TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / ILARA / DOS SEMANAS

[C:437]

DOS SEMANAS

A través del retrovisor de su automóvil veía como se alejaba del "Paraíso". Con este nombre, Alba conservaría en el baúl de su memoria un lugar y unas emociones que jamás podría olvidar. En la lejanía, sentía la perdida de un verano inolvidable. Unas lágrimas rodeadas de melancolía rozaban suavemente su cara y caían sobre la comisura de sus labios. El sabor salado del lamento revivía intensamente las tardes y el ocaso en la costa, la brisa que tan dulcemente acariciaba su piel dorada todos los días, la arena que se pegaba a su cuerpo y que se desprendía con un refrescante baño en el mar.
La vuelta a la rutina se hacia pesada por el recuerdo de tan frágil estío. Con la vista oculta por sus gafas de sol, miraba el horizonte intentando no olvidar jamás el verano del 98. La inacabable carretera gris y el atardecer eran su única compañía hasta Madrid. En su cargador de Cd’s sonaba su música preferida, ambientando el regreso a la vida.
Sólo tenía dos semanas de vacaciones en Julio. El estrés del trabajo y la decepción de su última relación la ayudaron a planearse unas vacaciones tranquilas en un pueblo costero. Como guiada por un destino implacable, alquiló una pequeña morada a orillas del mar. Una vivienda rodeada por clones de casas idénticas del mismo color, con una gran terraza con vistas al mar. Llegó cansada. Sin deshacer las maletas, abrió el ventanal de la terraza, sacó una silla y se sentó a contemplar la unión de la arena, las olas y el cielo oscureciendo. Vio la luna brillar, creando en el piélago un camino de plata. Así pasaron las horas. El viaje, la tranquilidad y la armonía que le brindaba la naturaleza se apoderaron de ella. Un plácido sueño la convirtió en elfa de sus propias fantasías.
Juan, un nómada de la vida, llegaba poco más tarde de las dos de la mañana. Le habían recomendado este pequeño pueblo. Se hospedó en casa de su amigo Roberto. Lo primero que hizo al llegar fue salir al mirador y observar el abismo de agua salada en la oscuridad. La noche y el arenal hacían una combinación perfecta. Contemplando con alma de explorador su nuevo hábitat, encontró la silueta de una mujer… justo en la casa de al lado. Estaba encogida en posición fetal y dejaba entrever una mínima expresión de sus nalgas. Un deseo carnal se apoderó de él al momento. Imaginó la cara de aquella mujer y la hizo suya al instante.
Al día siguiente coincidieron en la piscina. Él le dedicó una sonrisa y ella desvió la mirada intentando disimular. Se sintió halagada por aquel desconocido. Comenzó a divagar e imaginar como sería el chico de la piscina.
Tumbada en el sillón de playa, cerró los ojos y se dejó acariciar por el sol veraniego.
- ¡Hola!… ¿puedo sentarme a tu lado?
Apartó las gafas de sol de sus ojos y lo miró sonriendo. Con un sí tajante dejó que aquel chico se sentara junto a ella. Pronto entablaron conversación. En seguida se dieron cuenta de que les unía un interés común por la música y el cine. Estuvieron horas y horas conversando en la piscina. Decidieron comer juntos.
Que bien se sentía. En menos de lo que esperaba, había encontrado a una persona capaz de hablar de cualquier cosa, por muy increíble que le pareciera. Creyó que sus vacaciones serían una cueva para olvidar su relación pasada. Postergó en su memoria a Andrés y el dolor que le causó verle con otra mujer. Se olvidó del estresante trabajo de la oficina, de su jefe dándole órdenes contradictorias a cada momento. Sin darse cuenta se olvidó de que tenía otra vida, y que solo disfrutaría de dos semanas. Se centró en Juan, aquel chico que también estaba sólo de vacaciones y que le brindaba una nueva ilusión.
Durante dos días fueron inseparables. Desayunaban juntos. Bajaban a la playa dejándose embriagar por el astro rey, la arena y el agua salada. Pasaban horas y horas hablando de actores y actrices, de producciones escandalosas, de directores decadentes y nuevas promesas del cine español. Compartían Cd’s y tarareaban juntos algunas canciones. En las siestas de tan hermoso verano, participaban del placer de la lectura. Intimaron. Ella le contó su traumática relación y él sus deseos de vivir locamente la vida. Le narraba historias de todos aquellos lugares que había visitado. Siempre sólo, esperando la compañía ideal que nunca llegaba. Le habló de Madrid, Barcelona, Bilbao, París, Roma, Sao Paulo, Londres… Ella lo miraba fascinada, su sueño hecho realidad por otra persona. Era tan buen narrador, que con tan solo cerrar los ojos se trasladaba a cada lugar sin necesidad de moverse físicamente. Creyó ser una trotamundos al igual que él.
Una noche, después de cenar, pasearon juntos por la playa. La luna era nueva. La brisa agradable. Caminaban descalzos por la arena húmeda. Las olas tímidamente tocaban sus pies a la vez que ellos sonreían. Entonces, él rozó suavemente su mano. Ella se volvió hacia él y fijo su mirada en aquellos ojos verdes que le hablaban de amor sincero. Hicieron del silencio un idioma diferente. Una jerga personal e inaccesible para el resto del mundo. Un lenguaje único para dos amantes que deseaban pronto crear otro dialecto. El lenguaje de los besos, de las caricias, la expresión de un amor que nacía entre dos almas sedientas de pasión. Sus labios se unieron. Sus brazos cobijaron sus cuerpos mutuamente. Sus dedos se ocuparon de viajar por todo su ser insaciables en su empeño. Y allí, frente a la luna como único testigo de aquel amor, con la arena de improvisado lecho y el mar ambientando el lugar con sus acordes de vaivén, hicieron el amor plácidamente albergando en sus cuerpos sensaciones jamás conocidas.
