Sol de invierno

Sol de invierno, que ilumina efímeros momentos,
Que juega ágil con el viento;
Canta tímido en la lejanía precisa.
Calmas de empellón las miradas perdidas,
Las verdades abiertas y los finales sucumbidos.

Tus sólidos rayos entre salen por sorpresa;
Vienen y me ofrecen tus brazos largos y dóciles,
Aquellos que me envuelven y que luego se transforman en esencia que se esfuma en un efímero e inocuo escenario.

Pues, son tus ojos los que engañan despiadadamente,
Los que intrigan e hipnotizan.
Añorado en sueños es tu aroma y sin concernirte esto,
Tu calidez duerme en arrullo en cuna de azahares,
Despreciando al sólido miedo, mientras
Tu rojo encarnado calla lentamente como si estuviese muerto.

Apareces admirable y te desapareces; te emerges en mis ojos ilusos;
Sencillo y honesto; sabio, compartes tu deleite,
Vas callando al viento irónico y fulminas los llantos sempiternos;
Entregas con certeza el sentido a los sentidos,
Vas corriendo con ligereza y sin destino,
Vas durmiendo en el misterio y sollozando en silencio.