Un viajero del tiempo arribó con su máquina al Paraíso Terrenal. Encontró las deliciosas vaquitas, la manzana y la culebra; pero de Adán y Eva no había rastros.

Entonces, con un poco de tierra, agua, algunos reactivos que traía en su laboratorio genético, y los planos que estaban almacenados en la computadora de la máquina, hizo un hombre, para pasar el rato. Como no tenía ningún modelo, el viajero se tomó unos cuantos hologramas, así que su hombre le quedó muy parecido a sí mismo. Y para que no estuviera solito, tomó una muestra de material genético de una de las costillas de su creatura e hizo un clon femenino (modificando, claro está, uno que otro cromosoma y añadiendo las hormonas correspondientes). Y si hizo a la mujer de aquesta manera fue porque era mucho más fácil que empezar de nuevo, y porque igual no iba a perder demasiado tiempo haciendo una mujer.

Y como no había otra cosa interesante que hacer en el Paraíso, una vez que terminó de jugar al Ingeniero Genético se subió a su máquina y progresó a su Presente.

Cuando llegó, se encontró con que todos creían que era Dios.