TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / borarje / Un Lugar cerca de ti (desenlace)

[C:429886]

Un Lugar cerca de ti (desenlace)


El descenso brincando entre rocas fue -como había sugerido Bertha- juego de niños comparado con la escalada anterior. No obstante, ambas mujeres estaban exhaustas y necesitaban tomar un descanso. Considerando las condiciones en que se encontraban, tomando en cuenta que un mal cálculo al saltar, un resbalón o repentina falta de fuerza en las piernas les haría caer hasta el fondo del cañón, decidieron hacer una parada cuando habían bajado unos 15 metros.

--En este punto no nos ve si se asoma desde la cima, pero nosotras sí lo veríamos a él. En caso que decidiera bajar podremos seguir sin ser vistas y así no sabría qué camino tomar –Explicó Bertha, mientras Patricia se esforzaba para jalar y exhalar aire tratando de normalizar su agitada respiración.

--¿Realmente estamos seguras aquí? ¿No sería mejor bajar otro poco? Ese hombre me aterroriza de verdad.

Con la mirada fija en el punto donde comenzaron a descender, por si aquel sujeto aparecía, Bertha respondió en actitud expectante.

--Recuerda que todo lo que bajemos lo tendremos que subir después y no será tan sencillo como el descenso. Mejor esperar a ver qué decide hacer... Es extraño, ya debería haber llegado, pero no veo que se asome.

Patricia dirigió su mirada al mismo punto y así permanecieron por largo rato. Un estado de tensión les embargaba lentamente.

--Esto me pone más nerviosa, preferiría saber qué se propone –Comentó Bertha con voz pausada, pensativa.

--Quizá decidió regresar, sería por eso que la nube de polvo se estaba disipando, quizá una descompostura en su vehículo...

--Como sea, me pone nerviosa no saber qué se propone. Bueno, cuanto más tiempo nos dé para descansar será mejor para nosotras.

Pasaban los minutos y el único cambio en la situación era que las mujeres se sentían descansadas, un poco más relajadas. Patricia se quedó mirando con insistencia a su compañera, no le quitaba la vista de encima. Al notarlo, Bertha hizo un ademán de extrañeza.

--¿Y? –Dijo Patricia a manera de respuesta.

--Y qué; qué te ocurre.

--Creo que es buen momento para que comiences a hablar, tienes mucho que contarme, estoy esperando.

--Antes me gustaría saber una cosa ¿puedo preguntar?

--Siempre y cuando sirva para que comiences a dar todas las respuestas que me debes.

--En realidad no creo que tenga relación una cosa con otra, pero de alguna manera tú lo has relacionado y eso me resulta extraño.

--Bien, pues pregunta.

--¿Quién es Aurora? Sé que es la mujer que te ha estado llamando, creo que te has sentido acosada por ella y hasta llegaste a pensar que ella te perseguía. ¿Es tu pareja sentimental o algo así?

--¡Pero qué dices! Aurora es mi hermana, yo soy heterosexual, nunca he tenido una mujer como pareja sentimental. ¿Entonces tú pensabas que yo era lesbiana? ¿Por eso lo que pasó en el bar?

--Confieso que sí lo pensé... Me lo hizo pensar la manera como te buscaba y tu malestar cada vez que lo hacía, luego pensaste que ella estaba aquí, acosándote.

--Pues no. ¿Recuerdas que te conté sobre la guía turística? Te dije que mi hermana y yo decidimos retomar el trabajo de nuestro fallecido padre; de eso se trata. Sucede que nunca nos hemos entendido muy bien, esta vez no podía ser la excepción, así que no nos poníamos de acuerdo sobre la manera de trabajar y no avanzábamos nada. Un día le dije se acabó, sigo sola, Tú haz lo que quieras por tu lado, yo haré las cosas tal como nuestro padre lo tenía planeado. Luego me llamaba y me pedía que lo pensara, que siguiéramos trabajando juntas, que no iba a permitir que me apropiara del proyecto, por eso me molestaba. Eso es todo.

--En ese caso, qué mal me vi, me dejé llevar por las apariencias. Juzgué sin tener elementos para ello.

