Ahí estaban, nuevamente frente a frente, nuestro héroe vestido con su reluciente armadura forjada con el acero más resistente y portando en la diestra su espada, con un filo que podría romper hasta la roca más grande en un instante; su valentía parecía verse reflejada en sus ojos, para nada le imponía ver a su enemigo aproximarse lanzando bocanadas de humo y fuego acompañados de terribles rugidos que estremecían la tierra entera, parecía un ser salido de los más recóndito de un abismo. No era la primera vez que se encontraban cara a cara, pero en anteriores ocasiones la criatura había logrado escapar; sin embargo esta vez no sería así, el templado caballero estaba dispuesto a todo y haría uso de todas sus estrategias para vencer al horrible ser, era ahora o nunca; la bestia se acercó lanzando un terrible grito de guerra, nuestro paladín tomo su espada con ambas manos y…

— ¡Heriberto, Heriberto!, ya deja de estar viendo como pasa el tren y métete a hacer tu tarea.
— ¡Ya voy mamá, ya voy!

"Con cariño para Kirjava"