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Cuento de Navidad 1: La caja de los siete poderes.

III. Anora: la hija de Nievette.

La tienda relucía en aquella mañana.
Anora se encontraba limpiando las últimas urnas, antes de comenzar a poner los detalles navideños.
La tienda de Anora era un lugar muy especial.
Mucha gente iba y pedía consejos sobre su vida, Anora era aparte de abogada, una mujer que podía ver cosas que los demás no podían ver.
Su madre Nievette había fallecido hacía muy poco tiempo, Anora la echaba de menos, el vacío que había dejado en su vida, era compaginado con su trabajo y con su marido, Adión.
Adión, también era una persona muy especial, sacerdote de la iglesia protestante, custodiaba la caja de los siete poderes, Anora confiaba en él a ciegas, sabía que guardaría el secreto de aquella magia hasta su muerte.
Dieron cerca de las doce del medio dia, hora para hacer una parada y tomar algún refrigerio antes de seguir con la tarea diaria.
Anora aprovechó para acercarse a la iglesia dónde Adión estaba.
Una vez en la misma, entró, se presignó y se dirigió a las dependencias dónde suponía que debería de encontrarse su marido.
Le encontró con una bola en su poder, la bola de color azul, delante de él había una especie de demonio, algo rojo y horrible.
Ella lo podía ver, si hubiera sido otra persona, diría que su marido estaba loco y que no entendía porque la caja tenía ese color añil y él la bola azul en su mano.
"Vete de aquí, hijo de Satanás, en el nombre del poder del cielo, Yó te ordeno salir de este santo lugar", le decía Adión a aquél ser, llegado del mismo infierno.
"Adión, ¿ Cómo ha entrado eso aquí ?, dejame la bola a mí, querido, Yó le echaré", dijo Anora con los ojos muy abiertos y una expresión que denotaba miedo y respulsa hacía lo que había delante de ambos".
Adión, sabiendo que su mujer poseía esos poderes que muchas personas no tenían, abrió su mano y pasó la bola a la de élla.
"¿ Quién eres y que haces en la casa de Dios ?, ¿ sabes que tengo el poder de él, en esta bola azul que poseo ahora en mi mano ?", le inquirió Anora al espectro rojo.
El diablo, se rió y dijo: "úsala entónces, cuanto más la utilices menos poder tendrás sobre mí y el reino de mi Señor".
"Eso lo veremos", contestó con furia Anora, cerrando fuertemente su mano y deseando que se volatizara en mil pedazos, aquél espectro del adverno.
El poder azul, salió cómo si fueran rayos x a través de la piel y los huesos de la mano de Anora.
El ser comenzó a ser irradiado por dichos rayos de color azul, hasta que estalló en los mil pedazos que Anora había vaticinado anteriormente con su mente.
Después de ello, devolvió la bola a la caja, Anora pensó que el color dorado volvería a la misma, pero el color añil seguía luciendo y alumbrandolo todo.
Ninguno de ambos entendía que pasaba en verdad, ¿ por qué ese color, si la bola se habia devuelto ?.
Anora abrió el cajón inferior y encontró que la bola dorada ahora era de color añil, un añil puro y profundo.
"¿ Has usado la bola de la vida, Adión ?, le preguntó extrañada a su marido.
"No, ¿ para que la iba a usar, dímelo ?, si tu no la usaste para resucitar a tu madre fallecida, en fin, Yó no tengo motivos para usarla con nadie ahora mismo", contestó tan extrañado por la pregunta, cómo por el color de la bola.
De pronto, la caja comenzó a dar vueltas delante de ellos, una ráfaga multicolor se empezó a ver por toda la estancia.
La caja comenzó a moverse hacía el altar y se paró debajo de una cruz.
Ambos siguieron el curso de ésta y se pararon delante de la misma.
Una luz blanca, cálida y maternal se hizo hueco desde aquella cruz.
Surgió un angel y les dijo:" Dios padre, está contento con lo que hicisteis con ese diablo. La caja lleva tres generaciones en la tierra y debe ser actualizada en sus poderes. Ninguno de los libros que se escribieron decían la verdad en sus escritos. La caja es recargada cada cierto tiempo, según él lo crea conveniente. Sólo vuestra fé y vuestra creencia en los poderes, han dado paso al milagro de su actualización".
Trás una reverencia, el angel desapareció y la luz dorada volvió a ser la predominante.
Anora y Adión se quedaron petrificados, el Señor había dado una oportunidad más a la humanidad, para seguir teniendo los siete poderes sobre los aspectos de la vida y la muerte.
Anora cogió la caja y la llevó de nuevo a su lugar.
Adión se la quedó mirando al tiempo que la abrazaba y sellaba sus labios con un beso de profundo amor.

"La fé en los principios que nos enseñaron a cada uno, es un haz de luz especial, un poder único en cada Ente, sólo miramos al cielo cuando tenemos problemas, pero ¿ cuántas son las veces que el cielo nos mira sin que lo sepamos nosotros ?".

Escrito por Carlos Them

© Copyright Carlos Them 2007. Todos los Derechos Reservados. All Rights Reserved.

Texto agregado el 03-08-2009, y leído por 84 visitantes. (0 votos)


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