Como en todas las ciudades y comunidades del mundo entero, surge el amor, que palabra tan hermosa en oídos ajenos, por qué en los míos ésta palabra los hace sangrar. Para mí el amor dejó de existir como hace un año, cuando la persona que más amé, me hirió de la pero forma y no me lo explicó.
Cuando estaba por salir de la primaria, conocí a un chico lindísimo y entablamos una excelente amistad, tan linda que sentía que daría la vida por ésta, él era mí confidente, siempre le contaba todo lo que sentía, mis temores, alegrías, etc. y él por su parte hacia lo mismo. Pero fue hasta que entré a la secundaria cuando descubrí que sentía algo más por el. Y una noche fue llorando a mi casa a decirme que su padre lo intentó violar, yo sentí que la sangre me hervía de rabia, no sé como su padre pudo hacer eso. Le secaba las lagrimas del rostro y sólo quería decirle lo que sentía por él. Pero me abstenía. Mira Carlos una nunca sabe lo que pasa por la mente de las personas, pero lo que hizo tu padre no tiene perdón alguno, vamos a denunciarlo, pero no me hizo caso y lo único que me dijo, fue que era su padre y que no le podía hacer algo así.
Esa noche me dio las gracias por estar en todo momento con él, me tomó las manos y me besó tiernamente, me sentí en le cielo. A l otro día me dijo que me quería, me pidió que fuera su novia y sin dudarlo acepté.
Fueron días, años, los que compartimos juntos, al entrar la preparatoria, el se marcho de su casa yéndose a vivir con su primo Joel, él me resultaba algo extraño pero nunca le comente eso a Carlos.
Un día me dijo que comenzaría a trabajar en una tienda de ropa, pero como modelo y si que merecía tal trabajo, ya que era muy apuesto, con un súper cuerpo que la verdad, hacía andar mis fantasías más eróticas.
En ocasiones lo acompañaba a sus pasarelas, donde resaltaba su gran atractivo, pero lo que más me volvía loca, era la forma de cómo hablaba de la vida, la forma en que me hacía ver el amor que sentía por mí. Una noche cuando cenábamos en su departamento le dije - ¡ Te amo! el simplemente me beso y me contestó eso espero mi amor, lo bese cayendo en un juego de caricias haciendo explotar mis reprimidas pasiones, entre sensación de dolor y placer, me sentía llena de energía él temblaba completamente haciéndome ver que estaba apunto de estallar, al despertar entre sus brazos me sentía muy feliz. Cuando Carlos despertó me dio una leve sonrisa y un beso en la frente.
Cuatro meses después, casi para entrar a la universidad me dijo que se iría a Paris, por qué lo habían contratado para seguir modelando, lo único que le dijo, - Si es lo mejor para ti te apoyo y estaré a tu lado. Él me dio uno de eso beso que me volvían loca, me dijo salgo mañana. -¡Que! ¡Mañana! ¿Por qué tan pronto?, Que no me pensabas decir, sólo bajo la cabeza, diciéndome, eres el ser más hermoso que he encontrado, espérame que volveré, para seguir contigo, solo serán 3 o 5 años aún no sé muy bien.
Hacia un año que emprendió su viaje y cada mes me enviaba postales, perfumes y cartas diciéndome lo mucho que me amaba, yo acá sola y extrañándolo como una loca. Cuando miraba pasar el tiempo sin él, me deprimía mucho, pero trataba de seguir con mi vida normal.
El tercer año de estar alejada de el creí que no volvería, sus cartas era constantes pero no con la misma emoción de las anteriores, eran un tan frías. La ultima vez que recibí una, decía, - el próximo año estaré por allá visitándote, me notaras algo cambiando, pero lo más importante es que te aprecio, ya no te amo...
- ¡ Órale cabrón ¡ sal de mi cuarto y déjame estar un rato sola, ¡si!...
- Pinché amargada ya olvídalo...
En que me quede, es que el cabrón de mi hermano me interrumpió, pero deja sigo grabando...
¡Ya no te amo... ! Fuera las palabras que me destruyeron, ya jamás le escribí me sentía defraudada y la verdad no lo entendía.
Hoy hace un año que no le escribo y menos que leo sus cartas.
- ¡Güey... güey te llaman!, Otra vez mi hermano, ¡cómo chingas, gusano!. ¿Quién es, demonios?, ¡ Carlos! es Carlos...
- ¿ Que? ¡ No mames! En serio...
- Te lo juro babosa, es él.
- No manches que querrá... Bueno... ¿ Que quieres Carlos... ? ¡La verdad no quiero hablar contigo!
- No mames, por que me quieres ver, pues yo no, no insistas no te quiero ver, ya que me duele hacerlo.
- ¿Qué? No, no vengas... es mas has l oque tu quieras...
- Ingasú, este güey ya me colgó, apenas que le iba a preguntar cuando había llegado.
- Ahora hasta loca éstas, hermanita.
- ¡Cállate pendejo, ya no me estés chingando... !
- ¿ Que voy ha hacer cuando llegue?... Hay dios que haré...
Ring... ring... ring...

- ¿Que pedo, será él?... Deja ver.
- ¡Hola!...
- Mm... ¡hola! Si, que se te ofrece.
- ¿ Que no me reconoces? Soy Carlos...
- ¡Que! No manches... esto es una broma de mal gustos ¿verdad? No mames... por qué, que te hiciste...
- Lo que pasa que me di cuenta que soy...
- Mejor ni lo digas, que ya me di cuenta, ese cabello largo y sedoso, la forma en que estás maquillado, hasta te vez mejor que yo, hasta tienes en la baba a mi hermano, la verdad, esta te vez mejor que yo.
- Baboso cierra la boca, no te vallas a tragar un mosca..
- ¡Enserio! Por eso te quiero...
- Ja... ja... ja... me quieres según tú, pero me destrozas el corazón. Es mas, esto sigue siendo una broma ¿verdad?
- ¡ No! Te juro que soy yo... mírame bien.
- Por qué no me lo dijiste antes, yo te amaba, pero ahora que te veo, con esos enormes senos. Pues que mal... ¿ Qué mal viaje? En serio ¿ Qué mal viaje? Carlos.
- Sabes ahora mi nombre es Carla.
- No mames, que mal viaje, no... tú no... de seguro que Joel también lo es ¿verdad?
- Si, el también lo es.
- Por eso no me latía tu primo, siempre me dio mala espina, pero sabes mejor vete, por que no quiero verte... así no quiero verte.
- Pero deja te explicó, déjame decirte por qué me paso esto, por que lo hice.
- Si no te vas tú, mejor me largo yo, adiós Carlos o Carla, o como demonios te llamen.

Sentada aquí en mi puente favorito, corriendo tan rápido las grandes corrientes de autos, por el río oscuro de asfalto y con el corazón destrozado solo digo. – Carla por que existías...
No tengo mas ganas de vivir, parada a la orilla de mí río de asfalto y con Carla, tras de mí gritando ¡no saltes... ! solo me resta decirle...
- No te preocupes sabré nadar a la otra orilla...