Fue apenas una visión pero nada tengo más nítido en mi memoria que su rostro. Casi hasta podría decir que identificaría su voz entre diez mil, porque también la escuché. Pero …¿Por qué me eligió a mí? ¿Acaso por que sabe que no voy a descansar hasta que la encuentre, hasta que logre liberarla de su cautiverio? A veces me pregunto si seré el único elegido.
Yo fui un gran guerrero, un invencible. Solo defendí causas justas, o por lo menos las que yo creí eran causas justas. Rehusé el oro que los reyes y los príncipes me ofrecían para encabezar sus ejércitos. Mi sola presencia intimidaba a los hombres más crueles y despiadados. Para muchos fui la vida y para otros la muerte. La carta decisiva en el combate. Eso si, antepuse mi libertad a cualquier bandera.
Pero dejé de ser joven hace mucho tiempo y ahora me siento vulnerable. Después de la emboscada del Paso de Tareg comprendí por primera vez lo que era el miedo. Ellos eran seis. Me estaban esperando para resolver viejas cuestiones. Eran fuertes y jóvenes. Di cuenta de todos ellos menos uno y terminé muy mal herido. Brot “el sanguinario” logró huir y juró venganza al retirarse.
Por eso cada mañana, luego de curar mis heridas, ofrezco mi alma a los dioses y salgo a buscarla. Debo encontrarla antes que Brot lo haga. Si consumara su venganza a través de ella mi tránsito por esta vida se volvería insoportable. Pero si buscándola a ella me topara con él ya no estaría tan seguro de vencerlo. ¿Acaso ella no será solo un señuelo para atraparme?
Camino sigiloso por un camino estrecho, húmedo y oscuro. Escucho los clamores de ella y los pasos fuertes y decididos de Brot. Apresto mis armas para un posible combate. Tal vez el último. Quizás sea yo el único elegido.