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EL ANGEL QUE NUNCA TUVE
“Tanto contemple la belleza
Que mi vista esta henchida de ella”
KAVAFIS.

La belleza es peligrosísima, y su contemplación nos puede revelar abismos al borde de nosotros mismos, como un espejo mordaz, una broma de pésimo gusto del universo.
Yo conocí al ángel en un tiempo en que ya no era tan joven, ni tan viejo, simplemente la plenitud vital del hombre, a los treinta y algo.
Los ángeles pueden tomar formas diversas, durante el transcurso de mi vida, su encuentro fortuito ha sido en mi historia personal, un hito especial, un anuncio de grandes cambios, un cataclismo vital que conlleva los dos lados maravillosos de la vida,; El Eros y el Tanatos.
Ha sido mi existencia, un culto religioso a la aparición de los ángeles en mi destino, y cuando un ángel desaparece, busco en rostros y signos, detalles del ideal perfecto, que reside en el Platónico mundo de las ideas y las formas.
A los treintaitantos años de existencia sobre el planeta, había hallado en el matrimonio y la desidia, la resignación a un mundo que no me daba más signos, y en el sopor dulce y sereno, los anos se habían apilado unos sobre otros.
Razonablemente feliz, ni pobre ni rico, no me atormentaban más que los problemas reales, el quehacer cotidiano de las cosas que inducen al tedio, un trabajo repetitivo y sin futuro, un departamento alquilado, una esposa dedicada y responsable, una vida sexual rutinaria, la televisión, la comida chatarra, ahorrar dinero para una hipoteca.
Pero en verdad yo quería todo eso?. El axioma de Heráclito dice; “Todo fluye, todo cambia”, y según él además todo viene del “polemos”, el conflicto vital que da sentido a la existencia.
Y el ángel apareció inoportuno, en una etapa en que me estaba adormeciendo, anestesiado en el tedio vital.
Decir que era joven y bella seria relativo, lo era razonable, comúnmente hablando. Pero tenía otras dimensiones más altas, que yo no puedo describir, que solo puedo intuir, ni siquiera mi cerebro puede procesarlo todo completamente, pero si puedo sentirlo. Y ahora que lo confieso, mi pulso tiembla, y me pregunto si debo contar la historia del ángel.
Ella tiene un nombre terreno, un nombre común, y como todos realiza las funciones vitales y las sociales, que una persona de su sexo, edad y condición social realizan.
Tiene una sonrisa encantadora, pero que nunca estalla en un aluvión de algarabía, es una risa serena, de labios delgados y dientes pequeños. Y cuando habla tiene un ligero seseo, y una manera de arrastrar las palabras muy suya, muy peculiar, que es encantadora.
Cuando se está quieta, y sus ojos miran hacia el vacio, hay grutas secretas en playas de arena yagua límpida, en su pelo hay reflejos del sol sobre las olas calmas al atardecer.
Pese a que el ángel es real, y debido a muchas razones que sería inoportuno describir , nunca quise desentrañar a la persona que existía en circunstancias parecidas a las mías, el mismo espacio, el mismo trabajo. Lo sé, el sentido común me hubiera dictado acercarme naturalmente a ella, ganar su amistad o enamorarla, o al menos tratar de conocer mas de la persona existente, pues bien, todo eso me sabe a sacrilegio. El mismo sacrilegio que hizo a los hombres construir la torre de Babel, el que hizo a Prometeo robar el fuego.
A veces ella me mira a los ojos tratando de desentrañarme, pero respeta mi silencio y mi lejanía, y a veces quiero pensar que lo entiende todo, pues yo ya lo he comprendido todo también.
La gente dice que soy extraño, y debe ser porque no hablo mucho con otras personas .No obstante puedo realizar satisfactoriamente las tareas básicas de la vida en sociedad, y si vienes y me conversas de algo, tal vez no te este escuchando, pero te estaré viendo con la sonrisa mas cortes y encantadora. También dicen que converso con sombras, a mi nada de eso me consta.
