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Pese al esfuerzo de maquilladores y productores, la tensión puede cortarse con un machete. En las casas, hay expectación por el reencuentro, aunque a todos les resulta evidente que el maestro está lejos de la genialidad de antaño, digamos la de hace unas dos décadas.

Ahora es un viejo algo gagá, algo sordo, que depende como un niño desvalido, tímido y sin ideas nuevas de su mujer, una actriz secundaria revenida en arpía protagonista y manager en las sombras. Una emperatriz en trono ajeno, que traduce las preguntas que los aterrados periodistas le hacen a su cónyuge e interviene en las respuestas que el dramaturgo entrega a las rotativas.

Pero esos son detalles y lo que importa es que hoy es un día especial. El maestro se reencuentra con su ex actor principal, con quien creó el programa número uno de la televisión humorística y traducido con éxito al inglés, el francés, el italiano, el ruso y hasta el danés. Hoy estarán en vivo y en directo, en un show internacional, frente a millones de niños que crecieron aprendiendo de memoria sus diálogos absurdos y repitiéndolos hasta el hartazgo, cada vez que los apresa la nostalgia.

Hace años, ambos eran como los Lennon – Mc Cartney de la pantalla chica. Donde uno ponía el verbo, el otro lo hacía carne. Las carcajadas estallaban y las utilidades se disparaban. Hasta que la estrella del programa consideró que sus porcentajes eran muy bajos y demandó a su socio creativo, quien no sólo lo expulsó del espacio, sino que también se quedó con su mujer, hoy la dama de hierro de la televisión hispanoparlante.

Hoy, el antiguo predilecto está tan viejo y acabado como el dramaturgo y se ha dedicado los últimos años a sacarle partido a su condición de ex rival de amores, biógrafo injurioso y difamador acérrimo. Mucha envidia, resentimiento y miseria ha pasado bajo los puentes, generando de paso sabrosos titulares sangrientos. En la vida real, el encuentro sería imposible. Sin embargo, la TV es la TV y su principal atributo es su magia de cartón piedra, que genera emoción en los espectadores y más si opera en uno de sus mitos. Ante las cámaras -y aunque cada uno preferiría tener a mano un puñal-, ambas estrellas se funden en un abrazo. A diferencia del de Judas, no vale ni medio centavo. Pero es lindo de verdad.

Texto agregado el 10-08-2008, y leído por 93 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
11-08-2008 Una semblanza dura, crítica y realista. Muy bueno el estilo y la composición. No le falta ni le sobra nada al texto. Me gustó. Salú. leobrizuela
10-08-2008 La magia de la tyelevisión y los comediantes que envejecen sin que nos demos cuenta, je. Saludos. Jazzista
 
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