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Inicio / Cuenteros Locales / petzenko / Cacho y el bagre

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Cacho ensarto la lombriz en el anzuelo, arrojo la caña y se apoyo en la baranda de la Costanera Norte. Un vientito casi le vuela su gorro blanco y rojo del equipo de fútbol de sus amores. Por un largo rato se quedo mirando la caída del sol fumando un cigarrillo. Miro su reloj impaciente esperando el superclasico River-Boca por la revancha de las semifinales de la copa Libertadores. De ida Boca había ganado 1 a 0 de local. Encendió la radio para escuchar la previa al partido, todavía faltaba como hora y media para el inicio. De pronto la radio empezó a bajar el sonido haciendo ruidos raros de interferencia. La apago.
-No sea cosa que se me quede sin pilas y no pueda escuchar el partido. Acá no hay un kiosco a cuarenta cuadras como para comprar pilas nuevas, pensó.
Recogió la caña y noto como le habían comido la carnada.- ¡que los parió!- renegó volviendo a encarnar y arrojándola nuevamente.
-¡Sacate ese gorro *gallinaaa!- le gritaron desde un auto del cual flameaba una enorme bandera boquense.
-¡Callate **bostero sucio!- grito embroncado –disfruten ahora que cuando termine el partido van a llorar- susurro entre dientes.
De pronto el hilo de la caña dio unos tironcitos -¡picó!- dijo Cacho y empezó a recoger a toda velocidad. Levanto la caña y se asomo un bagre amarillo de dos kilos aproximados.
-Este va a la cacerola con papas, pensó. Le desengancho el anzuelo y lo metió en un balde con un poco de agua, encarno y volvió a tirar.
-¿Cómo va Cacho?, ¿Y... hay pique?, preguntó Don Santiago, un gallego anarquista entrado en años que siempre pescaba en el mismo lugar a unos cincuenta metros de Cacho.
-Y... más o menos, saque este bagrecito nomás.
-Bueno, suerte. Nos vemos, dijo el viejo y se alejó.
El pescador se quedo mirando como se retiraba el anciano, prendió otro cigarro y encendió la radio, ya estaba por comenzar el partido cuando escucho:
-¡psss!...¡psss!...¡Cacho!...acá abajo... en el balde. Mirando para todos lados sin ver a nadie cerca Cacho se estremeció al ver al bagre asomando la cabeza fuera del agua.
-¡Estoy soñando!, pensó mientras cerraba los ojos con la esperanza de que todo se tratara de un loco sueño.
-¿Y? ¿Cómo salimos?, ¡le tenemos que ganar a estos bosteros, si no juegan a nada!
continuo el bagre. Además...
-¡Para para paraaa! ¡¡¿¿Cómo puede ser...??!!
-Tenes razón -interrumpió el pez- demasiado confianzudo de mi parte, ¡cómo puede ser que me ponga a hablarte sin ser presentados! Soy Carlos LoPéz Barroso. Vine a comer con mi mujer a la Costanera y mira como terminé... Bueno, si llego mi hora al menos que sea escuchando a River.
Confundido el hombre trato de no escuchar, pensó que se estaba volviendo loco y puso la radio a todo volumen.
-¡¡¡Vamo River carajo!!! -gritó el bagre emocionado- mis pibes se quedaron con el abuelo a ver el partido. Yo tenía la esperanza de nadar por la alcantarilla del dupto 14, esa desemboca en la cañería mayor que conecta con el drenaje de la fosa del ***Monumental y ver el partido, en fin... Le hice una apuesta a mi socio que es un pejerrey hincha de Boca, si yo ganaba el tenía que pagarse una cena.
-¿Y sino?, pregunto intrigado Cacho olvidando que estaba hablando con un pez.
-Y si me toca perder, cosa que no va a pasar... creo que ya perdí estando en este balde con mis horas contadas... perdón –se disculpo- si pierdo me tengo que afeitar los bigotes.
-No creo que se tenga que afeitar Carlos, hoy ganamos seguro –dijo Cacho en tono cómplice.
Se produjo un breve silencio hasta que comenzó el encuentro. El partido se desarrollo de manera vibrante y emotiva. Fue tres a dos a favor de River, el hombre y el bagre festejaron cada tanto de su equipo gritando, saltando y hermanándose hasta las lagrimas, olvidando diferencias de genero, de capturado y captor produciéndose el renombrado Síndrome de Estocolmo. En realidad este síndrome era un colmo. Finalizado los tiempos reglamentarios se procede a la definición por penales, en el momento en que River iba a patear el penal que sería definitorio la radio se queda sin baterías.
-¡¡¡Nooooooooo!!!! –grito Cacho desesperado- ¡qué mala suerteeee y la repu...!
-¡Dejame saltar al río que estamos cerca del dupto 14 y averiguo que pasa! Respondió Carlos el bagre.
El pescador no lo dudo ni un instante y arrojo el pez al río, encendió un cigarro ansioso esperando la respuesta de su amigo Carlos. Pasaron algunos minutos que a Cacho le parecieron interminables. De pronto escucho una carcajada interminable desde la superficie de las aguas marrones. Se asomo sonriente casi adivinando el triunfo de su equipo anunciado por el pez.
-¡Che gallina, le atajamos el penal y le embocamos el nuestro! ¡jajajajaaaaaa! ¡Los tenemos de hijos, jajajaaaa! –exclamo el bagre marchándose al cántico de -¡¡¡dale Boca dale Boooooo...!!!
Tragando bronca Cacho desarmaba la caña mientras caía en la cuenta del engaño. Enfurecido gritó insultos al río y sintió que se estaba volviendo loco.
-¿Fuiste engañado por el bagre?, escucho la voz de don Santiago preguntar.
-¡¡Sí sí!! ¿Lo conoce?, ¡Por lo menos no soy el único que lo escucho! ¡Gracias a Diooos! ¡Me hizo creer que era de River para hacerse el amigo!
-Si ya sé- dijo don Santiago- es un mentiroso. A mí me vendió que era anarquista contándome la vida entera de Severino di Giovanni, que desilusión...
-¡¡¡Pero habla!!! grito Cacho.
-Pero a la gente que dice mentiras no hay que escucharla entonces pasa a ser muda, o sea que para mi no habla.
-¡¡¡No es gente, es pez!!!
Don Santiago se retiró sin contestar como si no hubiera escuchado, cosa que le hizo pensar a Cacho sobre la última frase de viejo.
El mundo encierra insondables misterios. Una vieja leyenda de los indios Querandíes que habitaban la zona de la rivera del río hablaba sobre Yatuipen, el pez del engaño que convencía a los pescadores de la tribu haciéndose pasar por el dios Soychu para que le rindan culto en rituales en los cuales se le ofrecía alimentos y honores. Un día el cacique guerrero Telomián Condie invoco al dios del fuego, antagónico elemento del agua, para vencer al pez tirandolo a las brazas y luego darse una formidable panzada.
Cacho no tuvo la suerte del guerrero y no solo se quedo sin cena sino que terminó en un manicomio donde los domingos escucha los partidos en una vieja radio portátil y que cada superclasico entre Boca y River le grita los goles a unos pequeños peces de colores dentro de una pecera que adorna uno de los pabellones del psiquiátrico.

