de estar siempre ahí, ¿Por qué no te quedas con mi puesto?
-¡Una oferta muy tentativa!, pero nunca me ha gustado estar en una posición muy problemática…..y yo que sepa no estoy interesada en eso. El mensaje-hablo después de tomarse un tiempo para asimilar su burla- es acerca de las dos nuevas representantes, hoy serán presentadas en forma a todas las demás para hacer su trabajo y tomen su sitio a partir de el lunes siguiente.
-Si, ahí estaré…….
Seguí con mi intención de arreglarme para bajar a la cafetería y vi por el espejo como Vanesa se marchaba y antes de salir por la puerta me dijo:
-Y a provechando que ……has hablado acerca de Natalia, ¿vas a dejar todo así?, ¿no te vas a disculpar?, es decir tu y ella serán compañeras de trabajo, no seria bueno que tuvieras rencillas y mas por lo que paso últimamente. Ella trata de superarlo aunque ha sido muy pronto, además Judith por lo que veo siempre esta con ella.
-¿Por qué quieres saber?, ¿te interesa?-respondí dándome la vuelta para coger mi saco del respaldo de la silla- si es así creo que no tengo que decirte nada, además ya no me importa, así que si te retiras podre darme prisa para arreglarme e irme.
-Veo que no tienes ganas de conversar…..solo que no quiero que te pase lo de hace poco, espero…..no lo hayas olvidado; además el que te empeñes en decir que no te importa, significa….
-¡Te vas ya!-le grite precipitadamente.
Volví la mirada enfurruñada para ver como esta vez Vanesa cerraba la puerta y me dejaba sola, un sentimiento de angustia me recorrió cuando dijo eso y pensé si seria el presagio de algo mas molesto; moví mis muñecas ya que ahí se había paralizado esa sensación, trayendo consigo los recuerdos de esa persona.
Termine de arreglarme, teme mis cosas y baje por las escaleras. Un instante de curiosidad me detuvo cuando descendí al tercer piso, mire a mi derecha en donde se encontraba el corredor de ese nivel y consigo mi mirada llego hasta la última puerta que había en ese camino, la habitación de Natalia Merlo Mondragón. Me quedo unos minutos observándola-como lo había hecho la semana pasada-hasta que el abrir de una puerta de otra habitación dejo salir a dos chicas. Una de ellas de estatura grande de cabello rizado negro con lentes, la chica que se propuso como segunda al representar a las alumnas de primero y la otra muchacha…….no se que decir de ella, en si esa vez que la conocí no fue muy grato; quien diría que se convertiría en amiga de Natalia y que estarían en el mismo piso. Mi pequeño desliz cuyo nombre no recuerdo, así que pienso que no importa, pero lo único que sabia con certeza era que esa chica se ruborizaba e incomodaba indirectamente cuando yo estaba cerca de Natalia y ella estaba alrededor, aunque….era lo mas natural.
Ambas se dirigen a la puerta de la habitación de Natalia y la tocan y cuando se abre me escondo para que la persona que lo ha hecho no logre verme, y por unos instantes mi corazón se agita y latió con una sensación de adrenalina ya que pude verla por algunos segundos. Vuelvo a lo mío y bajo hasta la planta baja donde veo a Jimena con su grupo de amigas. Paso de largo sin devolverle “los buenos días” que me dijo y salgo del edificio para llegar a la cafetería. Mi asiento al lado de Brenda que ya tenía mi bandeja de comida, al lado tengo a Irais que me sonríe, le devuelvo la sonrisa como algo bueno que me sucedían en esos momentos. Y aunque ella sigue enamorada de mi, yo no quiero herirla dándole alas para que ella este así conmigo dado a que lo nuestro no pudo funcionar y ella trate de seguirme insistiéndome. La vista que desde que al ingresar a la academia Lillian siempre me ha recibido no ha cambiado demasiado.
