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Lo que esta entre ­­­­­­"lalala" Es parte de una canción.



Un dulce descanso



Para todos era un día normal... pero ella lo sentía algo diferente. Sí bien la semana no había sido la mejor, aparentaba estar feliz ante los demás, sonriendo, riendo, y ansiando festejar su anhelado cumpleaños... como había sido siempre esa simple máscara que logró engañar a todos, excepto a su madre.

Todos pensaban que era una chica normal, alegre, y con una buena familia de alta posición económica; nadie sabía su triste verdad nadie la llego a conocer de verdad.

Micaela, ese era su nombre, una chica de pocas amigas pero que lo valían en oro, temerosa, sencilla, algo tímida, soñadora, pero a la vez muy cariñosa con quienes realmente la querían. Era cierto que sufría varios prejuicios, su relación con sus compañeros de clases no era muy buena, era humillada por ellos pero fingía no darle importancia, también tenía mala relación con algunas personas del barrio no era que ella fuera peleadora, solo que la falsedad y las mentiras, no las podía soportar.

Ante los ojos de todos Micaela era en el colegio, como la consentida de los profesores, en su casa, como la hija más preferida, en el barrio, como la chica más buena y dulce, con el resto de sus familiares, como la que mejor se portaba y era incapaz de hacer algo mal... abatida y ilusa realidad ella solía pensar. ¿Hasta que punto lo que vemos es verdad? Estaba cansada de la vida, de esas tristes rutinas, del desprecio de sus compañeros, de ver tanta falsedad en las personas que la rodeaban, de las discusiones familiares que parecían nunca terminar, de sentirse sola sin nadie que la pueda acompañar, y de todas esas cosas que nunca terminaría de nombrar... esa felicidad que siempre mostraba, en algún momento fue verdad, pero hace un tiempo que había empezado a aparentarla.

¿El sentirse cansada de la vida y sola nos llevan a la locura? Era un pensamiento que hace tiempo mantenía. Locura, que significaba esta palabra... al buscar su definición encontró un muy interesante y peculiar "Loco: Persona que vive en su propio mundo, aislado del resto. En otras palabras, aquel que es diferente del resto de las personas y rompe con las rutinas que hacen los demás, creando las suyas", capaz sea por que la saco de un sitio de Internet que esa definición la desconcertaba, pero en esos momentos no interesaba. Desde que había planeado terminar con esa tortura, a lo que la mayoría llamarían "vida perfecta para ella" había pensado si en realidad todo esto no era una verdadera locura o sino estaba loca, pero luego de reflexionar llegó a la conclusión que si estaba o era una verdadera LOCA, bueno así sería, pero no quería vivir más y sentir aquello que a cualquiera entristecería.


Particularmente ese día, al igual que el anterior todo le había salido mal. No es que eso lo llevara a los extremos, solo que era el claro ejemplo de lo que para ella se venía repitiendo hace ya varios meses. Quería olvidarse y no sentir más, disfrutar de paz para poder volar como cuando escribía, y viajaba a través de sus locos relatos, olvidarse de las personas y encontrar su lugar, era una idea absurda pero para ella esa era la única solución.

Era un viernes 11 de abril, donde el otoño parecia reflejar en sus hojas caídas lo que realmente Micaela quería. Faltaban siete días para su cumpleaños, para poder tener 16 años pero era un detalle menor dado que ne sus planes esa fecha no interferiría para nada... Estaba cansada de esa dura mañana sin poder resistir más, necesitaba ir a un lugar donde poder reflexionar, aunque éste ya era un habito que tomo desde algún tiempo, pero por suerte faltaban pocos minutos para terminar la clase. Sus amigas le notaron extraña durante todo el día, pero se tranquilizaron al saber que simplemente se sentía un poco mal. Sin decir nada más se despidió de ellas, diciéndoles lo mucho que las quería y lo importante que eran, lo consideraron como un pequeño momento de nostalgia hacía aquellos días en los que eran chicas... pero para Micaela ese era el triste comienzo de la despedida, no triste para ella misma, sino para quienes sinceramente la querían.

No merecían pasar por ese triste dolor, pero tampoco Mica necesitaba pasar por ese sufrimiento y sí necesitaba ser un poco egoísta, para pensar solo en ella.

El viaje de vuelta a su casa había sido como cualquier otro, las mismas personas viajando, el mismo chofer, las mismas calles, todo estaba en su lugar de donde se observara, solo había una pequeña diferencia, y era esa mirada de aquellos ojos tristes que guardaba todo en su recuerdo como si aquello fuera su último momento de poder vivirlo.

Llegando a su casa, volvió a su realidad. Pequeños suspiros se escuchaban al pasar. Saludo normalmente, hizo los quehaceres de la casa, converso con su familia durante el almuerzo, todo como hacía rutinariamente. Con esa mirada perdida de quien busca su lugar, entro en su cuarto y empezó a escuchar esa canción que le traía recuerdos "Nobodys home - Avril Lavigne", la primera canción en inglés que fue su favorita hace algunos años atrás. Luego se fue a buscar a su cajón algunas hojas, las que más le gustaban a ella esas que solo se usaban en ocasiones especiales, agarro su bolso, su mejor lapicera y se preparo para salir a dar una vuelta. Habiendo avisado a su madre que saldría comenzó a caminar y partió sin decir más, su madre sabía que Micaela estaba triste que le pasaba algo más, algo que callaba y a nadie quería contar.

