No era fácil atreverse a abordar ese destartalado bus. De color azul y con muestras de haber vivido muchas batallas por entre los caminos horribles. Cuando subí, el movil aún estaba vació. En mi mano el períodico del dia que por supuesto mostraba una muchacha con unos inmensos senos que amenazaban con "caerse" de las amarillentas hojas. Un muchacho limpiaba el bus con agua y aserrín.

Mientras leía escuché unos breves tacos que caminaban por el pasillo del bus.

Un poco impaciente por partir, miré hacia adelante y fue en el mismo momento que una mujer ubicada unos tres asientos adelante y me solicitó el diario.

--Ven por él--le dije.

Ella sonrió y caminó dispuesta a quedarse en el puesto a mi lado.

Al sentarse quedarón a mi vista unas hermosas piernas tal como si hubiesen sido torneadas, tras unas pantymedias oscuras de malla.

Nos sentamos y compartimos el periódico.

A medio camino el bus estaba caluroso y el sueño me devoraba.
La hembra se volcó sobre mi, insistía en abrir el manrreuco, lo que luego de un breve forcejeo, logró , además de soltar el cinturón. Miré hacia el contorno pudiendo ver que nadie más en el bus ponía atención en lo que pasaba en nuestro asiento. Mi lengua recorría sus senos degustando el mador de ella. Todo seguía y nada se detenía. La fuerza del amor bombeaba el líquido reproductor. De ella solo suspiros y gritos agudos.

Señor señor... ya llegamos a Conce...

Que precioso sueño... pensé.