Siempre fui un niño sobreprotegido, desde pequeño me cuidaban en demasía, mi madre me retaba si ensuciaba los pantalones nuevos y pegaba un tremendo grito si adoptaba a un chanchito de tierra de mascota.

No supe lo que era jugar al pillarse (correr es peligroso) o al semáforo (besuquearse es asqueroso). El PlayStation era mi único amigo e Internet mi confidente.

Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, soy una decepción para mis padres porque no soy un niño genio…Es posible que a ellos se les olvidara que la genialidad puede llegar con un simple manzanazo en la cabeza.