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Herencia y sexualidad ocultas y reveladas

[Bien mirados, todos nos ocultamos, completamente desnudos, en los vestidos que usamos. Heinrich Heine]
[Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a si mismos una y otra vez. Gabriel García Márquez]


Alberto Roca fue criado y marcado por la calidez de su abuela Alberta, persona por la cual sentía un gran amor. Esta se había hecho cargo del él, desde temprana edad. Más precisamente, luego del dudoso accidente que lo había dejado huérfano.

Mientras Alberto cursaba el ultimo año de la carrera de contador público, su abuela falleció, dejándolo prácticamente solo en el mundo. La difunta fue el único familiar que Alberto llegó a conocer, porque el árbol genealógico de los “Roca” junto al de los “De Narváez” fue achicándose, ya que pocos fueron los que decidieron tener hijos, desembocando en el último integrante, que es Alberto. Posteriormente al fallecimiento de Alberta, impulsado por la melancolía, Alberto fue en búsqueda de objetos que hicieran recordarle los momentos felices que había vivido junto a aquella persona tan especial. De esa forma fue que encontró una valija con dinero. Una de las tantas curiosidades para Alberto, fue la modalidad de agrupación de la suma: en fajos de 5 billetes de 20 dólares. Tras haber encontrado la valija, se apoderó de la amplia multiplicidad de pequeños fajos, olvidando todo tipo de cuestionamientos y dudas.

Años después del dramático suceso que fue la muerte de la abuela, Alberto Roca tomó la decisión de obedecer a sus sentimientos, y gustos, y realizó la intervención quirúrgica que alteró su sexualidad. La operación realizada fue sustentada con el dinero encontrado dentro de la valija. Esta fortuna fue una sorpresa, tanto para Alberto como lo había sido para su abuela, quien luego de la desaparición de los padres del niño, recibió la falsa noticia de un accidente, junto con la maleta repleta de billetes de 20 dólares, acompañada por una pequeña nota, en la que se pedía que ese dinero llegara a las manos de Alberto, cuando ella falleciera. Días después de recibir la noticia del falso accidente, los medios dieron a conocer el caso de unos monederos falsos, de apellido Roca, el hombre, y De Narváez, la mujer, que traficaban billetes de 20 dólares a diferentes países europeos. Estos se dieron a la fuga tras haber sido descubiertos en una de sus tantas operaciones de tráfico. Esta información nunca fue conocida por Alberto, quien a sus 27 años (transformado en Paola) aún no se ha cuestionado ningún suceso de su vida, y, probablemente por comodidad, continúa creyendo que sus padres tuvieron un accidente en la ruta, de regreso de unas mini vacaciones en el campo de Alberta, situado en La Pampa.


Luego de la transformación, Alberto cambió su nombre por “Paola”, seguido del (¿del o por?) apellido materno “De Narváez”. Tras esta profunda renovación, la recientemente transformada en mujer, intentó asemejarse lo máximo posible a su abuela .

Pocas personas continuaron su amistad con Paola luego de su transformación. La alteración de sexualidad no fue nada sencilla, a tal punto, que Paola no se mostró en la calle como mujer por algunas semanas, por temor al “que dirán”. Sus amigas fueron quienes continuaron acompañándola frente a todo prejuicio social. Las mismas comentan que la conocen desde que era un adorable pequeño, querido por todos sus compañeritos, y que lo más llamativo era que mientras los nenes jugaban al fútbol en los recreos de la primaria, optaba por quedarse junto a las nenas jugando a las muñecas, o en ocasiones, manteniendo conversaciones sobre niños.

Luego de su graduación como Contador Público, inició su camino en ese campo. Comenzó por abrir su propio estudio contable, al que hizo crecer en importancia, consagrándolo como uno de los más eficientes y exitosos del País. A pesar de su transformación de Alberto en Paola, nunca desatendió asuntos, ni saco el ojo de encima de su negocio.
Realiza, también, las tareas administrativas del campo heredado posteriormente al fallecimiento de su abuela Alberta. Este campo había pertenecido al abuelo de Alberto y se situaba en un humilde sector de La Pampa. Lo visitaba, al menos, tres veces al año, y le resultaba imposible no entristecerse pensando en que ese, había sido el último lugar que albergó a sus padres, de los que no recordaba las voces, las miradas ni las sonrisas. Cuando siente nostalgia, Paola se enfrenta a un espejo, para intentar reconocer en sus rasgos, alguno de los que las fotografías le enseñan de sus padres, pero tras la operación, reconocer alguna similitud es una tarea triste, y costosa.

