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Inicio / Cuenteros Locales / EL_RETO_GANADORES / Super Reto celebración de la página de los cuentos PROSA, Menciones especiales: Poirot,Dasumar,Rene Ghilain y Divinaluna

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Poirot con Bésame ya

Esperé unos instantes antes de que se abriera mi libro de visitas.
Llevaba poco tiempo en la página y apenas intervenía.
Algún poema colgado de la “bio”, la lectura intermitente de
algún foro o puntuar algún cuento constituían toda mi
actividad en la página. Leí el único mensaje que
tenía advirtiendo un cosquilleo en la nuca. Un lacónico
privado: “Ven, te espero” aparecía ante mis ojos. No conocía
al remitente pero su nick, “Bésame” me resultó sugerente.
Dudé antes de responder pero la curiosidad fue mayor. Cuando se
abrió el libro de “Bésame”, no había ningún
mensaje a la vista. En su “bio” ninguna anotación. Solamente la
imagen de un cuadro que identificó de inmediato. Era “El Beso”, de
René Magritte. Escribí una respuesta poco comprometida. Ese
“Bésame” era ambiguo y no daba ninguna pista de la identidad del
remitente. -“¿Quién eres?”- escribí. La respuesta
llegó de inmediato:
- “¿Te gustaría besarme?”
- Bueno, -contesté-, no sé quién eres. Dime algo de
ti antes de contestar.
- Soy… Soy como la modelo del cuadro que tienes ante ti y solamente deseo
besar tus labios.
Respiré profundamente. Mi corazón latía de manera
acelerada. Volví a mirar la imagen de la mujer esperando el beso de
su amante enfrentado a ella en la pintura. Un beso que no llegaba. Un beso
que se antojaba eterno… Mis pensamientos se interrumpieron. En el libro de
visitas de “Besame_ya” apareció un nuevo mensaje. “Si no me besas,
ahora, no lo harás nunca”.
No supe por qué lo hice pero aproximé mi cara a la pantalla.
Noté la calidez de la suya, el aroma de su pelo, sentí su
respiración mezclándose con la mía. Cerré los
ojos y besé la boca, real, que se me ofrecía. Fue como si
desapareciera en una turbulencia de letras y colores. Mi cabeza
giró, algo me arrastraba hacia un mundo al cual no pertenecía
y del cual ahora soy parte. Lo comprendí todo y ahora estoy
encerrado en esa imagen. En ese cuadro maldito, dentro de una página
a la cual nunca debí entrar. Me queda una esperanza. Tú, que
ahora lees este cuento, entra en mi página y bésame. De esta
manera mi alma se liberará, a costa de la tuya. Bésame ya…


Dasumar con Energía vital

Seis meses después del ataque, los médicos consideraron que
el estado de Raquel era irreversible. Le dieron de alta y una vez en casa,
se desmoronó psicológicamente. Las curas en el hospital
habían mantenido despierto un barlume de esperanza de
recuperación que se extinguió ante la ráfaga
gélida de la palabra irreversible.
El ataque cerebral la sorprendió frente a la computadora. Comenzaba
un capítulo más de su novela, de la cual ya no recordaba de
qué se trataba. Desde ese instante toda su creatividad quedó
tan paralizada como el lado izquierdo de su cuerpo.
Raquel hablaba con esfuerzo, apenas movía los labios para tomar las
medicinas y la cantidad de alimento que podía deglutir.
Pero la mano derecha y la mente estaban despiertas y el hijo mayor,
ése que le adivinaba los pensamientos, le acercó la silla de
ruedas a la computadora,ajustó las distancias y buscó su
mirada. Sí, había acertado. Los ojos de Raquel brillaron. El
hijo le afirmó el brazo a la altura del teclado y la dejó
sola ratón en mano. Pronto no necesitó ayuda para instalarse
frente a la pantalla. Una amiga la inscribió en una página de
literatura que, cariñosamente llamaba a sus participantes
"cuenteros" y se presentaba sobre un agradable fondo celeste.
Nunca se había animado a mostrar sus cuentos en público. Los
buscó en los archivos, le parecieron escritos por otra persona, la
Raquel de antes la sana, vital, llena de energía.
Raquel mandó con temor su primer cuento a la página,
personas desconocidas comentaban y la animaban a seguir escribiendo, sin
saber cuánto ella necesitaba el estímulo. Entrando en la
página sentía que aún formaba parte del mundo. Se hizo
adicta a la comunicación amistosa y espontánea, sus amigos
cambiaban opinones con ella y horarios de América se cruzaban con
los europeos y los asiáticos formando una tupida red de fantasiosa
cercanía.
No creyó en todas las alabanzas ,tuvo más confianza con los
cuenteros que le dieron consejos para mejorar. Leía mucho y dejaba
sus comentarios y consejos en los trabajos de los demás.
Comprendía que no debía ser siempre dulce y entusiasta.
Decía lo que pensaba con el ánimo de ayudar a crecer . Nadie
tomó como ofensa sus observaciones sinceras. La querían
precisamente por eso. Nadie supo su problema. Su mente y su mano eran
ágiles y sanas. Poco a poco recobró la perdida creatividad;
su mundo se hizo más rico y más intenso. Porque
conocía el sufrimiento sabía compartir tristezas y
alegrías.
Dos años después de su entrada en la página celeste,
tuvo la sorpresa de recibir una gran cantidad de felicitaciones en el
día de su cumpleaños.Vivió las vidas de los
demás, y ellos, sin saberlo la ayudaban a vivir.
Con su mano derecha hábil había tocado un cielo azul,
abierto y generoso y a pesar del paño opaco de la virtualidad que
separaba los cuerpos físicos como en el cuadro "El beso"
de Magritte, sentía a través de ese contacto irreal una
estimulante energía vital.

