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Todo numero dividido entre 0 nos da infinito. Ese es uno de esos hechos que son aceptados por muchos, pero explicados por pocos, como la impuntualidad, los dilemas existenciales o la flojera. También debo decir que me han dado algunas explicaciones, ninguna satisfactoria; solo una se acerco. Se supone que 1/ 1 es igual a 1, eso es obvio; 1/ .5 es 2; 1/.1 es 10; 1/.001 es 1000 y 1/ .00000…1 será igual a un número ridículamente grande; mientras mas se acerque el número de abajo a 0, el resultado será mas y más y más grande, hasta volverse infinito.

Basura.

La gente solo ha ideado esa solución para no afrontar el problema, para no consolidar una respuesta con lógica verdadera, no porque nadie lo haya abordado, no, al contrario, los grandes lo han hecho, los griego, los eruditos del siglo XVIII, los modernistas; pero han quedado satisfechos con una respuesta basada en aproximaciones. Ellos deben saber algo que no nos han dicho, algo esplendido que justifica tan absurda solución, ¿pero que? y ¿para que? ¿Para que demonios le interesa a alguien saber el resultado de la división entre 0? Ni siquiera existe el 0, tal vez por eso la respuesta es infinito, por que tampoco existe.

Y entonces llego a mi una idea asombrosa, si lograra encontrar la esencia del 0, algo que realmente lo llegara a representar y lograra verificar bajo la vivencia de una practica el dudoso dilema, entonces…habría logrado algo que nadie más logro. Pero ¿cómo? ¿Dónde encontrare “algo” que sea 0? Para cualquier operación normal se encuentran ejemplos fácilmente, desde la típica suma de manzanas que reflejan las operaciones simples de números naturales hasta la mecánica espacial que llega a representar los intocables complejos; pero la nada y el infinito, ¿Cómo alcanzarlos? Debo decir que esta cavilación me tuvo consternada durante algo de tiempo, días, meses, años, ya ni siquiera recuerdo cuanto fue…no daba con la solución. Trate desde la abstracción, me refugie en el arte, en la literatura, pero nada. Busque en la practica simple, una canasta vacía, un bote sellado al vació, busque en la lejanía del espacio pero nada, solo lograba encontrar “un bote”, “una canasta”, “una galaxia lejana”, 1 pero nunca 0. Y entonces caí en la ridícula metáfora, si nada representaba 0, entonces tal vez esa nada, esa carencia de existencia era lo único que podía representar lo que yo buscaba, que la búsqueda vacía fuera el rayo de luz…patético. El concepto no se maneja ni es entendido por los no cuidadosos; durante mucho tiempo creí que la respuesta era la pregunta, me doy lastima de pensarlo ahora. Pero si me ayudo, me di cuenta de que estaba mal, yo buscaba “algo” que representara el 0, pero la debía buscar “nada” que lo hiciera. Y así mi búsqueda me llevo hacia lo olvidado, hacia lo que nadie nota, hacia las motas de polvo, la basura olvidada, los libros viejos cuya existencia es igual a que no estuvieran ahí…y así, entre estantes obscuros, entre rincones olvidados, entre respuestas fallidas, te encontré.

Debo decir que al principio no lo creí, después de que me interese tanto en una búsqueda en la que creí encontraría la respuesta en lo mas lejano del espacio; pero no, encontré el 0 volteando mi cabeza y viendo en el fondo del salón. Sentado con la cabeza baja, como si de verdad estuvieras pensando en algo, eras ese al que a nadie le importa si contesta la pregunta, cuyo promedio era tan imperceptible, tan irrelevante, ni siquiera era muy alto ni muy bajo, simplemente era como si no existiera. No tienes ningún talento, ni siquiera el hecho de que no tuvieras facultades para nada te hacia resaltar, no sobresalía ni siquiera por tu mediocridad, cabe resaltar que había mas mediocres que tu. No tendías al drama, no hablabas demasiado como para considerarte un buen conversador, pero tampoco muy poco como para que fueras tímido; eras amigo de los amigos de tus conocidos, pero nunca iniciabas por tu propia cuenta y nadie parecía notarlo. Así es, te encontré por casualidad; no, fue un milagro, no pudo ser de otra forma, tú eras lo mismo que nada y si debo admitirlo, me pareció fascinante.

Escuche con atención cada palabra que decías, y comprobé que daba exactamente lo mismo si no las hubieras dicho. Vi cada una de tus acciones y eran tan absurdas, tan insignificantes, pero no alcanzaban a ser patéticas. Te vi junto a tus padres y tus hermanos, ellos tenían carisma y te aplastaban mientras hablaban, mientras reían, mientras vivían; pero ni ellos ni a ti te importaba. Ni siquiera tenias la suficiente personalidad como para carecer de autoestima, tenías la saludable, seguías siendo insignificante e imperceptible; pero cada vez que alguien te pasaba de largo o te omitía, cada vez que hablabas sin sentido o actuabas sin saber lo que hacías yo me convencía mas y mas de que eras exactamente lo que yo buscaba.