--No me has contestado lo que pregunté. Lo que ocurrió en el bar fue porque pensaste que yo era lesbiana ¿es así? ¿Tú lo eres?

--No, tampoco lo soy, pero el pensar que tú lo eras, la emoción del momento, la música, sentirte tan cerca y cierta curiosidad que alguna vez tuve... Todo ello me envolvió y dejé que los sentimientos corrieran, luego me sentí muy apenada.

--Bueno, igual que tú, alguna vez sentí curiosidad, pero lo más cerca de experimentar ha sido lo que ocurrió aquella noche entre nosotras. Ya ves que no llegué muy lejos. Así que aclarado este punto ¿podemos pasar a lo demás?

--Yo estuve casada, ya lo sabes, pues lo cité antes. Con un hombre, desde luego. Antonio era mecánico en el pueblo, aprendió el oficio con Bulmaro y siempre trabajó con él. Era muy inquieto y renegaba por la falta de oportunidades en este pueblo. Cansado de la situación, un día se juntó con tres amigos y estudiaron el paso de un transporte de valores que cada semana se le veía por el pueblo. Planearon una emboscada en la carretera, pero las cosas no salieron como esperaban. Detuvieron la camioneta, amagaron y amarraron a los custodios y se hicieron del botín, según la empresa eran como 250 mil dólares entre efectivo y alhajas, Hasta allí todo iba bien, mas en la huída se toparon casualmente con el mismo policía que ahora nos persigue, los persiguió, le acompañaban otros dos hombres. Antonio y sus amigos se refugiaron en la mina con el botín. El agente pidió refuerzos y cuando llegaron él mismo entró a la mina con sus dos compañeros. Después de varias horas salieron diciendo que allí no había nadie, que seguramente escaparon por algún respiradero. Así quedó todo, se asentó en el expediente que escaparon con el botín.

--Supongo que tú no crees esa versión.

--Ni yo ni nadie, Ni Antonio ni otro del grupo se comunicó con algún familiar. Luego, una semana después de los hechos, los dos agentes que acompañaron a quien nos persigue murieron de manera extraña en un accidente mientras perseguían a alguien. Murieron calcinados y nadie supo a quién perseguían, no hubo reporte oficial, nada. Sólo una explicación. Al único que quedaba vivo, de los tres que entraron a la mina aquella vez, se le veía merodeando por el lugar, siempre trataba de impedir que alguien se acercara. Así surgió otra versión de los hechos. Suponemos que encontraron y acribillaron a nuestros parientes, luego ocultaron los cuerpos y también el botín para repartírselo en cuanto las cosas se enfriaran.

--¿Pero nadie hizo algo? ¿Buscaron por su cuenta?

--Claro que sí, recurrimos a la autoridad federal, vinieron y buscaron; los dueño de la mina proporcionaron los planos, durante una semana removieron todo, pero no encontraron indicio alguno. Se fueron y todo quedó igual. Nos quedamos con los planos y entre familiares de los desaparecidos organizamos otra búsqueda. Todos los días acudíamos y removíamos cada piedra, entramos a cada túnel y nada. Al poco tiempo comenzaron a llegar amenazas contra los que insistíamos en buscar y así se fueron retirando. Pronto me quedé sola en la búsqueda, hasta que me prohibieron acercarme al sitio. Nunca encontramos nada, pero yo estoy convencida de que los restos de Antonio y sus compañeros están allí. Puedo sentirlo cada vez que entro. La última vez que lo vi en vida, aquella mañana desconocía lo que planeaba hacer, sólo me dijo que haría un viaje, pero que pronto volveríamos a estar juntos, dijo que aún si yo no supiera en dónde estaba, él estaría pendiente de mí y que yo podría percibirlo. Y que llegado el momento se comunicaría conmigo para que fuera a su encuentro. Sé que no puede comunicarse conmigo, pero cada vez que ingreso a la mina lo puedo sentir, él está allí, trata de llamarme, trata de decirme aquí estoy, no te alejes... Y yo le digo, no me alejaré, aquí seguiré siempre cerca de ti.

