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Tal vez esté equivocado, pero pienso que muchas mujeres, en el plano erótico, son de momentos… EL lugar correcto, la persona correcta, la hora correcta… o no Tanto correcto, sino ideal… En tanto que para un hombre cualquier momento, cualquier lugar, o cualquier persona… o las tres cosas, pueden ser lo ideal… Eso lo logró evidenciar Damián ese mismo día…

Luego de visitar a Julieta, Damián se aprestó a ir a su casa… Debía pasar por un parque algo pequeño y oscuro, iluminado solamente por la tenue luz de las fachadas de las casas del frente, y uno que otro automóvil que pasaba junto a él… Esa noche en particular, Damián caminaba despacio a través del parque, hasta que se detuvo al ver una escena aparentemente normal… Era una pareja que se besaba con ternura, reía por lo bajo, murmuraba… Ellos parecían estar felices por estar allí… Ya Damián le ganó la curiosidad por quedarse mirándolos que la prudencia de dejarlos solos en su curiosa intimidad. Se quedó mirando, con algo de morbo curioso, pero asustado de que lo vieran…

La mujer de la pareja se dio cuenta de que estaba siendo observada… Miró a los ojos a Damián por un instante, dijo algo al oído de su compañero, y el, lejos de molestarse siquiera un poco, observó con mirada maliciosa a la mujer, y entre los dos le ofrecieron a Damián un espectáculo digno de cualquier cine porno ahí mismo, en la clandestinidad de la noche…

Algo aturdido por los acontecimientos del parque, Damián se fue a tomar su bus… Abordó el primero que pasó, y se sentó en la última silla, contra una de las ventanas… Mirando hacia afuera, y con la mirada perdida, Damián comenzó a soñar…

Ya no se encontraba en el bus… Estaba de nuevo en un hotel que había visitado hace poco tiempo; mas exactamente en la piscina principal del hotel. Estaba sentado al borde, con los pies sumergidos en el agua. De pronto, emergió del agua la mujer más angelical, linda y sexy que conocía; su novia Julieta… Estaba vestida con un camisón blanco, que junto al agua, dejaba entrever que bajo la prenda solo estaba la piel desnuda de la joven. Nadó hacia un lado, hasta la escalerilla de salida, sin siquiera mirarlo… Tan altiva, prepotente, orgullosa y segura de sí misma que a Damián le pareció que no era la gentil novia que conocía…

Julieta se sentó en la silla de un parasol que se encontraba justo al frente de donde se encontraba Damián, al otro lado de la piscina… El la podía ver claramente, pero su timidez no le permitía mirarla fijamente, sin contar que además, lo había ignorado de forma tal, que se sintió incluso ofendido.

Pero lo que pasó luego fue extraño… Ella era ahora quien lo miraba fijamente, tal vez atraída por su aparente indiferencia… De pronto volvió a ella esa mirada inocente que el bien conocía, solo que mientras lo veía, se acariciaba lentamente las piernas, desde la rodilla hacia arriba, levantando sin querer (o queriendo… juzguen ustedes) la camisa semitransparente que tenía puesta… Sus manos jugaban por todo su cuerpo, mientras no dejaba de mirar a Damián, con la boca entreabierta, tratando de disimular su agitación, y un poco ruborizada… Luego se levantó de la silla, camino por el borde de la piscina hasta llegar junto a Damián, El solo la miró, y por un reflejo, le dio un beso en la mejilla… muy cerca de la boca.

Fue cuando a ella le cambio la cara… Se paró frente a él, al borde de la piscina, se sentó en sus piernas, y lo besó con locura… con lujuria… como si hubiera una verdadera ninfómana dormida dentro de ella, que acababa de despertar… Y después se aferró a su cabeza, se fue hacia atrás, y ambos cayeron dentro de la piscina…

Pasó de todo en aquella piscina… Con ella inspirada por la explosión de su parte oscura, y el animado por el escultural cuerpo de su novia, por sentirse deseado por ella, por verla disfrutar de su cuerpo, y por cada una de las frases sucias que se decían mutuamente… ese tipo de frases que uno no dice sino en circunstancias particularmente excitantes…

El sexo solo es sucio cuando se hace bien… pensó Damián.

Mientras Damián



Pero algo le sobresaltó… Un dedo le picaba el pecho… Y no era de Julieta… El golpe de realidad no lo dio ella, sino un fulano calvo y chiquito que le picaba el pecho y le decía; “¿¿Pasaje, por favor??”

Que despertar tan maluco, ¿no?... Pero ya iba a llegar a su destino… No pudo evitar escuchar en su mente la voz de Julieta, emitiendo sonidos placenteros, y recitando con su dulce y cansada voz un poema de una cibernauta desconocida, que le yo una vez en internet (y que inspiró esta historia…):

ESCLAVA DE TU MENTE ME SOMETO A TI

ENCADENARME QUIERO A TU CUERPO

CUMPLIR CN TODO LO QUE ME SEA POR TI IMPUESTO

SIN VOZ, NI DERECHOS SOMETERME A TU CONDENA

CUMPLIR LA PENITENCIA DE TU LUJURIA

ENCARCELADA A LA SOMBRA DE TUS DESEOS

Q TUS MANOS ME RETENGAN COMO GRILLETES DE FRIO ACERO

SIERVA DE TUS FANTASIAS, FLAGELAME CON TUS BESOS,

ARRANCAME LA PIEL CON TUS CARICIAS...

CONDENAME A SACIAR TU SED

SUBYUGADA A TU PLACER........

Mañana nos veremos, Julieta… Mañana…

(¿¿Continuará??)

Espero les haya gustado… Y no se… Tal vez a algunos les den ideítas…

TACHOTAKU...

Texto agregado el 05-11-2008, y leído por 168 visitantes. (0 votos)


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