Ambos se miraron a los ojos que parecían derretirse junto a las lágrimas,
Y no se dijeron nada, permanecieron tan silenciosos como la noche en la luna,
Pareciera que tuvieran una conversación mental ya que ninguno decía nada pero parecían entenderse muy bien con las expresiones en sus caras.

Cuando el ocaso dejaba ver sus últimos rayos de sol él se volteó,
Ella dejó que diese un paso pero al segundo una voz salió de lo más profundo de su ser y con ese sonido de llanto reprimido dijo:
Si das un paso más nuestro amor terminará acá al igual que nuestros sueños y el tiempo que estuvimos juntos me acompañará en mi lecho de muerte esta noche, cuando mi corazón no resista más este sufrimiento que duele como cien puñaladas de ángeles.

Y el silencio volvió otra vez pero ahora era tan así que se podía oír el corazón de ambos llorar, una gran pena los rodeaba, hasta una persona sin sentimientos podría llorar si estuviese allí.

Estoy muriendo… palabra que mató el silencio e hizo nacer un llanto en ella.

Prefiero que termine aquí y de esta manera, la pena que sentimos ahora no es nada en comparación con la que sentiremos en los últimos momentos de mi vida.
Prefiero morir solo en un cuarto con olor a enfermedad y muerte que junto a ti en un cuarto con olor a pena y sufrimiento.
No quiero dormir en tus brazos y al despertar estar en los de la muerte…

Y se hizo nuevamente el silencio por un momento como queriendo no morir pero ya es tarde para el silencio y para él, un gruñido delata la hora final y antes de caer al suelo ella lo sostiene entre sus brazos y lo besa como queriendo irse con él al más allá donde ahora están sus sueños y el amor de su vida.