"Ahora no estas aquí, ahora no estoy aquí. Pero el silencio es la más elocuente forma de mentir" ¿Qué pasa con esos silencios que delatan a simple vista algo más?¿Con esas palabras no dichas que se tienen que guardar?¿Con las sonrisas fingidas de una vida perfecta ante los demás?¿Qué se hace cuando uno no aguanta más? Eran preguntas que no la dejaban descansar, pero igual buscaba la manera de poder reflexionar. Lo tenía decidido, no iría a cambiar... ese era su nuevo destino, su verdadero lugar, uno que le ayudaría a encontrar nuevamente la felicidad.

Dio un par de vueltas, en esa plaza, en las que varias veces fue humillada y por vergüenza decidió callar, camino y camino recordando los buenos momentos de su vida y preguntándose ¿Cuándo todo logró cambiar? No, en realidad eso ya no importaba eran pequeños detalles a los que no les daría mucha importancia. Levemente giró, para así tener una vista de toda la plaza... donde vio los árboles con sus hojas caer, los asientos abandonados y vacíos por lo deteriorados que estaban sin personas que quieran sentarse en ellos, el escenario y sus escaleras, y por último el círculo que había en el centro que parecía unir toda la plaza. Lentamente se dirigió hasta las escaleras, y miro con pesadez el escenario, deseando que algún día lo terminarán de arreglar definitivamente, guardo en su memoria cada imagen que veía a su alrededor como de quien llega de otro país y mira asombrado intentando guardar por siempre esos recuerdos.

Saco una carpeta con sus hojas, la lapicera y una rosa que recogió por el camino... comenzó a escribir las cartas para las personas más importantes de su vida y también para los que no del todo lo fueron, entre ellos, sus tan queridos y preciados padres, sus pocas pero muy valiosas amigas, sus dulces y terribles hermanos-sonriendo ante este recuerdo-, sus alegres familiares, y ¿porque no? Sus compañeros de clases, si bien es cierto que no se lleva bien del todo con ellos pero, en fin, con ellos había vivido y compartido "para su suerte o desgracia" su niñez y adolescencia, también su último relato... en éste contaba su triste vida, su triste verdad, la agonía que sentía al tener todo que callar y fingir con una sonrisa su triste infelicidad, también sobre su último día de vida y el porqué de lo que hacía. "Perdida en el abismo... de una mano sin final".

A cada carta escrita, una nueva lagrima lograba escapar, seleccionaba las palabras justas para aquello tan especial, era inmenso el dolor que sentía al escribir, no pudiendo contener las lagrimas, nunca imagino que sería tan difícil intuyo que lo era pero nunca en que medida. Algunas que otras lagrimas lograron mojar una carta, suavemente empezó a sacar los pétalos de la rosa, esa que tanto le gustaba, y comenzó a introducir un pétalo en cada sobre, ese era una pequeña marca de ella de los pequeños detalles que solía tener.

En el camino a su casa, miraba todo al pasar despidiéndose con la mirada lo inevitable que llegaría a pasar. Siendo el atardecer testigo de esa última caminata. Miró esa casa que siempre le trajo curiosidad, y sonrió levemente al recordar cuando de pequeña intentaba averiguar que misterios tendría.

Dentro de su casa, fue a su habitación diciendo que estaba cansada y necesita dormir. Puso una de sus canciones favorita"Cuidándote-Bebe", esa que a todos hacía llorar pero que lograba sacarle una inmensa felicidad, ya que se identificaba en las letras de aquella triste canción y se le hacía recuerdo a la persona más especial de toda su vida.

Acomodo las cartas sobre el mueble a simple vista junto con unas fotos en las que estaba, con amigas, familia, familiares, y compañeros, dejando esto fue a la cama donde ya su destino se hallaba.

A medida que la canción avanzaba y antes de ir junto con su plena felicidad decidió cantar suavemente esa canción, que le llegaba al alma, que la solía identificar, que simplemente le podía llenar ese vació que el tiempo no pudo dejar atrás, en la cual encontró que en su locura no estaba sola sino que había alguien más, ¿Qué pasa con esas palabras que nunca dijo?¿Con aquellos silencios que siempre callo?¿Con esos sentimientos que nunca expresó?¿Con esas preguntas que nadie le respondió? Eran dudas que para siempre le quedarían, misterios que jamás le responderán, pero en ese momento ya nada parecía importar.