Los recuerdos de su infancia son abundantes. Paola recuerda las tardes soleadas de cuando era niño, en el parque de su colegio, siempre acompañado por las mismas amistades, que en la actualidad mantiene. Comúnmente comparten tardes de té con masas finas, sesiones de masajes, días enteros de spa, shopping, peluquería, pilates, diferentes actividades de gimnasio, concurren a desfiles de moda de los más prestigiados diseñadores. Quincenalmente, comparten entre todas una cena en la que nunca faltan los chismes y las críticas hacia otras mujeres.

Cuando Paola aun era Alberto, tenia anhelos profundísimos de encontrar su paz interior, tanto así que intentaba abstraerse de la rutina escuchando música celta, y recordando siempre la especial frase, de aquel inolvidable libro, que le había regalado su abuela para su cumpleaños número 18 “(...) Deseaba morir para sí mismo, no ser más él, hallar su paz y tranquilidad en su corazón vacío, permanecer abierto al milagro despersonalizando el pensamiento. Cuando venciera y aniquilara su Yo, cuando todos los impulsos y pasiones enmudecieran en su corazón, tendría que despertar lo Último, lo más íntimo del Ser, lo que ya no es el Yo, sino el gran Misterio.”


Sus amigas son las personas que la acompañan frente a cualquier situación. Ellas fueron quienes la tranquilizaron al despertar de la anestesia y hallarse sumergida dentro de un envase que no le pertenecía. Al recorrerse, encontraba curvas de tamaños exuberantes, anexadas a su cuerpo. Acariciaba su piel, sintiendo que una ajena se había apoderado de sí, convirtiendo su naturaleza en otra que durante mucho tiempo había deseado poseer. A partir de ese momento, y para siempre, una extraña se hizo cargo de su cuerpo, llevándolo al extremo de la sensualidad.

El paso de los días, y la fiel compañía de sus amistades, la ayudó a comprender que debía aprender a manejar su nuevo cuerpo.
-Ahora sos una más de nosotras, como siempre lo deseaste- Le repetía incansablemente Mariana, la más cercana de sus amigas.
Hasta que Paola puedo expresar sus sentimientos y contestarle -Lo sé, y estoy feliz porque así sea, pero es raro a la vez. Deseé durante años comprarme la ropa que veía en los desfiles de moda, usar perfumes, tacos, maquillajes ¡y ahora puedo hacerlo! No es fácil asumir el cambio de un modo tan repentino
-Pero fue tu elección, y si la ropa, los perfumes, zapatos y maquillajes fue lo que siempre quisiste, no esperes más. A partir de ahora, renaciste como mujer, y vas a empezar desde cero. Yo siempre voy a estar a tu lado, cada vez más cerca, compartiendo cada situación que te toque enfrentar.- La animó Mariana, continuando después de algunas lágrimas – Sería un buen comienzo que te enfrentaras al espejo y te reconocieras. -
- Si, eso es lo que voy a hacer, pero después... necesito inventarme, tener un estilo- contestó entusiasmada Paola
- Cuando te sientas preparada, vamos a salir juntas a recorrer los paseos de moda más top de la ciudad, y yo personalmente, voy a ser tu asistente de moda- contestó con una especie de sonrisa entre los labios Mariana - Aunque con ese nuevo cuerpo divino, difícilmente alguna prenda te quede mal.


Paola continuó en compañía de sus fieles amistades, se “reinventó” como mujer y continuó con su nueva vida, manteniéndose irreflexiva, y con el constante y conveniente desinterés característico de su persona por el pasado, el accidente de sus padres y el dinero encontrado en la habitación de su difunta abuela.

En cuanto a ese ambiente, Paola decidió transformarlo en vestidor, ocupando la pared del frente, con un gran espejo rodeado de luces. Sobre los estantes en los que Alberta tenía estampitas, diversas estatuas religiosas, fotos familiares, amarillentos adornos sobre delicadas carpetitas tejidas por ella misma, una radio vieja, arena en frasquitos y caracoles que habían sido recolectados junto con Alberto, en el año 1986, en la costa de Miramar, Paola ordenó su gran cantidad de cremas, lociones, perfumes, aceites, maquillajes y esmaltes. Pensó en los pequeños cajoncitos que se encontraban debajo de cada estante, para acomodar los ciertos objetos. Al abrir el primero, observó que la base estaba cubierta con papel amarillento, al quitarlo descubrió que no era un papel, sino un sobre. El sobre que le revelaría toda su verdad.

[Actividad del TALLER DE LECTURA, ESCRITUREA Y ORALIDAD 2008.
- Extrañamiento, enumeración, citas, biografía en 6 palabras, epígrafes... entre otras consignas.]

Texto agregado el 28-09-2008, y leído por 213 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
10-11-2008 me gusta tu forma de narrar, es muy buena gomez81
05-10-2008 creo q no solamente talento sino gracia, y pasta para engendrar mas cuantos belos como este...saludos gabov
28-09-2008 Tenes talento mujer... En_Off
 
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