Henry Lerner’s Big Show Presents
“Vidas mediocres”
Sobre ficciones y realidades


Hola amigos,

Bienvenidos una vez más al maravilloso e increíble mundo de Henry Lerner. Solo dos pequeños apuntes, uno para recordar que todo aquello que se cita en nuestros particulares viajes corresponde totalmente a la realidad, esa que vivimos todos los días, minuto a minuto, y que nos hace temblar, estremecernos y en definitiva sentir que estamos vivos. Y otro para recordar que cada una de las palabras que encontraréis a continuación son una pura ficción, reflejo de esa vida paralela que nos gustaría vivir y que por mucho que intentemos, siempre se nos escapa y la vemos pasar en un futuro que nunca llega.

Tengo muchos amigos, más de los que quisiera. A veces me gustaría reunirlos a todos y clasificarlos. Incluso me atrevería a descartar algunos. Me resulta espectacularmente graciosa la idea de ponerles a cada uno un lazo de color. El color seleccionado se correspondería con el nivel de amistad, el motivo por el que adquirieron ese título y las circunstancias que hicieron que llegaran a ser lo que son. Mis amigos.

Tengo un trabajo que me sirve para ganar dinero. Me mantiene y me permite realizar algunas de aquellas cosas que nunca quise hacer. Mi trabajo es el primer eslabón de una pesada cadena que nunca veo pero que siempre llevo encima. Me pagan dinero por trabajar. Con el dinero consigo productos. Algunos los consumo, otros los observo, otros los llevo conmigo y otros forman un grupo indeterminado al que aún no he conseguido encontrarle sentido. Cuando compro productos el banco me manda extractos. Son todos esos papeles que siempre guardo como si fueran misivas extraordinarias y que pasado un año natural destino al reciclaje. Cuando no recibo extractos del banco es porque no compro productos. Si no compro productos es porque no tengo dinero y no tengo dinero porque no trabajo. Todo lo anterior me afecta mucho, de hecho cada vez que se produce un cambio brusco en el devenir de estos acontecimientos, mi vida pasa a un segundo plano. Mi felicidad se transforma en antipatía, mis verdaderos deseos se esconden y mis pensamientos y sentimientos se esfuman por arte de magia. Cuando consigo trabajo empieza de nuevo la rueda y con un poco de suerte consigo rescatar una porción de mi felicidad, algunos de los deseos y vuelvo a pensar y a sentir.

Tengo sed y tengo hambre. Para la sed bebo y para el hambre como. A veces me equivoco y lo hago al contrario y mi cuerpo se rebela y me informa que no estoy siguiendo las líneas básicas de la naturaleza. Es entonces cuando me sorprendo a mí mismo y consigo cambiar mi naturaleza para poder asimilar líquido al comer y sólido al beber.

Cuando duermo no hago otra cosa. Bueno, a veces sueño pero creo que eso forma parte del estado de adormecimiento. Entonces al despertar me digo a mí mismo que no voy a volver a dormir nunca más. Me muevo, ando, floto, salto, muevo mis extremidades, me choco con los objetos, tropiezo, golpeo. Y me canso. Entonces me siento y me quedo dormido. Cuando duermo no hago otra cosa.

Tengo ficciones y realidades. Las ficciones las utilizo para aquellos momentos en los que no consigo satisfacer mis realidades. Las realidades las utilizo para vivir y cuando siento que mi vida no me ofrece aquello que espero me escondo en mis ficciones y sueño que soy el que no vivo.