Viajo siempre unos 100 km en bus, generalmente leyendo o escuchando música.

Ese día me dormí, profundamente, había tenido una noche agobiadora...
En el bus venían unos cuantos pasajeros parados y cuarenta y picos sentados; viajaba con saco y pantalón de vestir de lino fino.
Cuando llegamos a la terminal, la gente pasaba mirándome con cara de complicidad; yo me desperté y un hilo de baba corría por mi boca,
el pasaje seguía bajando y mirándome complicemente.
No entendía nada hasta que vi una erección mañanera que se levantaba cual mástil bajo mi pantalón; qué hacer ante tal situación?
Pensé en futbol, en juegos, en música religiosa pero nada, ahí seguía, así que para bajar , tome mi portafolillos y lo puse delante, parecía tonto lo sé, pero fue una solución rápida , cómica y simple.