*gallina**bostero: Forma burlona de nombrar a los simpatizantes de River y de Boca respectivamente.
***Monumental: Estadio de River.




Texto agregado el 17-07-2008, y leído por 726 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
26-09-2009 Buenísimo Petzenko! si estabas hablando de aquella semifinal de 2004, sí, yo terminé hablando con peces, peleando con un cuadro abstracto, y gritando a viva voz junto a un ladrillo: "No te vayas campeoooooon... quiero verte otra vez...." cesarjacobo
28-07-2008 ¡Estos cuenteros que hacen hablar a los bagres! ¡Mi dios! Muy buen relato.Bien mechado con condimentos diversos.¡Avanti,Petzenko!. Un saludo chapicui
26-07-2008 Muy bien narrado, humorístico y medio surrealista. Me gustó. Sofiama
24-07-2008 Siempre he creído, y una vez más lo confirmo, que el humor es uno de los principales ingredientes en la receta del talento. Y si a eso añadimos el oficio perfilado de una persona con habilidad para plasmar sus ideas en buenas letras, tendremos a un buen escritor, a un corresponsal de las musas, en una palabra, tendremos a Petzenko. Quie mas se puede pedir? zepol
22-07-2008 jajajajajajajajajajajajajajaj, me la he pasado tyan bien, es un descubrimiento esto de saber de ti, seguiré de apoco conociendo tu trabajo....5 online
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