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No sé bailar, pero bailo. Siempre he tratado de dar un mejor espectáculo al momento de seguir el ritmo de una canción, pero a lo largo de los años, lo único que he podido lograr es mostrar pasos inimitables, llenos de adrenalina, pero carentes de un buen ritmo.
Son pocas las personas que se han atrevido a decirme que bailo desastroso, que soy un mal elemento en una pista de baile, y que no tengo mucho oído para las canciones. Pero hace poco, una persona especial, me dijo que baila mal, que mi cuerpo no obedecía el ritmo de la canción, que era muy atolondrado para mover mis extremidades. Yo pensé y me dije: Es cierto, no he nacido para bailar, pero bailo, y no importa si lo hago mal, lo único que me interesa es soltar mis energías, evacuar el estrés, seguir el ritmo de mi pareja de baile, sudar hasta deshidratarte (como cuando se baila cumbia), ser el centro de la atención (no por tener los mejores pasos de baile, sino por hacer el ridículo). Seguro que es un pecado bailar mal, estas ofendiendo a las personas, a su vista. Hasta les podría causar una gran y enorme vergüenza ajena.
En efecto, no sé bailar, será porque nunca tuve un buen ejemplo: mi madre no le gusta bailar, le he visto poco moviendo su cuerpo, y las veces que la he visto danzar, sólo he podido ver que mueve sus pies de un lado a otro (sea el ritmo que sea). Y de mi padre recuerdo la locura que pone en sus pasos al bailar, y el desenfreno que se queda marcado en cualquier pista de baile a la cual asiste. Nunca se puede contener en hacer pasos irrepetibles, será por el licor que correo por sus venas, las ganas excesivas de mover el cuerpo, y entre otras cosas que no puedo mencionar. Pero creo que heredé los malos reflejos de baile de mi progenitor, la culpa la tiene él, por eso no sé bailar, pero igual me gusta hacerlo.
Me obsesiona ciertos tipos de bailes, y evito rotundamente otros como la salsa. Si yo bailara salsa muy seguido, habría muchas personas con los pies hinchados y con unos cuantos moretones en las piernas. Si yo bailara ese ritmo, causaría accidentes en la pista de baile y sería llevado a prisión por bailar mal y atentar contra la vida de su pareja. Por eso no bailo salsa, rechazo cualquier invitación de ese tipo de baile, lleno de piruetas que van contra mis principios danzarines. Yo les digo a todos que no bailo salsa, y es más, no me gusta escucharla mucho. Pero sí me gusta bailar otros ritmos, en los que me puedo desenvolver sin lastimar a nadie. Suelo bailar, a todo furor, diversos ritmos como reggaetón, trance, merengue y otros ritmos indocumentados que tienen letras inflamadas de amor, desamores, frenesíes sexuales, y otras atrocidades humanas.
Bailar reggaetón está lleno de electricidad, es contagioso. Este ritmo está lleno de mucho poder y de una mezcla musical que te anima a bailar, a sudar, y por qué no, a follar alocadamente. Y el merengue también es un buen complemento para pasar una buena noche bailando. Son los dos ritmos que más me gustan. Me dan ganas de bailar, y me suelo más, cuando bebo litros de alcohol. El whisky me pone muy bailarín, me incita a hacer el ridículo sin darme cuenta, suelta mis temores interiores y me olvido de la gente que me acompaña, y sólo me dedico a lo que peor sé hacer, bailar.
Las preguntas que siempre me hago es: ¿podré bailar peor?, ¿habrá alguien que pueda competir conmigo?, ¿seguiré bailando así o algún día me rendiré para no hacer más el ridículo? ¿podré bailar algún día como Chayanne y compartir roles en “Baila Conmigo”?, ¿Podré ser el mejor bailarín de la historia peruana?, ¿Lograré cumplir mi sueño en el reality “Bailando por un sueño”?.
Claro que sé las respuestas, y no soy un tonto soñador, pero me fascina preguntarme esas interrogantes y saber qué clase de bailarín soy, porque soy un bailarín desastroso, como dice mi personita especial. Pero no busco hacer la mejor coreografía, ni ganar un premio al momento de bailar, sólo busco divertirme y, de vez en cuando, romper unas cuantas piernas y causar accidentes en la pista de baile. Lo siento, no sé bailar, pero me gusta bailar.

Texto agregado el 09-01-2009, y leído por 121 visitantes. (0 votos)


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