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Inicio / Cuenteros Locales / EMIHDEZ / POR QUE MATO ABUNDIO A JACOBO.

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AMARGA VENGANZA.

Subió la mano por aquel muslo y bajó violentamente los chones, los jadeos y las ansias no parecían humanos. Con “la espada desenvainada” Salvador envestía a Rigoberta ella; sólo exclamó de placer, -aaaií- y después de tres o cuatro faenas; Chava se levantó y se acomodó los pantalones , ella le preguntó; -¿me vas a venir a ver en la noche?, él; le respondió: -Pa que, si ya pasó lo que tenia que pasar, ya sabes que tengo que ir a ver a mi novia, encabronada se acomodó su calzón y empujó a Chava –cabron eres como todos, nomás consiguen lo que quieren y si te vi ni me acuerdo, -OH no te enojes, ¿a poco no te gustó?

Rigoberta pronto tuvo noticias de su debilidad, a las semanas, las nauseas le avisaban del nuevo ser que se formaba en sus entrañas, su apá la vio venir de atrás del gallinero, pálida; como muerta, entonces don Abundio le preguntó:
-¿Qué tienes Beta que te ves muy desmejorada?, -han de ser los climas apá, ya ve que se vinieron re fuertes y me han de hacer efecto, -los climas hum, a mi se me hace que esos climas tienen nombre y apellido.

Lo evidente fue difícil de ocultar, aunque trató de vendarse la panza; pa que no se le notara; Beta estaba embarneciendo, no se si fue por la idea que don Abundio le tenia a Jacobo, pero luego se le afiguró que él fue quien le desgracio a su hija, no tenia ni idea de que la Beta le salio “alegre” pa los hombres y que aquella no era su primera escaramuza amorosa; que ya tenia su caminito bien andado, a Chava no se le escapaba ninguna, tenia el dicho “que de lagartija parriba todo es cacería”, una vez por ahí, por el camino real, paso Juan y también le hizo ojitos; aquellos hombres en la flor de la edad y con las limitaciones de la religión, pos más se alborotaban, por eso también visitó la troje repleta de rastrojo y ahí le dieron rienda suelta a la pasión de la Beta, una vez el Candidillo pasaba por allí, esas veces que venia de la escuela; un chamaco apenas pelechando y la Beta le coqueteo diciéndole; -ahí Candidito que grandote te estas poniendo, ven ayúdame a buscar unos huevos en las troje, aquel chamaco con tremenda cara de sorpresa la acompañó y peló tremendos ojotes cuando la Beta se bajó las enaguas y le enseño su “cosita”, le dijo: A ver bájate el pantalón. Pobre muchacho dicen que llegó a su casa y se puso a rezar como 10 rosarios; la agüela lo encontró hincado frente a la imagen de la virgen de Guadalupe rece y rece; rete asustado…

Beta ya no pudo ocultar más su deshonra, su apá la cachó cambiándose. Vivian hacinados en un cuarto enorme, 4 camas 8 humanos, entró; la vio vendándose su vergüenza, y salio como perro del mal, se fue por el camino real; las lagrimas canijas le salían, eran carajadas púes, por que los hombres no lloran y se rebeló a su Dios, ¿Por qué carajos?, primero me quitaste a mi viejita, Mariquita y ora me das una hija puta, ¿Por qué?... Los pasos los llevaron hasta el otro lado del río; a la casa de don Canuto, aquel viejo sabio que siempre tenia un buen consejo, nomás que no te lo daba pelado y en la boca, si no que te lo escondía en una moraleja; ahí estaba con su cigarro en la boca que le producía aquella tos crónica, pero que a pesar de ello; no abandonaba (su fiel compañero de meditaciones). En la ventana de la tienda arreglando un viejo radio, era el apá que don Abundio no tuvo. Le soltó de un jalón toda la historia, don Canuto le dio una chupada a su cigarro, y con voz serena le dijo: -Mira Abundio; la cosa ya esta hecha, pos que sea lo que Dios quiera, no vayas a hacer una tarugada, no sabes quien es el papá de la criatura, por algo pasan las cosas, dale gracias a dios que tu hija esta bien, y ya olvida eso, cuando veas a la criatura igual te encariñas y se te olvida, y comenzó con su historia:

