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Inicio / Cuenteros Locales / Jonh / El Infiernillo - Cap. 0 - Un plan sin sentido

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“Sencillamente no entiendo en lo que piensas”

- Esto es inaudito – exclamó Dios.
- Pero es un plan muy bien diseñado – dijo Jonh Rey.
- Entonces ¿qué vamos a hacer? – preguntó Luz.
- Lo desconozco, pero debemos tomar medidas drásticas – dijo Dios algo desesperado.

El paraíso había logrado averiguar los planes de Lucifer, dentro de poco el plan del Infiernillo se llevaría acabo, tomando medidas Dios junto con eruditos y estrategas buscaban la forma de detener el plan de Lucifer. En aquella estancia una congregación que rodeada una mesa ovalada discutían la mejor estrategia.
- Tengo una idea – interrumpió Mónica en medio del jaleo.
- Tienes la palabra – dijo Jonh clamadamente mientras todos se callaban.
- La mejor estrategia sería atacar desde adentro, la única forma de hacer ello es con un demonio o con un mortal, está última opción es la más factible, alguien debe tomar un cuerpo humano para ingresar.
- Pero el que entré tendrá que pelear con Lucifer – dijo Jonh – además de tener que bajarse el campo de energía. Necesitará un arma especial y ayuda.
- Entonces forjen un arma – dijo Luz como si de algo evidente se tratase.
- En ese caso – dijo Dios - ¿Quién irá a la Tierra?
- Yo, pero necesitaré ayuda – interrumpió Jonh – también iré junto con Mónica y un par de ángeles más.
- ¿No seremos demasiados? – le increpó Mónica.
- Confía en mí… Discúlpenme iré a hacer los preparativos para el viaje – dijo Jonh saliendo de la sala y haciendo una reverencia a todos lo presentes mientras salía seguido de Mónica.
- Ya se tomó una decisión – dijo Dios ante los presentes – pueden retirarse.

Jonh y Mónica siguieron su camino a través de los prados que bordeaban el castillo central del Paraíso.
- Mónica…
- Dime Jonh.
- ¿Por qué crees que tu padre lleva a cabo este plan?
- No lo sé, habíamos estado en paz y esperaba que no surgieran más conflictos ahora que toda las verdades han sido descubiertas… pero ni mi instinto me da idea alguna del por que.
- Desde antes de que el plan de Lucifer se llevase a cabo he tenido un mal presentimiento, hay algo que no termino de entender y Lucifer ya vio.
- No te centres mucho en ello, mejor vamos a casa.
- Ve tú, necesito aclarar mis pensamientos – Mónica se retiró dejando a Jonh solo, él se sentó a la sombra de un árbol esperando que su mente se aclare, cerró lo ojos para pensar mejor y su mente floto entre sus ideas.

Era extraño, si fuéramos él tendríamos un sentimiento de placer muy ligero, sentiríamos que flotamos en un vacío por donde discurren las ideas, su rostro se veía serio y apacible bajo aquel árbol hasta que se levantó abruptamente. Lo vio todo tan claro y nítido que sintió haberlo vivido, sin titubear apresuró su marcha rumbo al castillo

- Tonto – decía Mónica Dark tendida sobre su cama – siempre sumergido en sus pensamientos extraños, hay veces que no parece ser normal… y tal vez no lo sea pero… - dudó un segundo recordando lo vivido con Jonh hasta el momento y sonrió – creo que por eso me casé con él.
- ¿En serio? – le dijo Jonh apoyado sobre la cabecera de la cama.
- ¿Cuándo fue que…? Olvídalo – dijo ella suspirando, no era la primera vez que Jonh hacía algo así.
- Levántate rápido, nos vamos al Soliajan – exclamó sonriente.
- ¿Ya? Es que no hay un herrero tan bueno en el Paraíso.
- El único herrero de ese nivel que conozca es Freddy – dijo Jonh – pero él es un demonio y no nos ayudará.
- ¿No nos ayudó cuando Roger nos ataco? – dijo un ángel.
- Eran otras circunstancias, además Lucifer estaba perdido en esa época. Y los demonios no pelearían sin su líder.
- No hay de otra – se impulsó y se levantó de la cama sin esfuerzo, ya de pie se acomodó la blusa
- Vamos

