Cuando no estás el mundo se reduce tu ausencia ... a tu ausencia acomodada en el espacio que reservo para ti, justo al lado de la nena que obstaculiza la vista a una fracción de la ciudad.

Me desvelo. Sigo el movimiento de las sombras dinámicas que danzan a la par con mi razón, para añadir pasión, para restar ansiedad, esas sombras que se mueven a una velocidad casi irreal para darle importancia a la luz ausente, para ausentar el color, para recordar la ausencia... ausencia... tu ausencia, de ella vivo hoy...

... y me pierdo... me pierdo en la sensación de estar a tu lado... de estar al lado de tu ausencia delineada por manchitas de colores.

Mis pupilas se desprenden de las sombras y siguen las manchitas de colores,esos residuos de luz que coleccionan mis ojos, y estas siguen a mis pupilas, y justo en el espacio vacío se posan para formar un holograma de tu presencia, de una historia que no se parece a la nuestra porque... estás conmigo en ese momento... así como lo estás cada noche en los recuerdos inexistentes de nuestras conversaciones... así como lo estás en cada lugar del sendero que recorro para estar contigo... así como lo estás durante las horas que me siento en esa cafetería... en el olor del café ... en la música de fondo... en la silla vacía que casualmente está mirándome de frente... pidiendo que crea que estás allí.

La cuestión puede ser de engañar a la mente... tocando lo que no es táctil, sintiendo donde no hay sentidos, creyendo donde no hay argumentos, queriendo un corazón distante... retando al sentido común, escupiendo a la tierra celeste, viviendo de nada que sostenga lo que es obvio.Si es así, felizmente engañada vivo ... hasta encontrar una conclusión... una respuesta a la que no se le genera pregunta, porque sonaría tonta. ¿Por qué te quiero?... te quiero porque no hay respuesta... y porque sin embargo la pregunta suena obvia, te quiero porque te veo en manchitas de colores... porque bailas con las sombras veloces de la oscuridad ... y porque hueles a café que produce el bello insomnio que me hace percibir lo que hoy escribo. Te quiero porque alguna vez caminaba por un bosque seco y de repente los árboles comenzaron a crecer... te quiero porque así lo quiso tu inconsciente cuando creó algunos árboles...

Me quiero hoy solamente por quererte a ti.