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Robó mi voluntad, sólo con mirarme, coqueto por naturaleza nunca pierdo la ocasión de conectarme con los ojos de una fémina, la mayoría de veces evitan la batalla, ese día fue diferente, aquel rostro cercano a la perfección y un cuerpo de concurso, me siguió sin intimidarse, cuando raras ocasiones sucede, siempre son sujetas a escrutinio por la retaguardia, la susodicha no descuido la guardia y me sostuvo la mirada, eso hizo que mi prefabricada sonrisa, le fuera dada a, aquel modelo de mujer, ella coquetamente soltó una carcajada discreta, me dijo; ¿Qué?, no es por presumir pero soy de una agilidad mental envidiable, así que inmediatamente me puse en guardia, le solté mi retahíla de adulaciones dulzonas y semiempalagosas, ella sólo se limitó a escuchar, y me preguntó picaramente; ¿A dónde quieres llegar?, me desarmó con su forma directa, y entonces me fui por la tangente y le dije, que me gustaría conocerla, tratarla, que si me permitía invitarle…, me contestó; ¿Por qué son tan entupidamente solemnes algunos hombres, por que si me quieres llevar a la cama simplemente no lo dices?, hag, bue… balbuceé, como bebé, ella se volvió a carcajear, y me dijo, ¿y donde quedo tu elocuencia ?, me tomó del brazo y nos fuimos, pase por una botella de vino tinto algo para comer y bueno agradeciéndole al destino aquel hermoso obsequio; me dirigí al hotel más cercano pero también al que tuviera por lo menos una aceptable calidad, la compañía lo ameritaba, no era cosa de escatimar en aquel espécimen femenino.

No hubo preámbulo, ni siquiera me tuve que vender, ni hacerle saber de mi sensibilidad y mi cultura en formación, no la tuve que impresionar con mi currículo de lector ávido, ni con mi elocuencia verborreica que siempre me había traído buen resultado, fuimos directo al grano, se pegó de mis labios como becerro añejo, eran los labios mas ricos que había probado hasta ese día, me hizo sentir un tonto por que con sus expertas caricias, me traslado al país; “eroticus totalis”, después de la grata sorpresa tuve que ponerme las pilas para no quedar como un mocoso imberbe, y saque mis mejores pasos, comencé a besarle el cuello y tome con mucho cuidado un ya visible y duro seno, al que comencé a saborear cual fruta exótica, ella me señaló que estaba en el camino correcto con un corto pero profundo; ¡haggh!, seguí en mi tareas de disfrutar su piel, comencé a quitar aquella transparente blusa, desabroché con naturalidad su sostén y ahí estaba; el par perfecto y me detuve sin prisa a explorar aquel hermoso par de insinuaciones eróticas, quiero decirles que me detuve en el pico de los montecitos por que su geografía ofrecía algo novedoso para mi pobre cultura, (en ese plano)eran rosados y suaves, como nuevos, y sus piquitos eran perfectos, no eran morenos como de costumbre, si no realmente rosados y ofrecían una sutil erección que agradecían la visita, luego seguí bajando hasta su ombligo ¡que bello lugar!, no cabía duda que estaba en forma, no estaba marcada pero su acumulación de grasa, era la mínima, seguía recorriendo con mis labios aquella tersa sábana llamada piel y ella agradecía la cadencia y la lentitud del disfrute.

La ayude a deshacerse de su pantalón y aquélla excursión resulto, mi más grata aventura, aquel bello triangulo de las Bermudas, delimitado perfectamente con un bosquecito breve apenas perceptible, era obvio que acababa de pasar por un proceso intenso de higiene; por que aquel sitio estaba ricamente perfumado, por una parte por las gloriosas feromonas y por otro con algún desodorante intimo, aquello me puso en sintonía con su cuerpo, ella me hacia saber su aprobación de mi aventura de boy scout, con gemiditos que eran celestiales cantos eróticos para mis oídos, así que me quede a saborear aquél manjar, no podía perder la oportunidad de besar y probar aquel hermoso paraíso sensual, le dedique con toda mi atención el aquí y ahora, hice que aquella experiencia que para mi era celestial, para la susodicha fuera inolvidable, aprendí un nuevo idioma, el de cómo subir intensidad, si sabia que había un punto de gozo, pues buscaba uno que fuera de mayor, cabe mencionar que mis manos estaban ocupadas tomando un hermoso par de pompas duras y sedosas, no las estaba apretujando como se hace con frutas y verduras en el super, si no que las estaba acicalando como se hace a las gatitas de buena raza para que se estén quietas y lo disfruten, sólo que era imposible que aquella gatita, se estuviera quieta, se comenzó a mover de tal manera que me anunció que estaba por explotar, no me apresure a regalarle su éxtasis si no que calcule metódicamente los movimientos para que lo disfrutara cada se…gun…do.

Subí nuevamente por aquella linda piel hasta sus labios entonces los saboree calmadamente, y me preguntó; ¿Qué me vas a hacer?, baje mi mano recorriendo lento por sus seno, su costado, su cintura y mi destino, aquel triangulo donde pasaría el resto del día, le abrí camino al siguiente paso con mi dedo, y nuevamente agradeció la visita, separe delicadamente sus hermosas y bien formadas piernas y me introduje entre ellas, al contacto, su gemido fue mas largo, no había prisa, era mi tarde y debía ser mi mejor faena así es que me fui despacio, por que en realidad no quería irme de aquel calido y húmedo lugar, siempre me he preguntado y ese día lo hice con ella; ¿si sienten el baño intimo de la explosión masculina?, me dijo que si; que no siempre; sólo cuando hay intensidad, ella confirmó, por que en ese instante hizo que ella tuviera un sacudimiento similar al que provocó mi boca.

Hay cosas que se me quedaron de ese día, fue mi consagración, pero hay algo que con solo traerlo a mi mente me produce un calorcito y una respuesta entre las piernas, fue el momento del ir y venir de sus caderas en posición supina, esa imagen de estarlo haciendo con una modelo de televisión hermosa y perfecta se conjuga con una frase que me dio y que me hizo que me quedara como yonqui adicto a aquella hermosa hembra; ¡haaaaggg!, cabron, ¡me vas a matar!, pero no; él que se murió fui yo, de tristeza…

Fui a buscarla por el rumbo donde la conocí, ahí estaba, la imagen de mi tarde perfecta, mi diosa sensualidad y la reencarnación de Cleopatra; tomada de la mano del que supuse era su marido, traía de la mano una niña, con la misma cara de diosa que ella…

Texto agregado el 09-06-2008, y leído por 416 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
02-05-2009 ufff!!!!Muy emosionante ..jeje bitiaurora
23-06-2008 La mujer está mal creada. Es como una fantasía infantil. Sólo las dos últimas lineas me parecen buenas. sensei_koala
21-06-2008 Excelente historia Emilio, bien tratada, en el límite del erotismo fino, sin caer en la descripción pornográfica.*****Afectuosos saludos. sagitarion
19-06-2008 Cargado de voluptuosidad y emoción. El final me obliga a dejarme varias preguntas en el aire. Bien! 5* vnssa
10-06-2008 ¿si sienten el baño intimo de la explosión masculina? que frase tío, como no la dije yo!!! me has calentado andromaco
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