Así como el Paraíso es para los espíritus, Soliajan es su equivalente para otra raza llamada krísptoles unos seres similares a los humanos con la diferencia de que su cuerpo es rígido y parece hecho de un duro cristal, sumamente altos y de ojos negros y rasgados.
- Jonh Rey y Mónica Dark bienvenidos – dijo un kripstol que lo esperaba.
- Hola – dijo Jonh sonriéndole - ¿Quién nos recibe con tanta cordialidad?
- Me llamo Elijart, señor, fui enviado por Kustor.
- Bien, dígale que iré a verlo después de comer algo, no lo necesitaré pero la comida de aquí es exquisita.
- Sí señor – dicho esto el kripstol se retiró dando media vuelta
- Vamos, Mónica hay un buen restaurante cerca de aquí.

Mientras Jonh y Mónica esperaban su pedido platicaban sobre la misión que tendrían y asuntos personales.
- Jonh – dijo Mónica mirándolo de frente – ¿sabes algo sobre el Infiernillo?
- Sí, mucho – dijo Jonh – Allí fue la masacre de Johan, allí me hicieron esto en el ojo izquierdo – mientras él levantaba su mechón cabello que tapaba su ojo izquierdo y revelaba su ojo negrecido y partido que había quedado estático en una expresión de sorpresa y furia.
- Jonh nunca me contaste que fue allí lo de la herida... – le dijo Mónica muy apenada.
- Bueno creo que era algo que quería olvidar – contó sin darle mayor importancia – El Infiernillo era la ciudad mas concurrida del Infierno allí yo y mis amigos solíamos divertirnos hasta que llegó el fatal día – en está última parte su tono despreocupado pasó ser algo nostálgico y dolido
- Jonh, ¿te encuentras bien?
- Lo recuerdo tan claro, me daban asco ver tantos ángeles destrozando almas, demonios y espíritus – dijo serio y algo molesto
- Hasta ahora es un misterio porque la masacre finalizó – dijo Mónica inquietada – Johan era invencible.
- Yo y Roger acabamos la masacre, yo destrocé a Johan y el muy desgraciado me hizo esto con un veneno no permitido; mientras Roger se encargo de todos los ángeles mediante una llamada de emergencia.
- ¿Quedó algo allí? – dijo Mónica sorprendida ante la confesión de su esposo de ser quien acabó con el arcángel Johan.
- Nada, los clubes, bares, discotecas, todo quedo en ruinas y solo diez demonios quedaron de pie mientras veintisiete quedaron tumbados en el suelo.
- ¿Tú estabas de pie o...?
- Yo estaba inconsciente – espetó secamente
- ¿De eso a pasado mucho, no?
- Tantas cosas, me siento viejo y agotado, sin embargo, tal vez mi vida recién comienza.
- Ya cállate y come.
Trajeron dos platos con extraños frutos y carnes, mientras Mónica comía de a pocos Jonh trataba de engullirse una manzana azul entera. Mónica se reía viéndolo comer, cosa que él hacía intencionalmente para alegrar a Mónica y que no se preocupe de los problemas que él había tenido en el pasado.

Luego de comer y conversar fueron a ver a Kustor, Mónica se quedó en los jardines mientras Jonh se sentó en el despacho de Kustor a esperarlo, mientras él no estaba, Jonh comenzó a registrar algunos papeles de Kustor, dio con uno el cual se quedó viendo detenidamente por largo tiempo, sonrió y lo colocó todo en su lugar en el momento en que Kustor entraba.
Kustor era enorme y de color turquesa algo opacado, sus ojos negros muy rasgados y con un iris azul su cabello largo y vestía unas indumentarias azules, para que se den una idea de la apariencia de un kripstol.
- Jonh viejo amigo – lo saludo Kustor – ¿a qué se debe tu visita tan improvisada?
- Buscamos un herrero – contesto Jonh.
- Me gustaría ayudarte, pero aquí no tenemos herrero alguno, pero he escuchado que en Fairogoin hay uno.
- Gracias por la información. Por cierto. ¿Hay algún problema del cual puedas necesitar mi ayuda? – dijo Jonh muy interesado.
- Como lo supiste amigo – dijo Kustor sorprendido – en efecto en un futuro habrá un problema en nuestro planeta.
- Cuéntame los detalles para ver como ayudarte… - dijo un Jonh sonriente.

