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Me llamo Ana María, y usted es un guarango.

El domingo, después de una mañana bastante fresca, pasado el medio dia, paró un poco el viento y se armo una tarde templada y agradable para un paseo al aire libre. Pensé en un recorrido corto, cosa de no cansarme demasiado y disfrutar al mismo tiempo del aire primaveral. Encaminé mis pasos hasta Juramento y Obligado, frente a la “redonda”, como llaman los vecinos de Belgrano, a la Iglesia que esta frente a la plaza.

A pocos metros, hay una pintoresca recova, que alberga una confitería con mesas al aire libre. Plantas y flores perfuman el entorno, de verdad bellísimo. Pasé un par de horas saboreando un café y ojeando al descuido, un diario del domingo.
Desde mi lugar podía ver una muchedumbre desfilar en dirección a la plaza. De a ratos preste atención a un conjunto folclórico que sonaba bastante bien, a decir verdad eran buenos. Al atardecer, soplaba un vientito fresco, sentí un poco de frió, llamé al mozo, pagu{e la consumición y retome hacia mi casa.
Por Cabildo, elegí la vereda del sol, no llevaba apuro y estaba pasando una tarde agradable.

Al llegar a José Hernández, pare en la esquina, esperando la luz del semáforo para cruzar la avenida. a mi lado esperaba, supongo que también para cruzar, una mujer joven, de cara agraciada, como suele darse en las gorditas, pero que a decir verdad, lucia bastante desproporcionada. Enfrentaba la vida, con unas tremebundas “Tetis”, acentuadas por un escote que de profundo, le llegaba al ombligo. Ya que acredito, en lo que a este tema se refiere, meritorios conocimientos, calculo que el peso de estas “lolas”, superaban con fácilidad, los seis o siete kilos. Un verdadero festín para los aficionados, aunque lo mas “fastuoso”era el volumen de la cola, algo descomunal.-

Una mujer que paseaba un bebé en un cochecito, atrapó la atención de nuestra heroina, dió una media vuelta y se consagro, a lo que tantas mujeres son adeptas, mimos toqueteos y palabras incoherentes que tan molestos deben resultar para el chico. Jamás soportó cuando mis hijos eran pequeños, de personas extrañas estas efusiones, a riesgo de pasar por antipático.

Para peor, tenía puesta una pollerita corta y al agacharse para hacerle arrumacos al bebé, se le subió más de lo prudente, no puedo asegurar si lo hacía de ex profeso, o si en realidad no se daba cuenta.

Por un momento me permití el regocijo un tanto perverso, de observar esas “carnes”, que tan generosas se me ofrecían. Estaba tan abstraído en el "avistaje", que no reparé en un auto que aminoró la marcha y se arrimó al cordón de la vereda. El estruendo de “Bombón Asesino”, me volvió a la realidad a tiempo de ver a uno de los muchachos bajar la ventanilla trasera, sacar la cabeza, y con un tono de voz tan repugnante como era su aspecto, mirando la cola de la chica, se mando con un “piropo”, que a más de estupefacto me dejó paralizado.

!Mamita!, atorranta, lo tuyo no es un culo, ¡es un mundo!.
En un instante, desaparecieron Cabildo abajo y se acabó el bombón asesino, al tiempo que comenzó mi calvario. La gordita liberó el bebe, pegó la vuelta y me encaró de frente. No me dió tiempo para reaccionar. Se me vino la noche. Guarango!, exclamó, debiera de sentir vergüenza hablarle así a una mujer.
Me llamo Ana María y ya va a tener noticias mías,
para que sepa, hace unos días un Sr. de su edad, mejor educado que usted, me ofreció un auto cero Km., por solo pasar una noche con el.

Pensé que no valía la pena intentar defenderme, más cuando observé que la madre del bebé, hacia gestos desaprobatorios dirigidos a mi persona. A la primera luz verde, aproveché para cruzar, mientras tanto, seguían los agravios, que por no merecidos, tanto mas dolían! Y diga gracias que no lo denuncio!
Un muchacho que cruzaba a mi lado me dijo, “Grande viejo!, no le de bola, lo felicito, a mi también me matan las gorditas, pero apure el paso que los coches nos van a pasar por arriba. Deseaba hundirme en el asfalto, pero le hice caso, y casi corriendo, fui a buscar refugio en mi Dpto.

Al abrir la puerta, la gata me saltó a los brazos para darme la bienvenida, encendi el televisor y me preparé unos mates para tranquilizarme un poco.

Les cuento esta “historia” en busca de consuelo, ya que desde el domingo no logro dormir una noche tranquilo. Me despierto a los gritos, en medio de una pesadilla recurrente. Se enciende la luz del dormitorio y aparece Ana Maria, absolutramente desnuda. Impiadosamente me grita, ¡ Viejo tarado! ¡ Viejo impotente!, vas a ver lo que te hago y ahí nomás se lanza arriba mío y comienza a asfixiarme con sus tetas asesinas.

Andre, laplume

Texto agregado el 02-05-2009, y leído por 134 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
06-05-2009 Muy bueno, muy gracioso. Me alegraste la tarde ¡Quiero unas tetas asesinas! baul-del-aire
02-05-2009 Realmente me gustó, situaciones que suelen ocurrir solamente por el hecho de estar presente en un lugar en el instante preciso , jajajaj , deja de soñar =D mis cariños dulce-quimera
 
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