Que lindo sería poder volar, pensaba la oruga, y un día se transformó en crisálida y al poco tiempo comenzó a desplegar sus alitas color naranja con puntitos negritos, su suave carita pelusienta necesitaba acicalarse, con sus dos patitas delanteras se peinó delicadamente y salió volando, comenzó a elevarse en medio de flores de colores diversos, estaba tan contenta, de pronto a su lado se encontró con un joven mariposa que daba vueltas a su alrededor en giros seductores,ella le dijo: hola amigo!! Recién comienzas con tu vuelo? Y el desplegaba sus alas azules y la miraba con ternura.

Volaron los dos hacia un país invisible para los humanos, donde se encontraron con distintos tipos de animalitos e insectos, las hojas tiernas de las ramas servían de toboganes para jugar y había hamacas hechas de flores, de unas plantas con brotes chiquitos tomaban el néctar de la copa de sus flores, las abejas jugueteaban entre ellas, las hormigas hacían casitas con palitos, las arañas tejían juegos divertidos, mientras nuestros amigos jugaban de flor en flor a las escondidas.

Ellos se hicieron tan amigos que juntos volvieron a su casita donde los esperaba un hermoso hogar que quedaba dentro de una bellísima planta nutritiva para sus proximas larvas y se daban besitos con sus trompitas y depositaron muchas fúturas orugas, que pronto se convertirían en hermosas mariposas, en el país de los deseos cumplidos todos serían muy felices y bailarían alumbrados por las luciérnagas de la noche eterna.



Moraleja:A veces tenemos alas escondidas y no nos damos cuenta que podemos volar libremente.