Mónica espera echada sobre la hierba (azul) viendo el cielo y sin nada en especial en mente, jugueteaba con algunas ramas y suspiraba eventualmente.
- Vaya – se dijo – si iba a demorar tanto mejor hubiese entrado con él.
- Oi, ¿me extrañaste? – le dijo Jonh dejándose caer a su lado.
- Ni tanto.
- ¿Será por que estaremos juntos por siempre? – Dijo riéndose – por cierto, tenemos que ir a Fairogoin.
- Ese lugar me desagrada bastante – dijo ella bufando – vayámonos de una buena vez para regresar pronto.
Sin más, Mónica Dark alzó vuelo de forma brusca, entusiasta y apresurada, Jonh se tomó su tiempo para extender las alas y voló rápidamente hasta lograr alcanzar a Mónica.

Después de salir de Soliajan y de horas de vuelo en el espacio llegaron a Fairogoin, este reino difiere de Soliajan casi en todos los aspectos, comenzando con su ecología tropical conformada principalmente por selvas espesas, los habitantes de allí residen en recintos muy modestos, mas su carácter es totalmente contrario.
Los zelfenoms son muy orgullosos en su mayoría y muy rara vez no son hostiles, sin embargo no es la primera vez que Jonh y Mónica pisan sus tierras y como ellos ya constataron es mejor no meterse con ninguno de los dos. Los zelfenoms son muy parecidos a los espíritus con excepción de sus orejas puntiagudas, sus ojos totalmente verdes y sus extremidades terminadas en tres dedos grandes y gruesos con pulgares oponibles.
El herrero se hacía detestar, era vanidoso hasta un punto exagerado, aunque accedió a forjar la espada con las indicaciones de Jonh, no fue tanto por gentileza sino por miedo, por el miedo que inspiraba Jonh.
Pasaron los días, semanas y el herrero no terminaba su labor, mientras esperaban Mónica y Jonh vivían en una cabaña a pocos kilómetros de la casa del herrero, no podían presionarlo, era seguro de que si lo hacían este se rehusaría a seguir.

Mientas tanto Lucifer se hallaba formulado su plan de formar la secta, más un demonio lo interrumpió en medio de sus meditaciones dentro de la sala principal del castillo, con techos negros, redondos y relucientes cuyos muros iban en un degradé de rojo a negro para terminar en un arco en frente del trono de Lucifer.
- Señor – dijo el demonio haciendo una reverencia – hemos recibido información de Fairogoin de que Jonh Rey y Mónica Dark se encuentran en aquel reino.
- ¿Para que será? – Dijo Lucifer sentándose debidamente en el trono rojo y lleno de figuras endiabladas –…
- ¿No creerá que descubrieron nuestro plan?
- Sí lo hubiesen hecho, Jonh no tendría por que tomar acciones – dijo Lucifer inspeccionando el techo – no tendría lógica…
- Pero ¿Por qué señor si ellos…?
- ¡Calla! – él demonio guardó silencio de forma inmediata – yo se a lo que refiero, después de todo Jonh y yo tenemos habilidades similares. Ordena a un grupo de demonios que vayan hasta Fairogoin, averigüen que sucede y que tomen las acciones que crean necesarias.
- Sí, señor, ¿Cuántos demonios?
- Los que creas convenientes, mas, no exageres. Terminando de decir esto le hizo al demonio un ademán con la mano para que se retirase, viendo esto el demonio se fue rápidamente y sin alzar la cabeza.
- Que inútil – se dijo Lucifer volviendo a vagar en sus pensamientos.

