Cisne Amaestrado





Oía el batir de las olas,
desprendiéndose hacia la albura de tus ojos,
color de suave lino encendido,
atando tu hermosura
sobre nardos y amapolas.

Parecido a un oasis distendido
que apareó la simiente de tus dedos,
acariciando la fuerza
de un estío nuevo.

Vuestros corazones espigados,
estridentes,
que porfiaron incesantes
las cigarras.

Se combatían uno a uno
proyectando punzantes,
sus finas alas.

Merodeaban
como vagas sombras
de humo,
presagiando el dulce abismo,
donde no alcanzaron
las palabras.

Aquella magia inexplorada
que compartía a la brisa,
su bella danza,
su enjaulado cisne amaestrado…