La fuerza inusitada de Eros, la pasión que es espada de dos filos, yo me estaba desollando vivo con esa espada, me estaba sacando la piel para hacerme el hombre nuevo. Tal vez quería recuperar mi forma primigenia? Habría sido yo un ángel también? Quien es quien me piensa, quien es quien me suena?
El culto al ángel hizo templo de mi cuerpo, debía comer alimentos puros y esculpir mi cuerpo por la ascesis del dolor, poner mis pensamientos en sintonía con la belleza del ángel, meditar en los misterios de su ser trascendente, y celebrar en sagrado onanismo, su carnalidad pasajera y la mía.
Así cambie mi cuerpo, en trabajo y ascetismo, mi cuerpo se hizo delgado y fuerte, con músculos que hablaban de armonía y equilibrio, mi rostro puro, y mis ojos también tenían océanos, me hice terrenalmente bello, y esculpí cada pedazo de mi cuerpo para que pudiera acoger al suyo, el sexo firme para el abrazo sagrado del coito, en el que los dos nos podíamos hacer eternos.
Mi mente se disciplino con el ejercicio de la voluntad, y en sintonía con el universo, me hice parte del dios o la energía que está en todo, que se nos revela ante los ojos cada día en la belleza y la armonía de lo existente, belleza que es un reflejo del rostro del todo, como una pintura sagrada.
Tu nombre tiene siete letras, el número cabalístico de la perfección, tu cuerpo delgado, leve, andrógino, es un esbozo de tu “yo” más hondo. Y estas en el aire y el mar, y en la sonrisa del sol en las mañanas amables.
En tu sonrisa se revela la génesis del mundo, y es simple y refrescante como una naranja recién partida, como una muy buena noticia, que te hace feliz y cantar todo el día.
Tus sueños no tienen secretos para mi, y yo estoy muy cerca, No me ves?..Estoy arrodillado en la otra orilla, y a veces tu me puedes ver también, aunque yo me este extinguiendo, poco a poco, me estoy yendo del mundo.
Pero el mundo cambia, y las sombras se desvanecen cuando amanece. Por eso cuando tu te acercaste a mí, supe que se acercaba el momento de irme.
Y tu viniste a mí, y me besaste repentina, y me dijiste cosas hermosas, y nos olvidamos del mundo, y fuimos lo que el universo quería de nosotros, o lo que yo había creado y deseado con tanta pasión, que tuvo que materializarse.
Y yo quería llevarte a algún lugar hermoso, el lugar que tu quisieras en este planeta, y estar junto a ti para hacerte feliz, consagrarte los años de vida terrena, y en la simple ilusión de eternidad humana, en esa necia ilusión que se rebela contra lo inevitable, prolongar nuestras vidas en la sonrisa de un niño, que tuviera el cielo límpido de tus ojos, y la tristeza de mar lejano de los míos.
Pero eso es imposible, y es imposible simplemente porque yo no existo, no…
Tú me creaste desde que eras muy chica, en los momentos en que estabas sola, en los momentos en que todo era confuso y no había nadie con quien hablar.
Te gusta estar rodeada de gente, te gusta conversar y sonreír, ser amable, quieres ser interesante, te gusta ser popular, ser razonablemente feliz.
Yo soy una tristeza muy tuya, una que tu le contarías a nadie, y mi rostro ficticio, son las lagrimas de orfandad que alguna vez, recibió tu almohada, alguna noche en tu cuarto.
Yo soy eso que tú no le cuentas a nadie.
Yo soy eso que tú ves cuando te quedas en un rincón y miras hacia la nada, y te entra una nostalgia que no sabes de donde viene.
La belleza es peligrosísima, y a veces te hace descubrir secretos que temías, en el fondo de tu propia alma.



Texto agregado el 11-05-2009, y leído por 120 visitantes. (1 voto)


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