Me he quedado dormida entre las plumas
oscuras y azulosas de la muerte,
y sumida en el sueño eternamente
vivo ahora entre céfiros y brumas.

Me he perdido en el vasto laberinto
hondo y magno como la lejanía,
mi estado natural es la agonía,
la bóveda celeste es mi recinto.

Me he mirado en la pálida humareda
tenue y gris de un antiguo funeral,
soy del eco una música ancestral
y el dolor incesante que se queda.

Me he soñado en los labios de un suspiro
que carcome y se entierra hasta los huesos,
soy la magia perdida de unos besos
que son nácar, son ámbar y zafiro.

Me he dormido en la eterna madrugada
de unos ojos que lloran y se quejan,
soy las olas que rugen y se alejan,
una estatua de sal petrificada.

Me he empapado de magia y de misterio,
un secreto insensato de verdad,
soy espectro en la luz de eternidad,
una tumba en un triste cementerio.

Me he llenado de sueños muy profundos
para ser ilusión y fantasía,
soy la risa inmortal de la alegría
y la duda constante de otros mundos.

Me he quedado dormida entre mis versos
para estar a tu lado eternamente,
soy la voz del pasado en tu presente,
tus sueños insensatos y perversos.

Halfas ° Dimarceleit