Rene Ghilain con Ciegos

Me contaste que no podías escribir tus páginas negras, el
golpe militar desnudándote y tatuándote moretones en un
cuarto oscuro plagado de gritos quebrados, los torcidos inhumanos violando
la libertad de tu cuerpo partido en trozos pequeños de
vergüenza y desazón, el continuo ejercicio de tu mente que
busca escapar inventando historias improbables de buenos tiempos por
llegar, y tu espalda que se dobla para siempre cargando con la culpa de
haber sobrevivido. No fueron negras sino azules las páginas que me
llevaron a conocerte, contándome historias profundas en las que una
amarga acidez subyacente delataba la naturaleza de tu vida. Nuestro
encuentro sucedió sin que nos viéramos las caras, en ese
espacio cibernético de ordenadores y electrones que demostró
ser conducto de una inmensa humanidad. Coincidimos en música y
libros y en formas de pensar y de sentir, y lo que en principio fue
curiosidad se fue transformando en afecto ciego y después
quizás en amor o en la ilusión del amor que es la misma cosa.
Un día decidimos correr el riesgo de lo contundente y fijamos fecha
y hora para vernos en un café, ambos con Bestiario en la mano como
tarjeta de presentación. Me di cuenta que necesitaba darte un regalo
cuando te viera, algo que de alguna manera representara nuestra
relación, y después de revisar varias decenas de libros
tropecé con una imagen que sentí hablaba de los dos, una
vieja reproducción del cuadro Les amants que por alguna
extraña razón habían traducido como “el beso”, una
pintura de Magritte en la que un hombre y una mujer se besan con el rostro
oculto por lienzos que les cubre la cabeza. En vano busqué comprobar
la interpretación del pintor, quien opinaba que una
explicación rompería el misterio de su obra. Misterio era la
palabra, el misterio de un beso donde los labios no se tocan, entre dos
personas que se conocen sin haberse visto aún; sin duda una forma
acertada de resumir nuestra historia. El miedo a vernos en tres dimensiones
fue aumentando con la espera y desapareció por completo cuando nos
vimos, aceptando nuestra mirada con candor y sin simulacros,
dándonos la bienvenida con una sonrisa en la piel. Mucho quisimos
contarnos en una charla desprolija donde fueron los silencios los que
más supieron decir. Demoré en darte mi regalo por
vergüenza a que no te gustara y te pedí que lo abrieras cuando
estuvieras sola. Nos besamos en los labios al despedirnos sabiendo que
pronto y muchas veces nos volveríamos a ver, cosa que nunca
ocurrió, aunque insistí hasta al cansancio, forzándome
a aceptar tu silencio que no ofreció explicación. Mucho
después leí un cuento anónimo que hablaba de amor y
tragedia sobre una pareja torturada en un campo de concentración,
una historia cruda y severa que me dejó sin aliento, una historia
ilustrada con el cuadro Les amants.

Divinaluna con Una página azul

Me lo dijo un amigo, “encontré un lugar soñado” y me
lancé a la aventura como un conquistador, a tierras nuevas.
Desembarqué en las playas de miles de palabras y encallaron mis
poemas con total libertad.
Comencé derribando el temor a la opinión que es tan
común en sitios donde desnudas ideas, expresas tus sentires, te
ofreces a los jueces que no conoces y que nada saben de ti y viceversa,
justo en esa palabra, estaba la verdadera independencia, podías
juzgar a otros también con tus propias versiones de lo que es el
amor, la amistad, la vida, la muerte y todos los temas posibles.
El sitio era y es mágico, aprendí de los que llamo amigos, a
gozar el tiempo y el espacio infinito, la red es tan extensa como ancho el
mundo y cada día se agiganta un poco más.
Mi espíritu se expandió de tal modo, que nacieron obras
completamente inesperadas, de los sótanos oscuros de mi
inconsciente. Sigo estando extasiada por mis potencialidades.
Aprendí a amar a quien no conocía y me enredé en
pasiones sin culpa ni medida, al fin y al cabo la fantasía es un
mundo privado, solo entra en él quien sabe jugar con fuegoy no le
importa si este lo consume.
Disfruté, sufrí y lo sigo haciendo, pues la página
azul, "mi lugar soñado" es tan misteriosa como el impulso
intimo que hizo a Magritte expresar emociones veladas, en su obra” El
beso”.
Algunos dirán que fue la decepción de la muerte, yo
simplemente creo que para amar solo hace falta sentir al otro, verlo con
los ojos del alma, pues esta no traiciona como la carne.



Texto agregado el 05-09-2009, y leído por 171 visitantes. (1 voto)


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