Mientras me encaminaba a mi asiento veo del lado opuesto a Judith acompañada por Vanesa y otras integrantes del consejo; todas me ven, pero la única que lo hace con lastima es la misma Judith. Desde que la conocí siempre deteste esa mirada con el que me mira cuando logra lo que ella quiere.
Tomo mis alimentos y platico con Brenda que me incita a reír por sus comentarios algo secos, sin embargo esto no dura ya que mi mirada se dirige a la entrada por donde entran cuatro alumnas, la chica de en medio de estatura baja y cabello largo castaño claro atrae mi atención súbitamente. Un estremecimiento fortuito en mi corazón hace que se acelere mi pulso. Nuestras miradas se cruzan momentáneamente. Irais se da cuenta de esto y me rodea con su brazo derecho y me da un beso en la mejilla, para cuando logro reaccionar, y vuelvo la mirada discretamente ella ya esta sentada dándome la espalda. Algo sucede que me incomoda aun más, pero sigo sin exaltarme para no armar una escena frente todas las presentes.
Judith se levanta de su asiento y se dirige caminando hacia donde esta ella. Lo hace de una manera pretensiosa para que yo la vea, en este punto no se si lo que quiere es provocarme celos o solo quiere que yo sepa que ella logro conquistarla y que yo acepte mi derrota; algo muy infantil ya que yo fui quien abandono todo esto para que no estuviera con Natalia.
Veo que Natalia la invita a sentarse, la que le sigue es Vanesa que se sienta al lado de su prima, la compañera de habitación de Natalia y todas conversan. Las palabras de Brenda e Irais me entran por un oído pero pasan de largo sin ser analizadas y mi mente ordena responder por instinto.
Después una pregunta de Irais me saca de mi forma de observar atónitamente al lugar donde esta Natalia.
-¿Mónica, estas bien?
-¿Eh?, si por supuesto, no te preocupes, ¿Qué es lo que estabas diciendo?
-No, no estas bien-dijo Brenda- si lo estuvieras no estarías mirando a Judith y prácticamente maldecirla con la mirada porque ella esta con Natalia.
-¿Es cierto eso Mónica?-pregunto Irais.
-No, y la verdad agradecería no se metieran. Gracias por la comida-dije al levantarme cogiendo con una mano mi bandeja y con la otra mi maletín-así que te veo en clase Brenda.
Deje la respectiva charola en su lugar y camine algo insegura por en medio donde sabia su mirada se colocaría en mi espalda cuando pasara por su lugar, esperaba eso, pero lo que no concebía en mi mente fue que Judith me detendría cuando llegara cerca de ella.
-Buenos días Mónica.
Me quede quieta y mire hacia donde ella estaba sentada, las integrantes de la mesa guardaron silencio, era claro que quería humillarme, pero si yo pasaba de largo me hubiera quedado como la mas grande de las tontas al ser avergonzada por ella, ya que su única meta era hacerme sentir mal frente a Natalia.
-Buenos días Judith.
-Recibiste el mensaje que te mande a decir con Vanesa, ¿cierto?, espero que vayas, ya que tu serás la siguiente al mando y tienes que estar ahí.
-Si, ahí estaré -respondí- así que si me disculpan.
Y me retire caminando sin volver la vista atrás, sentí que mis piernas se doblarían de un temblor que las recorría al estar parada ahí, aunque no había podido conseguir su cometido, sentí que cada segundo en el que me encontraba platicando con Judith era para mi una eternidad y que el aura que se allegaba de Natalia parecían se agujas dentro de mi vientre.
Camine hacia mi edificio y subí hasta el cuarto piso, la clase de biología comenzaría en breve y si bien no era la única en el salón, me senté como siempre en mi lugar, saque el libro de texto y lo comencé a hojear, después fui arrastrada por esos pensamientos que me mostraron como había decidido por comentario de Brenda analizando mi pasado el alejarme de Natalia.

Texto agregado el 29-01-2010, y leído por 84 visitantes. (0 votos)


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