- Te digo que se va a molestar – le decía Jonh a Mónica siguiéndola por los cielos de Fairogoin.
- No es eso – le refutó ella – tengo un mal presentimiento, debemos llegar hasta allá.
- Entiendo – murmuró Jonh para aumentar su voz progresivamente – parece que tienes razón.
- ¿A qué te refieres?
- Cuando lleguemos entenderás
Mónica lo miró extrañado sin bajar la velocidad se apresuraron hasta llegar a la casa del herrero. Al legar el sitio yacía abandonado; la cabaña mostraba signos de forcejeos, cortes en los muros, madera quemada y sobre todo un puñado de polvo, de aquel que dejan los inmortales al ser destruidos.
Les bastó un vistazo a la escena para darse cuenta de lo sucedido. Mónica vio a su esposo y asintió con la cabeza, levantaron vuelo bruscamente hacia la salida del reino. El plan había sido descubierto y puesto en su contra.

Cerca de Fairogoin los demonios que habían sido enviados por Lucifer regresaban al Infierno llevando una espada aún sin terminar de forjar.
-Nuestro señor, Lucifer, se alegrará muchísimo al ver esto – dijo el que llevaba el arma muy eufórico y alzando la espada – hasta podría recompensarnos.
- ¡Sí! – dijeron los demás alegre y rudamente.
- ¡Ya cállense! – interrumpió una voz femenina.
- ¿Quién se atre…? – el demonio no pudo terminar su frase tras recibir una patada increíblemente fuerte de la chica en cuestión.
- ¡Teniente Luz Lesan de la investigación científico-militar del Paraíso! – dijo Luz flotando frente a los demonios llevando un pequeño bolso sujeto a la cintura por un cinturón.
El demonio que lideraba el grupo y que había recibido la patada aun no podía frenar producto del impacto, los demás demonios la miraron con miedo.
- ¡Idiotas! – Dijo el demonio líder dirigiéndose a toda velocidad contra Luz – ¿A que le temen? ¡Ataquen, inútiles!
Luz esperaba que los demonios no atacasen a la vez, pero eso fue lo que pasó, todos los demonios se lanzaban hacia ella. Sabiendo las pocas posibilidades que tenía ante tal situación sacó unas pequeñas piezas de cristal celeste y las lanzó contra algunos de los demonios.
Al solo contacto los cristales celestes se tornaron verdes los ojos de los demonios se tornaron rojos y comenzaron a atacarse entres si. El ataque de los demonios se vio frenado por ellos mismos defendiéndose de sus compañeros.
Aun así uno de los demonios había logrado lanzarle una ráfaga de energía a Luz en medio del forcejeo con sus compañeros, Luz no había notado el ataque a tiempo y al momento de esquivarlo la ráfaga cortó el cinto del bolso de Luz. Ella giró rápidamente para alcanzarlo pero algo la sujeto bruscamente por la espalda.

Tras ella solo había demonios enardecidos de ojos rojos los demás habían desaparecido al igual que la espada y su bolso. Mientras se veía rodeada de las siniestras figuras un haz de luz hizo desaparecer a más de la mitad.
Jonh y Mónica llegaron a tiempo para salvar a Luz de su apuro, ya librada de algunos demonios, Luz, se deshizo de los demás; pero ya era tarde, los demonios restantes habían huido demasiado rápido como para seguirlos
- ¿Qué haces aquí, Luz? – le dijo Jonh seriamente.
- Pensé que podrían necesitar ayuda – dijo ella cabizbaja – pero de igual forma fui todo lo contrario.
- ¿A qué te refieres? – dijo Jonh sorprendido.
- Para defenderme de ellos tuve que use un arma que no terminaba de desarrollar, este mineral que había creado producía un aumento del flujo de energía pero si no se sabe controlar puede producir un estado de locura mientras se lleve el cristal.
- ¿Y eso, donde…? – dijo Mónica con los ojos muy abiertos.
- Ellos se lo llevaron, aun no he terminado de aprender a controlarlo, si algo llegase a alterar mi paz podría haber caído en la locura. Y ahora que Lucifer lo tiene… - dijo esta ultima frase ya al borde de la desesperación.
- ¡Ve al Paraíso y lleva un batallón al Infiernillo! – Le dijo Jonh seriamente – ya veremos como solucionaremos esto, todo estará bien – diciendo esto último de manera mas calida y amical se despidió de Luz asintiendo la cabeza y Mónica fue tras él.