Patricia escuchaba desconcertada, incrédula, pero al mirar los ojos de Bertha húmedos por las lágrimas, al sentir sus palabras sinceras, le resultaba imposible pensar en una fantasía.

--¿No será que te dejas llevar sólo por un sentimiento?

--Te voy a decir algo más. Hace un par de horas, cuando caminábamos a oscuras por esos túneles me guiaba él. Tomó mi mano y me condujo, de qué otra manera piensas que pude avanzar en esa oscuridad.

Una sensación de frío envolvió el cuerpo de Patricia.

--Tengo que encontrar sus restos, necesito darles sepultura, él me lo pide. Lo he sentido tratando de llevarme al sitio en donde está, pero en algún momento se pierde esa comunicación que logra conmigo. Esta vez, mientras nos guiaba hacia la salida ha sido cuando lo he sentido más cerca, pude sentir su mano tomando la mía. Lo imagino desesperado haciendo un esfuerzo superior para hacer contacto conmigo sabiendo que estaba en peligro, quería salvarme, quería salvarnos...

--Te creo, y juntas lo vamos a encontrar.

Patricia se acercó a Bertha y enjugando sus lágrimas la abrazó para transmitirle su afecto, para sanar aquel sufrimiento.


Pasaron las horas y sin dejar de abrazarse, ambas mujeres dormitaron a ratos. Nadie volvió a pronunciar palabra hasta que el sol comenzaba a desaparecer.

--Vamos, es momento de regresar arriba --Dijo Bertha mientras se incorporaba –Debemos aprovechar esta luz para subir. En la oscuridad sería muy peligroso.

En silencio fueron subiendo con alguna dificultad. Después de conocer toda la verdad, Patricia sentía algo muy extraño en su interior, era como una fuerza muy intensa. Cuando alcanzaron la cima se percataron de que no había más huellas sobre el piso que las suyas. Por alguna razón desconocida aquel hombre había abandonado la persecución.

--Tenemos muchos que caminar, pero llegaremos al pueblo esta noche.

Sin los rayos intensos del sol, un ambiente frío comenzaba a envolverlas.

--Bertha, te vas a helar, toma, ponte mis jeans.

--Ni lo pienses, yo estoy acostumbrada a esto y tú no.

--Bueno, un rato te los pones tú, otro rato me los pongo yo, así nadie tiene que padecer más. Por salvarme estás así, yo no puedo seguir tan campante.

--Anda camina, el movimiento me ayudará a entrar en calor. Mejor charlemos, eso también ayuda.

--En ese caso, qué te parece si me cuentas cómo te enteraste que estaba en la mina, por qué viniste.

--Bulmaro me fue a ver muy alarmado, me dijo que te dirigías sola hacia la mina, pero también me dijo que el agente te seguía, él lo pudo ver y supo lo que podía pasar. Tomé tu auto porque no había más y vine. Debes saber que uno de los desaparecidos es su único hijo.

--Y yo pensaba mal de él, no me inspiraba confianza, pero ahora resulta que le debo la vida, porque sin tu ayuda, nunca hubiera escapado.


La noche había caído. El frío calaba. Las dos mujeres apresuraban el paso para no perder el calor del cuerpo, pero el viento soplaba helado.

--Bertha, por favor, ponte mis pantalones, no vas a soportar.

--Estoy bien, sigue...

Patricia miraba a Bertha tiritando, sus piernas desnudas estaban amoratadas.

--¡Basta! Te los pones, no voy a permitir que sigas así.

--Dije que no, sigue caminando, adelanta, yo seguiré detrás de tí, más lento, pero seguiré, no te detengas.

--¿Crees que te voy a dejar sola?

--Es tu única oportunidad, sigue...


Cuando las esperanzas se apagaban ante aquel frío tan intenso algo percibieron al través de sus oídos. Un sonido muy peculiar. Por unos momentos pusieron atención y descubrieron en el cielo la luz de un helicóptero.

--No debemos confiarnos, puede ser aquel hombre –Alertó Bertha.

--No, no lo es –Respondió Patricia --Sé que no es él, lo presiento.

Con la lámpara que aún emitía leve destello hacía señas hacia el helicóptero, desde donde le enviaron la luz de potente reflector.

