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Cuentan que un día vagaba un hombre por un sendero sin ánimo de llegar a ningún sitio en concreto. Simplemente se dejaba llevar por sus propios pasos y se deleitaba con todo aquello que encontraba a su paso. A veces, cuando vislumbraba algo que le merecía especial interés, jugaba a acortar sus pasos, casi trastabillando, para gozar el mayor tiempo posible de una verja recién pintada, del majestuoso alero de una casa, de la impresionanate altura de un acantilado, del sublime verdor de un campo esperando a ser segado….y en su rostro se esbozaba una sonrisa que le permitía seguir su camino con ligereza.

No se le conocía oficio ni dedicación alguna. Nadie sabía su nombre. Digamos que permanecía en una existencia casi exigua. De hecho, cada vez que cruzaba una villa o un pueblo, los aldeanos le acogían con calor y le ofrecían aquello que sus manos habían creado. Unos, las frutas cosechadas con tanto esfuerzo, otros, la bebida tan celosamente elaborada, algunos otros, una cama caliente y seca. Hasta que nuestro hombre partía de nuevo, y los aldeanos después de su partida, tardaban los mismos días en olvidarse por completo de aquel hombre que había pasado por sus vidas. Se podría decir que este hombre llevaba una vida transparente.

Y seguía recorriendo su camino sin importarle qué pasaba a su alrededor. Cruzó países enteros y vislumbró el horror de la guerra, las heridas que se propiciaban los hombres contra sus mismos hermanos, vivió oleadas de pavor al comprobar cómo sus propios semejantes podían crear el caos absoluto a su alrededor. Cruzó poblaciones donde no se conocían ni de oídas palabras como mezquindad, usura o envidia. Comprobó que el amor existe y que algunos afortunados tiene ocasión de vivirlo cuando aún pueden disfrutar de sus mieles. Y se regocijó en las sinceras sonrisas que muchos niños le prodigaban. Y se envaró ante posturas dictatoriales y magníficas que oprimían sin más justificación que vivir por y para el mismo odio.

Pero este hombre, ajeno a todos estos acontecimientos se preocupaba solo por continuar siempre hacia delante, sin más pasión ni fin que seguir acumulandfo experiencias, vivencias y al fin y al cabo, conocer al hombre, a sus semejantes.

Y así, un día, el hombre se sintió cansado, y decidió que una piedra al lado del camino, bajo la fresca sombra de un magnífico árbol podría ser un buen lugar para descansar, y retomar fuerzas.
Se percató de que bajo aquel árbol permanecía un anciano sentado y se excusó ante él…..

- Perdone, buen hombre. ¿le importa si me siento y le hago compañía un rato? Llevo un largo tiempo viajando y mis pies parece que necesitan descansar.
- Por supuesto, siéntate y descansa. Me vendrá bien un poco de compañía ya que hace tiempo que no hablo con nadie. ¿no eres de por aquí cerca, verdad?
- No, llevo recorridas varias leguas y he viajado tanto, que ya ni me acuerdo de mi lugar de partida.

Y en aquel momento se percató del significado de sus propias palabras. ¡Llevaba tanto tiempo caminando que realmente no se acordaba de donde venía, cuál era su propósito y ni siquiera tenía idea alguna de quién era! No es que este pensamiento le asustara o le causara algún temor, pero entre curioso y perplejo siguió conversando con su compañeró de asiento.