Jonh y Mónica llegaron al linde del Infiernillo, dentro ellos se podían percatar de las emanaciones de oxigeno, dióxido de carbono y demás gases componentes del aire común. Sin titubeo Jonh se pasó de un estado apacible a un estado furioso sin emitir sonido alguno se concentró en su lado más oscuro y en la desesperación, así su armadura de un blanco azulado pasó a un rojo sangre.
- Jonh ¿qué haces? – preguntó Mónica inquieta al verlo en ese estado.
- Solo demonios y mortales, recuerda – dijo Jonh entrando lentamente a Infiernillo – espérame aquí puede que llegue a necesitar ayuda – sonrió y se fue corriendo y perdiéndose en el desierto rojo.
Mientras divagaba entre lo que haría allí, el plan que estaba ejecutando y que el rojo le sentaba bien Jonh escuchó dos metales chocando constantemente y con fuerza que venía de una de las cuevas.
Se dirigió cauteloso hasta el lugar para ver lo que allí sucedía, dentro Freddy Shadow trabajaba sobre la espada aún sin terminar que se había comenzado a forjar en Fairogoin bajo las luces de decenas aparatos parecidos a luciérnagas que dejaban apreciar los múltiples implementos que en a cueva se hallaban además de horno t demás cosas propias de una herrería, he de decir que si no fuese por las paredes rusticas no parecería cueva.
- ¿Parece que estás ocupado? – le dijo Jonh entrando libremente.
- ¿Jonh? – exclamó Freddy al momento que tomaba su espada.
- Tranquilo, no voy a pelear – dijo sentándose placidamente en el suelo – solo deseo hablar.
- ¿Hablar? ¿Tú? ¿De qué? – dijo Freddy extrañado y sentándose frente a Jonh.
- Esa espada que forjas, ¿Cuándo la acabaras?
- Posiblemente en un par de días, pero no te la daré bajo ninguna circunstancia – dijo aclarándolo en tono muy serio.
- No te preocupes, no me la llevaré, ¿entonces el herrero de Fairogoin avanzó mucho?
- ¿Mucho? – dijo y luego riendo burlonamente – no hizo casi nada.
- Entonces no está tan mal que se la hallan robado – dijo riendo también y dio un vistazo a la espada, en el mango se podía ver una parte del mineral de Luz que había sido pulido y se hallaba en su estado verdoso.
- ¿Estás usando la gema que te trajeron?
- Sí, como es un arma para mortales eso le dará un gran aumento de energía.
- Pero ¿No es…?
- ¿Inestable y causa un estado de locura? Sí, pero no importa.
- Vaya, vaya – dijo Jonh sonriendo haciendo parecer un papel enrollado lo extendió y se lo mostró a Freddy – ¿Crees que puedas hacer esta también?
- Pero ¿para que? Además yo no…
- Lo sé, dáselo a Lucifer y también esto – dijo entregándole un pequeño aparado triangulas con una semiesfera en medio.

Dicho esto Jonh se levantó y se despidió con un ademán con la mano, Freddy despistado por lo sucedido volvió al trabajo, era un hombre que no gastaba pensamientos en cosas sin aparente sentido.
Jonh Rey salió y se enrumbó de regreso a donde Mónica lo esperaba, el lugar estaba fuera de vista de donde se encontraba, aun para un inmortal.