Y por alguna razón, por el hecho de pasármela junto a ti, de verte todo el tiempo, de notar lo que hacías y como lo hacías, de insistir en hablarte, de picarte todo el tiempo para ver si existías (muchas veces creí estar alucinando) te hizo creer a ti que podías darme un beso. Y eso fue todo, lo comprobé irremediablemente, aun bajo el mas sincero de los gestos humanos, aun esforzándote en el intento de expresar lo mas expresable y expresado, aun en ese momento, me llego ese sentimiento de vació, de algo irreconocible e insignificante, aun ahí, yo no sentí nada, fue increíble; si una persona en especial era la representación de la nada, del 0 anhelado, entonces cualquier otra persona debía ser el 1 y me aterraba que fuera cualquier otra persona que no fuera yo. No se que impresión debiste de tener cuando me arroje a ti cual fiera enloquecida, debiste creer que yo estaba sintiendo todo lo contrario a lo que en realidad sentía, pero tampoco me importo, para ese momento yo ya me había dado cuenta de lo irrelevante de tu opinión.

Y seguimos, y ocurrió…justo en un silencioso momento donde yo ya había perdido la noción de lo que estábamos haciendo…sentí algo…algo dentro de mi cayo en una euforia diferente a la de la que el descubrimiento intelectual me llevaba, algo inmenso e indescriptible pasaba en mi, algo que no creí poder controlar…¿eso era el infinito? Y te escuche decir lo primero de todo lo que dijiste que me llamo la atención, ¿amor?. Lo dijiste con franqueza y seguridad como si no fuera extraño y atemorizante y me di cuenta, el amor si se parecía al infinito.

No, de ninguna forma, no podía ser así (creo que esto empecé a decirlo en voz alta) el infinito no era amor, ¿Cuántas veces escuche decir a la gente que el amor es infinito? Pero eso era burdo, era común, era confundir la característica con la definición, toda la gente se enamora, y solo yo podía encontrar el infinito, me negaba a creer que se encontrara en tan usada palabra, en una metáfora que se encuentra en la canción mas barata. Me levante del suelo y me dispuse a irme, recogí lo que encontré de mis cosas y me dirigí hacia la puerta completamente molesta. Y de nuevo un milagro, me tomaste de la mano y me obligaste a quedarme, pusiste sobre mi tu cuerpo y volviste a susurrar la barata palabra, ¿amor?. Jamás habías mostrado tanta…personalidad, no era lo que buscaba. ¿Y que era diferente ahora? Tu siempre fuiste un 0, la nada, en tus comentarios y actitudes, en las opiniones, en los pensamientos, en la familia a la que pertenecías y ahora, no lo eras; ¿Cuándo se perdió todo? …fue…fue cuando me acerque, cuando te toque con mis manos y me diste un beso, ahí fue donde obtuviste actitud, orden, cantidad, donde se llenaron en ti los espacios vacíos y te convertiste en algo, donde deseaste estar sobre mi y no yo sobre ti. Era tu cuerpo el que estorbaba a la sublime belleza de la verdad única que yo buscaba.

Te arrastre hacia la cocina, me debiste notar feliz, por que no te negaste a seguirme, recuerdo que tu ni siquiera notaste cuando abrí el cajón y me puse a buscar lo que buscaba, no recuerdo que estabas haciendo; ya ves? Comenzabas de nuevo a ser imperceptible. Y lo encontré, el filo adecuado, el utensilio prefecto que cumple la función adecuada; me equivoque te dije, el uno no es una persona, es esto y te mostré el reluciente cuchillo inoxidable y me pareció que en ese momento tu mente se fue, por que no te atreviste a decir o hacer nada, oh…fue tan perfecto, tu tan imperfecto, ambiguo, poco interesante, no común, imperceptible y el cuchillo tan firme, tan real, todo tan natural; todo tan perfecto.

Tengo suerte de vivir sola en un departamento.

Al día siguiente no pude ir a la escuela, tuve que anotar todo cuidadosamente, limpiar un poco y reflexionar mis conclusiones, al final decidí no compartirlas con nadie, no creo que cualquiera se encuentre al nivel de entender lo que paso… pero me gusta creer que aunque sea al final, tú lo entendiste y por eso fue que adoptaste tan perfecta actitud.

¿Si me ha servido en la practica? Claro, cada vez que el problema de dividir entre cero se me presenta en un ejercicio o en un examen tengo a la mano la tinta roja ¿Por qué? Simple, por que ese es el único color que distinguí cuando encontré el infinito.

Texto agregado el 03-03-2009, y leído por 112 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
21-04-2009 Bueno, esto sí que supera mi pobre capacidad de comentario. De pronto quisiera decir muchas cosas respecto de las sensaciones que me despertó este texto. Solamente decirte por ahora que el tema es excelente, tratado con una muy buena narrativa y con un estilo muy bueno. Lo volveré a leer con mucho interés y ampliaré el comentario.*****Afectuosos saludos. sagitarion
 
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