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Llovía, Lu trató de resguardar los papeles que acreditaban su filiación, no quería perder ningún dato ni aceptar del agua esa irrespetuosidad. Era tan fuerte el aguacero que la carreta, con el cajón funerario, se empantanaba. Debió bajar para guiar a los bueyes, empujar con ellos. Faltaba aún mucho camino.
Una semana atrás Wein había caído del caballo. En principio sólo pareció un simple golpe, pero por la noche la fiebre subió, tuvo convulsiones y ya no volvió a levantarse de su lecho, murió a la mañana siguiente. Wein no tenía novia, con sus 17 años era un muchacho inmaduro dedicado a los trabajos del campo y poco proclive a la vida social. Lu no permitiría que su amado hermano fuera infeliz en el más allá, el minghun(1) debía ser celebrado cuanto antes.
Por eso, al conocer la muerte de una joven quinceañera en la vecina aldea de Xidi, y una vez que su amigo Xian Yung negociara el contacto, no dudó en viajar hasta allí y coordinar la boda. Ahora llevaba a su hermano en un cajón, bajo la lluvia intensa, con dos días de muerto. No tenía más para ofrecer a la familia de la novia que la yunta de bueyes. Pensó en lo mucho que le harían falta después, pero Wein bien merecía presentarse con la dote.
La familia Kawii había armado el campamento al pie de uno de los montes sagrados Taishan, donde los poetas dejaran escritos en las piedras poemas épicos y de amor. Lu ya podía divisar dos carpas: la más amplia destinada a familiares y una pequeña para la intimidad de los novios antes del entierro.
Chu Kawii, padre de Mai, le dio un exagerado recibimiento. Estaba feliz de que su hija no pasara al otro mundo sin un compañero y estuviera ‘incompleta’ por toda la eternidad. Los bueyes aliviarían las tareas cotidianas, más allá de las reglas que envolvían la tradición, agradeció el sacrificio de Lu. Que un campesino tuviera como única dote a sus animales de trabajo y aún así los presentara, era considerado un gesto de respeto y buenas intenciones.
El rito fue al amanecer. La tormenta se había vuelto una llovizna ligera, casi como regalo de bodas. Hubo música, comida abundante y una sensación de tranquilidad en los familiares.
Mientras Em Kawii, madre, cantaba oraciones a Dizan Wang(2), Lu y la hermana mayor de Mai prepararon una cama de flores, colocaron velas flotantes sobre aceite, ubicaron los ataúdes uno junto a otro, los abrieron y perfumaron. La hermana menor cubrió los rostros de Mai y Wein con linos donde estaban las plegarias destinadas a Meng Po(2), bordadas en cabello. Después de que la última vela comenzara a arder, los novios quedaron solos en su carpa nupcial. Al mediodía los ataúdes fueron cerrados y sepultados juntos al pie del sagrado monte. Desarmaron las carpas bajo la lluvia, que otra vez, se descargaba impiadosa.

Lu observó el camino. Sería difícil atravesarlo sin los bueyes. A poca distancia de él, Chu Kawii, preparaba a la yunta para el viaje de regreso y lloraba.





Notas:
(1) MINGHUN: Tradición china basada en creer que si un joven moría sin haber contraído matrimonio no sería feliz en la otra vida y su alma no descansaría en paz.
(2) DIZAN WANG y MENG PO: deidades chinas asociadas a la muerte y la vida eterna.


Texto agregado el 15-01-2010, y leído por 415 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
14-01-2011 Tristemente dulce o dulcemente triste. Bello, donde sea que ubiquemos los adverbios. mariaclaudina
26-08-2010 Precioso, de una extraña delicadeza como una miniatura. Enhorabuena Egon
09-07-2010 Nos describes con gran claridad unas formas poco frecuentes en nuestro medio occidental. Es muy ilustrativa tu descripción y muy amena. inkaswork
26-06-2010 Buenísimo relato. ***** lagunita
25-05-2010 No gustal a este chinito que ponga fea Argentina, mejol lugales bonitos con almacenes lopa bonita y muchacha más bonita y culona, eh? marxtuein Aguardiente
19-04-2010 Me encantan las historias que nos llevan a otros mundos por un lado, por el otro habla de riqueza en los temas e ideas del autor y su búsqueda aunque, probablemente, haya que pulir un poquito la estructura de cuento. malaya
08-04-2010 Que extraño cuento, que extrañas costumbres, admiro en especial la atmósfera que supieron darle, se respira la cultura de la China milenaria con su mansedumbre frente a la adversidad, y al mismo tiempo el acomodamiento mediante ritos que permiten rectificar el destino. Un cuento notable, felicitaciones. loretopaz
13-03-2010 Muchas gracias por esta hermosa s letras que traen a nosotros costumbres que desconocía.Haciéndolo de una manera que despiertan el interés hasta de conocer aún más.Un placer haberlo leído y gracias por compartirlo.Miles de estrellitas y un beso, Ma.Rosa. almalen2005
03-02-2010 Eyyyyy maestra siempre me enseñas historias muy interersantes, me gusto mucho, mis******** nanajua
15-01-2010 Despierta interés desde lo informativo, en cuanto expone una costumbre oriental desconocida (por lo menos en mi caso) en nuestra sociedad. Creo que el texto resultaría más acabado si, al margen de lo señalado, configurara un cuento, con su conflicto y final faltantes. De todos modos, la lectura no defrauda, habida cuenta del buen idioma y el estilo llano y directo. Salú. leobrizuela
15-01-2010 muy interesante solrey
 
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