Yo no sé quien era ese niño
lo veía correr en el campo
jugar con las mariposas
Nunca supe su nombre
ni de que techo era
Recuerdo su sonrisa franca
su abrir de brazos al viento
su pelo azabache chocar con su rostro de canela
yo creo que así conocí ser libre
contemplando su tibieza
ese dejarse tan pájaro que tenía
Hay niños de caras amargas
los vi crecer conmigo también
los de caras amargas
que reprochan el barro donde crecimos
en cambio
él
el descalzo toda su piel regalaba a la tierra
todo él se entregaba a la madre sol
sus garzas piernas surcaban el trigo
apenas alcanzaba yo a su vuelo

A lo mejor si vuelvo …
no se dónde escondería el cuerpo
pero…
me animaría a preguntarle
por que tengo la certeza

cómo es que sigue niño.