A veces te comparo con la luna.
Tan hermosa, tan impredecible, tan callada, tú eres casi igual.
Lo de hermosa nunca te lo quitaré al igual que a la luna jamás se lo reprocharé.
Tan impredecible como la misma luna que a veces de una forma u otra, así como tú, a veces tan linda y cariñosa, y otras necia e insoportable.
Tan callada, siempre lo has sido y tan linda que te ves así con la boquita chiquita que a mí me gusta.
A veces no sé si soy yo quien imagino tu cara reflejada en la luna, pero me agrada el hecho de subir la mirada noche a noche para acordarme de ti, viendo ese resplandor luminoso que llega a mi cara y me hace sentir tan feliz como si te tuviera aquí…