Mi hermana "Tencha" un día se nos perdió, resulta que le daban las calenturas, pero eran desas que se bajan pa donde empieza la vida…- el viejo rió de buena gana… Pero don Abundio no buscó quien se la hizo, sino quien se la pagara, no buscaba consejo, sino advertirle a alguien que Jacobo pagaría los platos rotos, lo había visto varias veces ahí en la puerta del camino real, empinándose una botella de mezcal y oyendo canciones en su troca, ¿qué chingaos buscaba?, sin más le endilgó la culpa, sin juez, se convirtió en verdugo y se juró matarlo en la primer oportunidad, pa que vieran que era hombre, le daría chanza de defenderse, por que era de ley…

En contra de Jacobo; estaba su historia, era el casado más querido de las solteras y el bato era ojo alegre, no era de mucho rogar, si se le daba la oportunidad la tomaba, era un macho en el sentido de la palabra, no se dejaba de nadie, tomaba un día si, y otro también, y no era de los que aguantara una ofensa, así que el día que don Abundio le reclamó por lo de las vacas que se le habían brincado (que nomás fue el pretexto), le dijo; pos lo arreglamos como quiera, y así lo arreglaron…

Jacobo vio como don Abundio echó mano a su fierro, (una escuadra que nunca devolvió a la policía municipal donde trabajó) entonces le dijo:

-Nomás pereme pa emparejarnos, se fue a su troca y sacó su pistola; se fueron por el camino real. Jacobo sentía la muerte, caminó por arriba del camino real; allí por donde se juntaban el viejo y el nuevo camino real que solo dividía una cerca, entonces don Abundio le gritó: -¡Ya no camines que te voy a matar!, en cuanto se voltio, don Abundio le retaco toda la carga en el cuerpo, Jacobo nomás sentía como la vida se le escapaba por aquellos agujeros, nomás alcanzo a disparar una vez. El tiro se desvió en una piedra y silbó por el aire, sin atinarle a don Abundio, cuando la Beta oyó la refriega; salio corriendo; ahí estaba tirado Jacobo regando con su sangre la tierra del camino, pa sorpresa de don Abundio, Beta corrió a verlo y toda llorosa le reclamaba a su apá: ¿Pa que me lo mató, si era el único que me venia a ver en las noches?, don Abundio se quedó clavado en la tierra… Aquello de que; “la venganza es dulce” pos nomás no es cierto, estaba vació, entonces sucedió la desgracia; la pasión de Beta le nubló la razón y con la misma pistola de Jacobo la Beta; le partió el pecho a su apá, luego agarró por el camino real como alma en pena, se fue así nomás como quien no va a ningún lado…



Texto agregado el 18-07-2008, y leído por 392 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
19-06-2009 orale me encanto si ya hasta me lo imprimí. soy alejandro Ornelas de Gdl. Jalisco. me ha encantado y te hago la invitación a que leas el funeral y la Ni-Ni otro cuento picaro y costumbrista Mexicano se que te colgará una sonrisa así como lo hizo este excelente cuento. ya te diré de quien me acorde... te dejo a ALDEBARAN* ANTARES* ALPHA* MIZARD* Y MERAK pasaré a tu Lvd adejarte mi correo.. ojo ya estas entre mis favoritos alpha_y_omega
09-09-2008 maravilloso, honradamente lo afirmo. Me encantó este texto. Felicitaciones y un abrazo. silvia rdejunio
25-07-2008 Buenísima historia, en estilo y tema. Te felicito es de lo mejor que he leído hoy, por suerte encontré tu aviso. Un beso enorme y todas mis estrellas. Magda gmmagdalena
22-07-2008 qué bueno está!!!!!!!!!!!! teclas
21-07-2008 Un muy buen relato con todos los matices de un cuento costumbrista.Mis***** almalen2005
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