Sí, voy a quedarme solo. Tendré que dejar de fumar, tendré que dejar de salir, pero no me quita el sueño más que este suelo inclinado.

A día de hoy, algo consumido por dos días de drogadicción, unas cinco meadas, un cubata, cero cagadas e infinitos gritos, puedo ver mi futuro. La primera puerta que se abre se llama “Bajón” (ya se ha abierto). “Bajón” no por perder a quién apreciaba, sino por verificar, una vez más, el poco valor del ser humano social.

A continuación aparece la puerta “Paz”. Tras ella vuelvo a estar yo, solo, pero feliz; con mi compañía, pero solo.

Por último, la tercera puerta llamada “Un nuevo día”. Aquí volverá a amanecer, aparecerán nuevas personas de las que verificaré posteriormente la regla antes citada.

La puerta “Esperanza” arderá esta noche en cualquier hoguera...

Ahora no me apetece hablar, estoy enfadado. No me apetece reír, sé que suena triste pero es así. Intentaré ser otra persona para no contagiar mi olor a los demás. Enseño dientes y espero a atacar...




*Javier Santalices*