Existen estados mentales que son tan extraños como incomprensibles...

Existen hechos y olores que nos transportan a infancias y lugares tan remotos como hermosos...

Existen momentos de pausa que nos ayudan a entender la locura de nuestras vidas golpeadas por un tiempo vertiginoso, que nos castiga con su rapidez...

Existen exhalos que nos dan más aire que una eternidad de respiros frustrados por el ahogo del colapso mental...

Existen amigos que nos dejan descansar en sus risas, para darse cuenta que la vida es siempre dulce...y la amargura es tan necesaria como podría llamarse esencial, porque sino...¿qué sería la dulzura sino un sabor indescriptible y tan deforme como difuso....?

Existen bosques y desiertos tan lejanos que nos llenan de paz con solo ir a ellos a cerrar los ojos, para desentenderse del mundo y amar...

Existen rios del divagar que se van llenando de las nubes blancas como luces del camino...

Y cuando todo eso sucede conviene detenerse a mirar atrás, y evocar lo más lindo de cada senda, dejándonos cargados de recuerdos que, como un combustible mágico, nos lleva a volar por nuestras vidas una y otra vez hasta cansarnos del propio manjar de nuestras existencias...pero cansarnos para bien...


El Coronel