Hoy he vuelvo a caer en la tentación de pedir ayuda, chapotear es muy cansado y ni siquiera sé dónde está la costa o si quiero alcanzarla ¿Cuántos años llevo nadando? He vislumbrado algunos barcos con destino desconocido y aún así, envidiado. Me dan miedo sus hélices. Suelo separarme de su trayectoria en cuanto sus focos me deslumbran -en este mar nunca ha amanecido-. Algunos hacen mucho ruido con su bronca sirena, parecen querer decir algo importante que no entiendo o no me interesa. No me ven pero al pasar cerca remueven el fango y provocan perturbaciones que amenazan con hundirme. Menos mal que el cuerpo es menos denso que el agua salada y flota al hacerse el muerto. Si pasa una zodiac o algo de tamaño poco intimidatorio puedo atreverme a pedir ayuda, como hoy, pero en este caso nunca hay plazas disponibles. Así que me disculpo por las molestias y me coloco detrás, a una distancia prudente del motor. Al ponerlo en marcha me salpica en los ojos. Escuece un poco, pero como siempre, se me pasará.