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Redacte un ensayo, extención mínima de una plana, en el cual argumente a favor de una función de la literatura, a su elección, la cual usted crea ésta deba cumplir. (Funciones: didáctica, social y estética)




De Literatura, Arte y otras Frivolidades


La cada vez más complicada y rápida vida que llevamos nos obliga a exigir practicidad y consistencia a todos los ámbitos, situaciones y objetos que necesitemos. Así, cada nueva creación, desde un horno microondas hasta un edificio, están hechos para ser útiles, de forma simple y dispuesta, aunque siempre manteniendo una estética requerida por los exigentes usuarios. Hasta la misma literatura ha debido adaptarse a esa característica sencillez, para ser de fácil entendimiento, más amplia aceptación, o arraigar con más fuerza las ideas expuestas por el autor en los lectores.
Obviamente, para nosotros, ciudadanos y receptores, y para nuestras sociedades, las funciones más útiles que le podemos dar a la literatura es ser herramienta de amplio alcance: remover conciencias y enseñar lecciones de vida. ¿Qué más práctico que concientizar a las personas a través de un medio cada vez más desplazado? –Cabe mencionar que la literatura, buena y mala literatura, está al alcance de la mayoría, pero son en realidad menos personas que las que quisiéramos (nosotros y los autores) las que se ven interesadas por un libro antes que por una práctica revista, periódico, o más fácil aún, un cómodo televisor –.
La primera selección son los lectores reales, la segunda, los lectores que prefieren textos de crítica social o de trasfondo didáctico, antes que a los sobrevalorados –pero no menos interesantes– Best Sellers.
Pero de todas formas, poniéndonos en el ideal caso de que una gran mayoría de personas optasen por obras literarias sociales y/o didácticas; poniéndonos en el caso de que la mayoría de los autores quieren remover conciencias, criticar y/o enseñar importantes lecciones de vida, y más aún, que todos ellos prefieren el fondo a la forma, es innegable que en cada obra literaria que podemos tener en nuestras manos, algo que nunca le faltará será la estética, ya que para darse a entender hay que considerar la forma, para calar conciencias hay que llegar al alma, y para dar lecciones hay que morder el hueso, independiente del fin, siempre se consideran los medios.

Toda obra literaria se ha pensado con el fin de ser leída –sólo por el autor, o por todo el mundo– y este solo hecho hace buscar al escritor la mejor –o peor– forma de darse a entender, desde las aseveraciones más simples hasta la más caótica escritura automática.
Sin estética, una obra no puede considerarse literaria, y es más simple de lo que se piensa. Por ejemplo:
¿Por qué la mayoría podría decir sin miedo a equivocarse que Subterra, de Baldomero Lillo, es una obra literaria, mientras que Breve Historia del Tiempo, de Stephen Hawking, es un tratado de divulgación científica?
Evidentemente, ambas obras se han escrito a conciencia de ser leídas por una colectividad. En la primera se retrata un sector de la sociedad, en la segunda, se enseña a un sector de la sociedad. ¿Entonces, qué las diferencian?
Tan simple como que la primera fue escrita pensando en forma y en contenido, a pesar de su función social; y la segunda se centra sólo en el contenido, es decir, suprime la a veces tan negada estética.
Y estética es belleza, la que es completamente subjetiva, por ser una visión personal. Al igual que el arte, que es la interpretación personal de algo. Es decir, que lo estético se puede ver desde una perspectiva artística, y lo artístico, de un punto de vista estético.
Pero diversos autores niegan la función artística de la literatura –aunque se busque donde se busque la definición de “literatura”, siempre se encontrará como primera acepción “arte que emplea como instrumento la palabra”– argumentando que la generalización supondría una valoración que incluiría obras que se pensaron como literarias pero que son de baja calidad artística o estética.
Lamentablemente, como bien sabemos, en gustos no hay nada escrito, y lo que para algunos es un urinario, para otros puede ser una obra de arte, y nadie tiene derecho a desvalorizarlo.

Básicamente podría haber comenzado y terminado este escrito con la premisa de que la literatura es arte y el arte es estética – o anti-estética, que también se ve, y no es más que otra forma de estética– pero tantos críticos autores concienzudos no considerarían de valor un humilde ensayo basado en la pueril y superflua belleza que es tan exigida en el caótico mundo que nos rodea. Pero para aquellos autores, y según la humilde opinión de su servidor, si buscan aprender pueden leer a Hawking o inscribirse en un curso de inglés por correspondencia; si buscan saber de actualidad pueden mezclar unas interesantes lecturas desde The Clinic hasta El Mercurio –sin olvidar tanto blog express que tenemos en la práctica Internet–; si buscan moral lean autoayuda o la Biblia; si buscan entretenimiento lean a un popular Brown o una popular Rowling; si buscan que alguien más le remueva la conciencia sobre la penosa situación de las sociedades actuales, o la propia, suscríbanse a la revista de National Geographic, o vean documentales del Discovery Channel sobre economía, delincuencia e injusticias. Pero si sólo buscan arte por arte, creaciones por crear, belleza por embellecer, pues, bienvenidos al pequeño rincón literario de los soñadores e impresionables, aquellos que invierten su tiempo en vanas rimas y extravagantes textos, tal cual un simple Poe o un Huidobro cualquiera.

Texto agregado el 01-11-2008, y leído por 197 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
01-11-2008 Las rimas nunca son vanas cuando van de la mano del sentido. Y cuando no tienen sentido, tampoco son vanas. Un dilema para pensar the_pie_maker
 
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