--¡Nos vieron! ¡Nos vieron!

--Ojalá no te hayas equivocado.

El aparato se posó en tierra a unos cien metros de ellas, quienes miraban tensas. Por un momento Patricia llegó a pensar que se había equivocado. Las sombras de dos personas se acercaban corriendo. Patricia abrazó a Bertha en ademán de protegerla. Cuando estuvieron más cerca reconoció a Aurora apresurándose hacia ella y llamándole.

--¡Aurora! ¿Qué haces aquí?

--Cuando me llamaste tan alterada supe que estabas en peligro así que acudí a la policía. Rastrearon las llamadas y las ubicaron en este pueblo. Vinimos de inmediato. Desde allí te llamé la última vez. Pronto dimos con un mecánico que nos contó todo y les buscamos desde temprano. La policía ya arrestó al sujeto que les perseguía, lo interceptaron cerca de un cañón. Sólo faltaba encontrarles a ustedes. Me alegra tanto que estés bien.



Epílogo

--¿Ya te vas? ¿Te vas esta mañana?

--Sí, ahora que terminaron con mi auto debo volver al trabajo. ¿Estás segura de que quieres quedarte aquí?

--Muy segura. El haber podido sepultar a mi esposo me despojó de una gran carga. Además, aquí hay mucho que hacer. ¿Has notado lo animados que están todos en el pueblo con el proyecto de la mina y la estación del ferrocarril? Nunca me iría en estos momentos. No puedo dejarlos solos ahora que las cosas cambian.

--Estoy segura de que van a tener mucho éxito. Y no dudes que estaré aquí el día de la inauguración, así que mantenme informada.

--Patricia, han sido unos días maravillosos, especialmente esta última semana.

--Una muy grata experiencia, diría yo. No sé si la repetiré alguna vez, pero si fuera así, sólo sería contigo.

Con sus labios, Patricia buscó los de Bertha y se unieron en cálido beso. Luego se levantó de la cama mostrando toda su desnudez para dirigirse a la ducha. Bertha permaneció acostada, pensando en todo lo que habían vivido en las últimas dos semanas, desde aquella tarde cuando por vez primera sirvió a Patricia una hamburguesa y una Coca Cola.

Cuando Patricia volvió a la habitación estaba lista para partir.

--Bertha, siempre te recordaré. Eres una mujer maravillosa.

--Qué puedo decir de ti. Haberte conocido ha sido lo mejor que me ha ocurrido después del día de mi boda.

Patricia tomó su equipaje y salió. Desde la ventana, Bertha miró aquel auto deportivo alejándose por el polvoriento camino.


FIN





* En Cancún, costa mexicana del Caribe.

Texto agregado el 05-11-2009, y leído por 451 visitantes. (31 votos)


Lectores Opinan
13-03-2010 Bellas letras. me gustò louyann
13-02-2010 Hola!!! Buenas noches!!! Hermosas letras y si, es cierto, nunca es tarde para llegar a conocerse totalmente. Te dejo mi saludo y por supuesto, todas las estrellas. María.- Maria-del-Mar
13-11-2009 El final de esta tremenda aventura, y yo sin leerla. Creo que Sofiama acierta en su comentario con el mensaje que transmite esta aventura: las apariencias engañan. Toda esta aventura, como la vida, se hubiera liado menos de haberse aclarado algunos malentendidos ¿no? Un abrazo y miles de estrellas. maravillas
07-11-2009 Siento una pena tremenda de que se haya terminado este cuento!!! Pero bueno, seguro nos sorprenderas con otros iguales y mejores, si es que es posible escribir cosas mejores!!! ***** MariBonita
05-11-2009 ¡Qué buena carta bajo la manga, el vínculo de Patricia con Aurora! Genial, de toda genialidad. Eso es un tiro de gracia a la expectativa de los lectores en una buena narrativa. Nunca imaginé un desenlace como el que presentas. Ha sido un buen giro de tuercas el final. El mensaje del epilogo muy humano: nunca se es tarde para conocerse a sí mismo. Me gustó y la pasé súper. Un abrazo. Sofiama
Ver todos los comentarios...
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]