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La mansión del diablo.

3. La nueva sierva del diablo.

Daphne, miraba intrigada al padre prior de la orden, pero aún más las fotografías que sobre el Nuevo Naciente, estaban colgadas en las paredes de la biblioteca.
El padre prior, se acercó a ésta y la inquirió: '¿ A que has venido realmente Daphne ?'.
Daphne acabando de visualizar las últimas instántaneas, respondió: 'Quiero ser una más de la orden Omayda'.
El padre prior, extrañado con la respuesta de ésta, la miró fijamente y la volvió a preguntar: '¿ Viste el cuerpo de esa joven bien, Daphne ?, ¿ Deseas realmente, incorporarte a una secta que adora al diablo y que sólo está formada por hombres ?'.
Daphne, bajando la cabeza, contestó: 'Si, lo deseo'.
El padre prior, respiró profundamente, hubo un momento de silencio en la biblioteca, trás lo cuál siguió la voz de éste: 'debo de hablar con los hermanos sobre ésto, nunca antes tuvimos a una mujer entre nosotros. No sé cómo se lo tomarán Daphne. Por mí no hay inconveniente, pero veamos que dicen al respecto éllos'.
Daphne elevando la mirada, respondió: 'Bien esperaré la respuesta, usted sabe por mi hermano, que puedo traducir sus manuscritos y la biblia en varios idiomas, no tengo problemas a la hora de poder servir a tál fin, cuénteles ésto y tál vez pueda estar entre ustedes'.
El padre prior la miró saliendo de la biblioteca.
Entretanto Daphne se empezó a acercar a una de la fotografías del Nuevo Naciente.
Aquella fotografía parecía tener una serie de manchas justamente dónde la puerta.
Cuando Daphne se apróximo a ésta lo suficiente, comprobó que no eran manchas, sino la forma de una cara, con su nariz, sus ojos y su boca.
Daphne abrió los ojos y retrocedió un paso, parecía que la mansión la estuviera mirando, observándola desde esos ojos.
Daphne fué retrocediendo cautelosamente, hasta que se topó con algo ó tál vez ¿ éra con alguien ?.
Se dió la vuelta con rápidez y contempló a una mujer vestida con un traje largo de un rojo intenso y unos ojos con la mirada del color del fuego.
La mujer la miró sonriente y la dijo: 'Soy lo que estabas mirando en esas imágenes, Yó te traje aquí, ésta es mi forma humana para que puedas verme cómo una compañera. Yó haré que ellos te quieran entre nosotros. No temas. Hoy has empezado a disfrutar mi interior y seguirás haciéndolo pequeña Daphne. Me caes bien, pienso que seremos buenas amigas. Una cosa más, no digas nada de esto a nadie, ninguno de éllos sabe que soy así, creen que el Nuevo Naciente es un compañero, pero soy una casa, soy femenina, no masculino. La única que lo sabe, eres tú. ¿ Lo entiendes, verdad ?. Yó velo por ellos, cómo si fueran mis hijos, al igual que lo serás, tú también'.
Trás ello, la mujer desapareció entre medias de unas llamas.
Daphne, estaba asustada, aterrorizada de ver, de descubrir, lo que aquella casa, aquella mansión, encerraba en sí misma.
Entre medias de todos aquellos acontecimientos, volvió a hacer su aparición en escena el padre prior.
Venia con la cara extrañada, pero sereno.
'Bien Daphne, no sé bien cómo, pero los hermanos han aceptado tu proposición. Bienvenida a la orden Omayda'. La dijo con su característica voz hermética.
'Gracias', contestó Daphne, mirando hacía la fotografía de la cara en la puerta. Ella si sabía ahora, el porque los hermanos la habían aceptado con tanta rápidez. Ahora conocía muchas más cosas. Y entre todas ellas, el mayor secreto de áquella casa, la mansión del diablo.

Escrito por Carlos Them

© Copyright Carlos Them 2007. Todos los Derechos Reservados. All Rights Reserved.

Texto agregado el 19-08-2009, y leído por 145 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
19-08-2009 El error es evidente, una novela diabòlica debiera contar 666 palabras en lugar de 667. ergo ergozsoft
 
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