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*Cuando Ernesto recibió el carnet del PAMI lloró*.

Después de muchos contratiempos, al recibir el carnet del PAMI, Ernesto se deprimió.

*Ernesto es un amigo, de aquellos que se conservan a lo largo de la vida.
Tenemos por costumbre encontrarnos una vez a la semana en la esquina de Cabildo y Virrey del Pino.
Desde allí emprendemos una larga caminata por las calles sombreadas de Belgrano.
Sentimos ambos un inmenso placer mientras caminamos a paso lento, tratando de descubrir un lugar no conocido, cosa que a la vuelta de los años se nos hace difícil.

El ama los días primaverales, yo en cambio siento atracción por el otoño. Posiblemente se debe a mi carácter melancólico, que se conjuga mejor con las características otoñales. La potencia y el ardor del verano, se deja invadir lentamente por los primeros enviados del invierno, que pausadamente lo penetran con ráfagas frías, le acortan la luz de sus días y en largas noches lluviosas, mitigan sus calores.
Se produce en la naturaleza un fenómeno que me resulta sensual, apasionante.-
Terminamos el paseo yendo a tomar un café.
A veces nos extendemos en largas charlas, y otras nos quedamos en silencio, leyendo los diarios, con alguno que otro comentario sobre algo que nos llame la atención.

Mi amigo comenzó con sus trámites jubilatorios hace mas de dos años, pero a raíz de una equivocación de la abogada que le tramitaba el expediente, las cosas se demoraron hasta encarrilarse en forma definitiva.
Ernesto como es de suponer vivía esta situación con gran ansiedad, sentía la culpa de haber perdido todo sus bienes durante la crisis del 2000 y a pesar de ser conciente que fué una cuestión que afecto a gran parte de la población, eso no le servia de consuelo, ya que siempre encontraba motivos para achacarse culpas.
En cada encuentro yo solía preguntarle por el estado en que se encontraba su trámite.
Había aprendido la forma de llegar a su expediente a través de Internet, y así se mantenía al tanto.
El resultado era que siempre se encontraba en”tramite de resolución”, lo que le provocaba una gran decepción. Pasaba el tiempo y la cosa seguía igual, sus lamentaciones iban en aumento, lo que mas le preocupaba era la obra social más que el pequeño ingreso de cada mas.
Por suerte a fin del año pasado su trámite fue aprobado y pasó a la oficina de resolución, solo faltaba la liquidación y la fecha de cobro, cosa que apareció en pantalla a los pocos días. Todos nos alegramos mucho, al punto que fuimos con su esposa a cenar, para festejar el acontecimiento. Los días que faltaban para cumplimentar el trámite acrecentaron su ansiedad, además del sueldo se agregaba el importe de los meses acumulados, lo que conformaba una suma interesante. Ernesto con ese dinero tenia planeado pasar unos dias en la costa acompañado de su mujer.
Se lo notaba cambiado, feliz, lleno de planes.

Como todo llega, también llego la fecha para efectuar el cobro, hacia mucho que Ernesto no tenía en sus manos tanto dinero junto.
Mientras lo acompañe para efectuiar el cobro, ya estaba planeando que haría algunos gastos para mejorar su departamento.
No dejo de decirme que si necesitaba algún dinero, contara con él.
Quedamos en encontrarnos al día siguiente para completar el tramite del PAMI.

Después de llenar unos formularios, mi amigo ya tenía los papeles soñados en la palma de la mano, solo faltaba plastificarlos y asunto concluido.
Salimos a la calle. Yo estaba contento sabiendo que Ernesto había logrado solucionar lo que tanto le preocupaba. Buscamos un boliche para brindar. Pedimos dos copas, y mientras esperábamos observé el gesto pensativo y un tanto triste de Ernesto.
-¿Que pasa viejo que tenés esa cara?, ahora que todo esta bien te pones así .

Ernesto estaba llorando, sacó un pañuelo, y mientras se secaba las lágrimas, me confesó que hacía varios días que no dormía, se sentía deprimido.
Sacó el carnet del Pami, lo puso sobre la mesa y me dijo, vés esto, es la Libreta de Enrolamiento para entrar al cementerio. Con esto en la mano me recibí de viejo.
Te ruego nunca lo comentés ante los amigos, menos a nuestras amigas. Esto tiene sabor a geriátrico, a centro de jubilados, a micro cargado de viejitos termo en mano, en viaje a Rio Hondo
Se terminaron los proyectos, las minas, ahora soy un viejito del Pami. T
Tomamos un gin tonic, yo le agregué un café y nos despedimos, con el compromiso de encontrarnos al día siguiente.

Nos encontramos como siempre, pero esta vez sólo para tomar un café y charlar un poco.
Ernesto, le dije, no es cuestión de resignación lo que hará que te sientas mejor. Es un asunto de aceptación, de darse cuenta que algo nuevo comienza.
Muchas cosas no pudimos hacer, porque estábamos ocupados, a veces dejamos de cumplir con nuestros propios hijos, apremiados por las obligaciones. La falta de tiempo nos privó de vocaciones, incluso de vacaciones. Ahora es cuestión de encarar otros proyectos, cuidarnos mejor la salud, para que la vejez pese menos, almorzar tranquilos, hacer paseos, leer los libros que quedaron sin leer, escribir, escuchar música, disfrutar del tiempo libre, sin que nadie te reclame nada. -¿Me entendés o no?.
-Mas o menos, me contesto. -Convidame con otro café, y te cuento algo que me dijo hace poco una mujer a quien amo como a un hijo mas.
Yo me lamentaba por no haber hecho arreglar un cielorraso que me destruyó la granizada de hace unos meses. -Andre, no lo lamentes, me contesto. Ya lo vas a arreglar, esto que te sucedió es por que tenés un departamento.
Por muchas razones no puedo olvidar estas palabras.

Lo de la jubilación y lo del carnet del PAMI, es por que tenés la suerte de estar vivo. Disfrutalo, queda mucho por hacer.
Muchos no llegaron, -Nosotros aún tenemos la vida, no desperdiciemos lo que falta.
Ernesto cambio su gesto tristón por una sonrisa.
Al rato recobramos la normalidad de nuestros encuentros.
Andre, -¿te fijaste como nos esta fichando la veterana de aquella mesa?.
-Dejala que siga fichando, anda para tu casa, Alicia te estará esperando.
Nos levantamos y nos dimos un abrazo. Gracias, Andre. Gracias por la amistad.
A los pocos pasos sentí esa sensación particular de ser observado, me dí vuelta y ví a Ernesto parado en la esquina mirándome mientras yo me alejaba.

Andre, laplume.-

Texto agregado el 14-05-2009, y leído por 127 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
15-05-2009 Excelente, ni menos. Esta reflexión de Ernesto se siente, es una mordida, lo aseguro, y sin embargo, el mensaje positivo que viene después, arranca desde una sonrisa hasta una esperanza. Me gustó mucho. La_Aguja
15-05-2009 me gustó. lo inevitable y lo que soñamos se da paso a paso (dice la canción). Me dejó un sabor a verdad de vida en la boca. gracias y te felicito. van mis * sernatural
14-05-2009 Es como estar viendo pasar la vida a través de una película, y reflexionar sobre ella.¡¡¡Me gustó muy mucho!!! almalen2005
 
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