Juan se levantó muy tarde. El largo trayecto hacia Granadelles lo había dejado exhausto. Sin deshacer las maletas entró en la habitación y se tumbó en la cama. La silueta femenina que había visto en la casa contigua no se borraba de su mente. Cerró los ojos y pronto su cuerpo cedió al descanso diario. Al día siguiente bajó a la piscina. Muy cortés fue saludando a toda silueta femenina que luciese bikini. Miró a su alrededor intentando descubrir quien era su vecina de al lado. Una mujer que, sin saberlo, había sido poseída en sus sueños una y otra vez sin descanso. Juan se levantó sobresaltado y nervioso. Hacía años que esos sueños no le dejaban mal sabor de boca. La pubertad ya estaba lejos de su camino. Miraba una a una, muy fijamente, a todas las chicas, imaginando, con todas y cada una, una lujuriosa noche de pasión. La duda se hacía cada vez más insoportable: ¿Quién sería la inquilina de sus pensamientos?.
La única silla de playa que se encontraba disponible estaba justo al lado de Alba. Después de refrescarse con un estimulante baño en la piscina, Juan se acercó a ella.
- ¡Hola!… ¿puedo sentarme a tu lado? A lo que le respondieron con un simple sí. Entonces comenzó a leer el periódico que llevaba con él. El noticiero deportivo llamó la atención de Alba e intentó entablar conversación con él, comentando un partido de fútbol muy importante del día anterior.
- Increíble - pensó. Era la primera vez en su vida que una chica se interesaba por temas deportivos, siendo además experta en fútbol y tenis. Conocía a la perfección a los jugadores más importantes tanto nacionales como internacionales, las debilidades de los equipos que estaban en crisis, los puntos fuertes de los que estaban en la cima… Era capaz de recordar ilustres entrenadores y partidos históricos que describía con todo detalle, como un verdadero comentarista. Así, pasaron horas y horas.
Quedaron para cenar en un lujoso restaurante mexicano. Apareció luciendo un sensual vestido negro, dejando boquiabierto a su acompañante. Nuevamente deseaba aquel maravilloso cuerpo femenino. En la cena, y muy disimuladamente, no dejaba de mirar los pechos de su compañera de velada. Ella, halagada, sonreía a menudo y coqueteaba con él. El vino estuvo siempre presente en sus copas, gracias al intento de Juan por alegrarla demasiado. Al acabar la cena, él le propuso ser su postre. Ella soltó una carcajada y dijo:
- Pensaba que no me lo ibas a proponer nunca - El ego masculino se le subió a lo más alto. Salieron del Restaurante "El Charro" y decidieron tomar algunas copas en los baretos del lugar. Ambos perdieron la cuenta de las que llevaban. El ritmo de la música y el sonido de sus corazones acabaron dominando sus cuerpos. Decidieron pasear por la playa….
A las cinco de la mañana Juan se despertó con un gran dolor de cabeza y vio a su lado a una mujer. El cabello cubría su rostro. Las sábanas blancas apenas ocultaban aquel cuerpo desnudo. Sólo recordaba la salida del restaurante. ¿Cómo llegaron a su cama?. ¿Sería aquella chica tan buena amante como en sus sueños la primera noche?.
Alba despertó en la piscina totalmente abrasada por el sol. Se había quedado dormida. Al mirar a su alrededor vio al chico del "MARCA". Estaba totalmente inmóvil, con una mano apoyada en su boca y el periódico doblado encima de su abdomen. El resto de su cuerpo parecía una langosta, totalmente abrasado por el sol. Lo despertó y él se sobresaltó, cayendo el periódico al suelo. Quedó impresionada. Aquel chico tenía toda la cara roja excepto la zona de la boca. Claramente se distinguía el tono blanquecino de la piel por la señal de su mano derecha. Ella contuvo la risa. El resto del cuerpo también estaba quemado menos la zona del cuello, donde aparecía una raya blanca a modo de collar, y en la barriga, donde se señalaba un rectángulo blanco originado por el periódico. Juan nervioso, dijo que se había quedado transpuesto y que ahora tenía una insolación.
Ella lo invitó a su apartamento. Le ofreció un "after sun" para calmar los quemazones del sol. Pronto entablarían una conversación sobre cómo llegaron solos a Granadelles. De la belleza del lugar, de las zonas de ocio que ofrecía aquel pequeño pueblo costero. Hablaron de música, de cine y de deportes. Ambos se impresionaron al reconocer una parte de lo que habían soñado y como se transcribía en efímera realidad. Quedaron para cenar esa misma noche e irse a bailar a los chiringuitos de la playa a orillas del mar. Sin darse cuenta, disfrutaron de dos semanas y de un romance de verano muy diferente al que habían soñado.

Texto agregado el 05-09-2002, y leído por 575 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]