Ambar oscuro.

1. La muerte de Sarah.

Sólo la oscura realidad de los acontecimientos, nublaba el maravilloso dia de sol que se disfrutaba en la ciudad de Amson y en toda la región.
El ataúd fue elevado por los hombres a los que les fué encargado el traslado y su posterior introducción en el hueco húmedo, donde descansaría para la eternidad Sarah Down.
Sus hermanos de padre John y Sonja miraban desencajados todo.
La noticia les sobrecogió de forma inesperada.
John estaba en la piscina con sus siempre bien queridas amigas y compañeras de juergas.
Todo el mundo sabía en la ciudad que John era un auténtico playboy.
Un moderno drácula que sin chupar la sangre de sus chicas, creaba en ellas una dulce y exquisita atracción, sobre todo por la noche, donde su actividad aumentaba con creces.
Por su parte Sonja, estaba en casa con su novio, ambos dormían después de asistir a una gala en favor de los niños huérfanos del albergue Judson, que quedaba a unos pasos de la ciudad.
Sonja tan sólo contaba veinte años de edad, John treinta.
Ambos nacieron de la unión inicial de Thomas Down y Helen Atkinson, quién vino de Inglaterra a estas tierras para ser la esposa de Thomas.
Helen que nunca disfrutó de una buena salud, murió de cáncer.
Susan Harrison fué la segunda mujer de Thomas Down y quién le dió como hija a Sarah.
Sarah era una niña discreta e íntima y en cierta forma un tanto extraña.
Poseía cualidades que nadie en toda la región había visto antes.
Sarah murió en su cama, de pronto su corazón se paró, tenía doce años.
Fué encontrada a la mañana siguiente por una de las doncellas que trabajaban en la mansión Down.
La madre de Sarah, fué hospitalizada trás recibir la terrible noticia, sólo su padre y sus hermanos estaban ese día presentes allí para darle su último adiós.
Muchas personas iban a casa de los Down para ser curados por la pequeña Sarah, quién además de tener esta cualidad, poseía otras muchas, como mover objetos, crear fuego y adivinar el futuro.
En una ocasión, cuando tenía nueve años, Sarah ayudó a su madre a encontrar un objeto muy validoso de oro, perdido por su padre desde hacía dos días en la mansión.
Sarah logró adivinar donde estaba el objeto y devolvérselo a su padre en un tiempo record, diez minutos.
La mansión Down parecía como su nombre indicaba irse abajo.
Cuando la pequeña Sarah jugaba y corría por la misma todo en esta, era vida y regocijo, ahora la falta de esa dulce juventud propagó la amarga realidad.
Sarah ya no volveria a dejarse oir en esa casa nunca más.
Pero todos estaban muy equivocados.
Sarah sólo cambió su estado vital por uno más suave y ligero, ahora no correría como una niña, se moveria a lo largo y ancho de la majestuosa villa como si no hubiera puertas ni muros.
Ella estaría en la mansión Down para siempre.

Escrito por Carlos Them.

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