Me perturba tu ternura,
la fuerte calidez de tu mirada,
la ruda lozanía de tus brazos abrazando.

Me perturba tu presencia en lo más hondo
de mis músculos tensados, en mi piel a llaga viva,
en mis labios temblorosos al beberse tus alientos de pantera.

Me perturba saberme poseída por idénticas pasiones que las mías,
con las mismas sensaciones, con sinónimas fantasías
y por labios enfrentados/ por igual humedecidos/.

Me perturba el diáfano repicar de tus susurros,
lo delicadas de tus caricias perfumadas
y tu andar de felino enamorado.

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Imágen especular de las pasiones
/par e impar, aunque par y par, iguales/
que resurge de las vasijas colmadas
/gota con gota, entrelazadas/
a dormirse en nuestra piel, ya relajada.