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UN VIAJE SIN CERTEZAS®


Era Semana Santa y Mariana decidió ir a la costa, con su amiga Carla, para aprovechar esos días. Sacaron pasaje para Mar del Plata, un poco antes. Pensaron viajar de noche, apenas salieran de sus trabajos, para aprovechar mejor los cuatro días a pleno. Pararían en la casa de los padres de Carla, que estaba escasa cuadra del mar.

- ¡Tiene un inmenso ventanal y balcón desde donde podremos disfrutar del mar! Le decía entusiasmada Carla.
- ¡¡Un lugar bellísimo para descansar!! Respondía Mariana contagiada de alegría.

Los preparativos las entusiasmaron tanto, pues era la primera vez que se irían juntas.

El día anterior tuvieron la oportunidad de enterarse, por el noticiero del canal 13, que a causa de niebla muy espesa había habido una serie accidentes camino a la costa. El resultado de los mismos: decenas de victimas fatales y numerosos heridos, en la ruta 11 a la altura de Vivorata.
Los padres de ambas se pusieron muy nerviosos y les suplicaron que no viajaran. Ellas tan ilusionadas no quisieron ceder, aduciendo que no podría repetirse la niebla dos días seguidos.

Trabajaron todo el día deseando terminara y luego se encontraron en la Terminal de Retiro para abordar el micro, de La Estrella, que las conduciría a su merecido descanso. Cenaron tranquilas y risueñas, en un lugar que les salió carísimo, pero eran vacaciones.
Abordaron el micro en horario, casi a las 23 horas, totalmente repleto. Buscaron sus asientos: 36 y 37, casi en el medio. Se acomodaron en ellos dispuestas a pernoctar todo el viaje. Tan cansadas, luego de la jornada laboral, se durmieron casi al instante, como los demás pasajeros…

Luego de un largísimo rato despertaron inquietas, llenas de ansiedad. Presintieron algo inusual y observaron, casi sin pensarlo, por las ventanillas descubiertas del micro.
No vieron nada, absolutamente nada. La niebla profunda y cerrada, el silencio espeluznante. Solo sintieron el latir agitado de los corazones. Las luces rojizas hicieron de marco a la tenebrosa escena.
Curiosas vieron por el parabrisas delantero. Apenas divisaron las luces de un auto a escasísimos dos o tres metros…solo las luces.
Extrañadas advirtieron que, como un mullido manto, ese extraño el vapor sobre el suelo y la ruta que se diluía a cierta altura dejando asomar un cielo estrellado. Una luna llena iluminó fantasmagóricamente la neblina, haciéndola mas blanquecina e impenetrable a los ojos…
Observaron en derredor y notaron que los demás estaban despiertos, muy callados, examinando el entorno con una expresión de terror dibujada en sus ojos desencajados…

La unidad avanzó con velocidad medida, mientras el tiempo trascurrió inevitable. El zumbido monótono del motor diesel y alguna pequeña sacudida acompañó el lento avanzar.
Por fin, en medio de la oscuridad, los faros iluminaron un cartel verde que se divisó entre la bruma. El mismo decía, en letras blancas de imprenta mayúscula y brillante: VIVORATA.
Detrás del mismo alcanzaron a ver una silueta que hacia señas para que se detuvieran, rompiendo la cadencia del viaje. El chofer, impresionado, decidió parar al instante dejándose ir a la banquina con cuidado, mientras se preguntó que podía hacer una persona en medio de tan espectral oscuridad. Su compañero abrió la puerta y descendió para ver como podía ayudar, se perdió en la bruma, en medio de la nada. …

Todos los pasajeros se incorporaron, siguiendo sus pasos, mientras se encendieron las luces del interior del vehículo. “No era cuestión que dejara de verlos algún descuidado automovilista. “
A los pocos instantes volvió a subir con los ojos asombrados, y apenas murmurando dijo:

- No hay nadie… - Dejando traslucir en su mirar el miedo que comenzaba a sentir, como una helada ola que alzaba por la espalda.
- ¿Como si lo hemos visto? Dijo el conductor de turno…- Contagiándose del sentir del entorno.

Algunos escucharon… Otros imaginaron en silencio…Pero todos, sin excepción, fisgonearon a través de las ventanillas asombrados, esperando encontrar algún indicio, algo que les permitiera explicar lo que habían visto, sin éxito… Supieron de esa silueta en medio de la noche negrísima, aquella que inexplicablemente ahora no divisaron mas.

Continuó el viaje. El silencio, desde entonces, se cortó a cuchillo… Nadie perdió de vista ni un segundo la ruta. Sus almas se atormentaron con mil ideas que se les escurrieron. Auque no lo dijeron, recordaron una y otra vez el cartel y los accidentes del día anterior…

Pasaron las horas que se les antojaron eternas. Ya no durmieron. Algunos rezaron sus rosarios o se encomendaron al creador…
Llegaron a destino en horario. Y bajaron, dejando partir un largísimo suspiro de sus labios, relajados…

Íntimamente supieron que esa noche… la muerte los dejó pasar…



Pertenece al libro "CUENTOS Y RELATOS PARA SOÑAR DESCALZA"®





Texto agregado el 11-07-2009, y leído por 472 visitantes. (36 votos)


Lectores Opinan
07-07-2010 Interpreto que el espíritu de un muerto de la noche anterior, hizo que parara el micro para evitar algún accidente, que seguro sucedería si el micro no se detenía, premoniciones, para aquellos que alguna vez las tuvieron, ¡yo las tuve!, mi voto 5* y un beso gordinflon
11-03-2010 Muy buen cuento. Queda el detalle de como todos pudieron ver la silueta. Y como todos prestaron atencion a ella. Pero de todas maneras el hilo de la historia esta muy bien llevado al punto que no te hace despegar de la historia, sino hasta el final. 5 * rubencrist
21-07-2009 Execelente, no me pude apartar del texto hasta el final : ) aguilar29
20-07-2009 waw! Impresionante Me sorprendiste Bethy, muchas gracias morenaescribe
19-07-2009 Me gusto mucho amiga !!!*****:) alasblancas
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