Era lo bastantes miedosa como para terminar matándose de maneras dolorosas, por lo que una vez escucho hablar sobre unas pastillas que en exceso lograban la muerte y así perder todo contacto con esta vida. El momento había llegado no se podía hacer esperar más. Con sus ojos tristes dio una última mirada a su habitación... se fue lentamente metiendo dentro de la cama, se tapo con la frazada y tomo las pastillas. Su verdadero momento, por fin había de llegar. Esperando la verdad, ese toque de felicidad, transcurrido algunos minutos vivía los de agonía y dolor era el efecto de las pastillas que comenzó a surgir. Ese era el precio que debía pagar para su nueva felicidad. Sonrío, como nunca antes lo había hecho, con una sonrisa transparente que mostraba los hechos, sentía marearse para luego poco a poco perder la conciencia y estaba feliz, así que cerro levemente los ojos queriendo descansar, ya estaba cansada de su vida no la podía vivir más, y esa era la única manera de encontrar algo de felicidad."Los ojos han cerrado para no afrontar". Ante sus tristes ojos su último mirar fue una rosa roja, un poco marchita que a los pétalos dejaba caer.

Pasadas las horas la madre de Micaela se preocupo. La llamo varias veces, al ver que no respondía entro en la habitación, ahí estaba... su dulce y joven niña, la luz de su vida, la razón de su existencia, y lo vio, su cuerpo frío, quieto, con sus ojos cerrados y esa sonrisa satisfactoria, lo único que pudo hacer fue gritar del dolor para largar un llanto desconsolado preguntándose que paso. "Me cuesta abrir los ojos, y lo hago poco a poco...". De repente el resto de la familia estaba ahí, no podían creer lo que veían parecia que sus ojos le mentían... después de un rato encontraron las cartas y entendieron un poco más la situación. Capaz era un simple consuelo pero que igual no los lograba calmar, su sonrisa intacta demostraba la felicidad que había sentido Micaela en ese momento, en cual viajaba en su propio sueño, su propia felicidad, lo que ella misma elegía para poder volar.

La carta que recibió las lagrimas, la única que las pudo conservar, ese pequeño rastro que demostraba que no fue tan fácil como parecía, era la carta de la madre... con mucho dolor y pesar. En sus tristes palabras le dejo una canción, que a pesar de ser triste lograba tener un algo conciliador. En donde la madre levemente cantó un pequeño fragmento que resaltaba del resto,e invitablemente las lagrimas volvían a salir:

Despacito, cuando tu dormías
Ella te hablaba, te preguntaba, te protegía.

Ella prometió darte todo,
Pero solo pudo darte lo que tuvo.
Para ti lo más hermoso era amanecer junto a sus ojos, Iluminando el mundo.

Pero los pájaros no pueden ser enjaulados Por que ellos son del cielo,
Ellos son del aire, Y su amor es demasiado grande para coartarlo.

Volaste alrededor de la luna con ella,
Le pediste que nunca se fuera,
Y ella respondió:
Mi amor siempre estará cuidándote.

Y la dejaste volar,
Y tus ojos lloraron hasta doler,
Pero solo tu sabia que así tenía que ser, Que así tenia que ser.

Ella prometió darte todo,
Pero solo pudo darte lo que tuvo,
Para ti lo más hermoso era amanecer junto a sus ojos Iluminando el mundo.

Pero los pájaros no pueden ser enjaulados Por que ellos son del cielo,
Ellos son del aire, Y su amor es demasiado grande para coartarlo.

Y la dejaste volar,
Y tus ojos lloraron hasta doler,
Pero solo tu sabia que así tenía que ser,

Y la dejaste volar,
Y sus ojos lloraron hasta doler,
Pero solo ella sabia que así tenía que ser,

Y la dejaste volar,
Y tus ojos lloraron hasta doler,
Pero solo tu sabia que así tenía que ser, Que así tenia que ser.

Su hija eligió su propia decisión, aunque nunca entendió bien el porqué no lucho, pero no quedaba mucho por solucionar más que conformarse. Su dulce Micaela, simplemente encontró su felicidad cuando logro descansar.

Ese relato, esa última historia era su verdad, algunos no lo podían creer y otros no podían evitar sentirse mal. Los padres siempre pensaron, inevitablemente, si lo hubieran podido evitar ¿Fue culpa de ellos por no ayudarla a luchar?¿Culpa de Micaela porque simplemente no resistió más o del mundo en que vivía que a esos extremos la logró llevar?¿O quizás era que el cansancio de esta niña simplemente pudo más? De quién fuera la culpa, en estos momentos, era lo menos importante.

La culpa no era de ellos, ni de nadie más... era solo una chica que deseaba descansar y en sus últimos momentos encontró su felicidad. Escuchando esa canción, la que a todos ahora producía más dolor... era la melodía con la que decidió morir, el último sonido que a sus oídos pudo venir.

Cada 11 de Abril se ven las hojas caer, aquellas con las que una vez Micaela logró crecer. Se recuerda su muerte con tristeza y dolor, pero con el consuelo de que según ella morir fue lo mejor. En su recuerdo se pone esa canción, la que la hizo feliz y a su vez todos rompió el corazón.


Fin.


Texto agregado el 10-10-2009, y leído por 76 visitantes. (0 votos)


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