- Y dígame, buen hombre. ¿Lleva usted mucho tiempo aquí?
- Toda la eternidad.
- ¿Y no es aburrido permanecer tanto tiempo en un solo sitio? Viendo siempre lo mismo y viviendo siempre las mismas experiencias. Imagino que este camino no es un sitio demasiado transitado.
- No amigo, llevo aquí toda la eternidad pero eso no supone que me aburra. He visto tanto, he llegado tan lejos, he vivido experiencias tan gratificantes y tan humillantes que puedo perfectamente vivir aquí para siempre, simplemente con mis recuerdos.
- Vaya, no sabía que se pudiera vivir solo de recuerdos. Hasta ahora yo siempre he marchado hacia delante, nunca me he parado a mirar hacia atrás, por muy bellas o feas que fueran las cosas que he encontrado a mi paso. Aunque bien pensado, creo que no es tan mala idea. Algún día dejaré de recorrer este sendero y volveré sobre mis pasos hasta encontrar de nuevo el lugar del que partí. ¿se imagina? Quizá existe una familia que me espera con anhelo…o puede que tenga hijos a los que cuidar y a los que contarles todas mis experiencias….e incluso, pudiera ser que haya dejado atrás amigos tan buenos, cuyos corazones se alegren solo por el hecho de verme regresar………….
- Está muy bien que pienses así. Solo permíteme que te desee buena suerte y que cargué en tu espalda un leve consejo en forma de interrogante…...

¿Y si un día descubrimos que el mundo en el que vivimos no es tan bello ni tan feo como entendemos?
¿Y sí alguien rompe las barreras naturales que le marca su condición humana y aprendemos la lección de la experiencia?
¿Y sí un día, al despertar, nos damos cuenta de que nuestro corazón gime y llora y que las heridas que creíamos cerradas vuelven a dolernos?
¿Pudiera ser que solo por un día, por una sola vez, un instante, el mundo que nos rodea y que concebimos como tal, fuera tan distinto, que nos sintamos lejos de nuestra propia casa y de nuestro hogar?
¿Puede alguien llegar a sentirse tan solo como para no acordarse nunca más de sus orígenes ni de quién es realmente? ¿es tan grande el miedo a la felicidad que pudiera alguien no encontrarla nunca por no saber qué tiene que buscar?
¿Acaso se pude medir la belleza y encerrarla y guardarla para gozar de ella en tiempos en que no la encontremos? ¿Puede un solo hombre proyectar una sombra tan grande y alargada que todos aquellos que se sientan impresionados, nunca más vuelvan a ver el sol?
¿Porqué las cosas simepre nos resultan cotidianamente parecidas o similares pero nunca iguales en su totalidad?
¿Puede el amor sobrevivir a la muerte de un ser querido? ¿Es cierto que las mayores tormentas siempre preceden a la calma o nos hemos acostumbrado a dignificar nuestros peores momentos en espera de que no sean tan agríos?
¿puedes tú con tu humanidad comprender y aseverar que tu condición de hombre no deja lugar a dudas y que el camino que se halla bajo tus pies es el que realmente quieres recorrer?

Y entonces el anciano se levantó lentamente y empezó a caminar. Nuestro hombre se quedó sentado un buen rato, pensando en aquellas palabras y decidió que ya era hora de partir. El problema es que no sabía a ciencia cierta qué dirección tomar. ¿seguir adelante acumulando experiencias, vivencias y conocimientos? ¿volver atrás para reecontrarse con aquella familia y amigos de los cuales no recordaba absolutamente nada?

Y así pasó el tiempo, mucho tiempo, pensando con la cabeza gacha sobre qué dirección tomar. Pasaron los días y sus correspondientes noches y nada le hacía decantarse por el destino al que debían llevarle sus pasos. Así, en estas, un buen día, levantó un poco la vista y acertó a ver, que por aquel sendero tan conocido y familiar, se acercaba una figura lentamente hacia su lugar de resposo.

Se trataba de un hombre que caminaba por un sendero sin ánimo de llegar a ningún sitio en concreto. Simplemente se dejaba llevar por sus propios pasos y se deleitaba con todo aquello que encontraba a su paso………….

Texto agregado el 09-10-2008, y leído por 78 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
09-10-2008 MARAVILLOSO!! Nunca me detengo a leer relatos largos, pero este fue digno de merecer mi tiempo. Tu historia me deja mucho para reflexionar. Un abrazo. Te dejo***** mariadelcarmen
 
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