Morí anoche, no fue bueno. Sentí tu cuerpo tan distante como el latido de tu respiración sobre la paz de mi mundo (el tuyo).
Morí anoche, no fue bueno. Creí ver tu sombra tan junto a la mía como la amalgama perfecta del supuesto amor que nos inundaba: me fui sin siquiera saberlo.
Morí anoche, no fue bueno. Quise tocarte en las tinieblas del último instante de nosotros: todo se desvaneció de inmediato y me perdí en tu pasado cual huella de pasión de un amor fugaz: lo que yo mismo fui...
Morí anoche, no fue bueno. Pretendí volver. Te lo supliqué. Quizás no me oiste o tal vez me escuchaste en el eco de tu alma: no pudo ser.
Morí anoche, no fue bueno. Hubiera querido ver tu rostro tal cual el mío en un limbo de amor..., no pudo ser.
Morí anoche y en verdad no fue bueno. Solo hubiera querido llamarte mamá.