Caminó nuevamente perdido en sus pensamientos y se recordaba constantemente que tenía que hallar a los ángeles indicados para la misión, luego de varios kilómetros divisó tras él dos demonios que venían corriendo a toda velocidad.
- ¿Será que? – dijo Jonh viéndolos detenidamente – no ¿Cuándo? – los demonios cuchichearon entres sí mientras tras ellos dos parecía un batallón entero de demonios.
- ¡Jonh Rey! – Gritó uno de los demonios de adelante– es Jonh Rey.
Jonh se quedó plantándoles batalla mientras los dos demonios de adelante sacaban sus armas en aparente ataque. Sin embargo, el ataque resultó muy fácil de esquivar para Jonh y mientras esperaba que los demonios volviesen a atacarlo por la espalda vio que estos dos seguían su camino ignorando lo que había tras ellos.
Eso sí, el batallón de demonios no siguieron a los otros dos si no que rodearon a Jonh e hicieron aparecer todo tipo de armas. Varios demonios se lanzaron al ataque, Jonh, sin problema alguno, evitaba los ataques de los demonios mientras su cuerpo parecía flotar entre los ataques.
Extendiendo sus extremidades destruyó a cuatro de los demonios atravesando su pecho, cogió las espadas de dos de los demonios que caían en el aire y eliminó a seis más. Los movimientos de Jonh Rey eran demasiado rápidos para los demonios; quienes, si tenían suerte, solo podían defenderse.
Más tras este pequeño batallón ya venía todo un ejército de demonios, ni Jonh Rey podría pelear solo contra tantos. Jonh Rey dio media vuelta sorprendido por el recibimiento y corrió hacia donde habían ido los dos demonios que lo atacaron en principio.
- ¿Cómo pudo ser? – Se decía – ni siquiera si Freddy hubiese dad aviso de mi llegada me habrían localizado tan rápido; tal vez, esos dos demonios sepan.
Algo molesto por la situación pero con una extraña emoción, los demonios no esperaban que Jonh los alcanzara hasta que este ya se hallaba delante de ellos.
- Esos demonios no me perseguían a mi ¿no es cierto? – les dijo Jonh imponentemente.
- Era nosotros – respondió uno tragando saliva – pero teníamos que librarnos de ellos, permiso.
- ¿Por qué unos demonios perseguirían a otros?
- ¡Tú lo sabes perfectamente! – Le respondió el otro - ¡A ti tampoco te quiere a ti por algo parecido!
- No me levantes la voz – dijo Jonh sonriendo malévolamente y acercándose al demonio – ¿cuál es tu nombre?
- Rintesjean – dijo mirándolo desafiante - ¿Acaso me detendrás?
- Si escapan del Infierno solo pueden ir a un lugar… - dijo sonriéndole al joven demonio – en ese caso puedo decir que ya son mis subordinados.
- ¿Qué? – Exclamaron los demonios casi al unísono muy extrañados de los que oían, el otro habló – pero ¿por qué así tan de repente?
- Por que, ya tengo su primera misión para cuando sean ángeles.
- ¿No te parece algo extraño, Adham? – le preguntó Rintesjean a su compañero.
- ¿Tenemos de otra, Rin? – dijo Adham encogiéndose de hombros.
Jonh partió sonriente, alegre de que su plan marchaba sobre ruedas, mientras que Adham se apresuró en seguir su marcha Rin echó un suspiro y también emprendió la carrera de último.

Mónica Veía llegar Tres figuras a una enorme velocidad, tras ella Luz y todo un ejercito de ángeles aguardaban, cuando lograron ver el ejercito tras Jonh Rey y sus acompañantes todos los presentes se alistaron para la batalla desenvainando y haciendo aparecer multiplicidad de armas con un pensamiento claro: “Defender y proteger hasta las últimas circunstancias”
- ¡Jonh! – Exclamó Mónica algo preocupada cuando este salió del Infiernillo con su sequito – ¿ellos? ¿Qué pasó halla dentro?
- Es demasiado largo para decirlo ahora – le dijo y posteriormente besándola – te lo diré luego – y le dio un toque en la nariz.
- ¡Demonio! – Le dijo Luz a Rin – imagino estás de nuestro lado.
- ¿Acaso no es evidente? – le contestó este ya sulfurado.
- Con esa actitud, vas a necesitar ayuda – le dijo Luz arma en mano y mirándolo de soslayo con el ejercito llegando en cualquier segundo.
- Sí deseas yo te puedo enseñar otro par de cosas. ¡Ahora pelea! – dijo mientras la oleada de demonios chocaba con el ejercito de ángeles.
En medio de tal rugido de batalla muchos pensamientos iban y venían pero algo estaba claro para todo, eliminar al rival.
Centellas y el ruido de choque de metales eran constantes acompañadas de un coro de explosiones; Desde lejos parecían juguetes y de cerca, la forma en como se atacaban destrozando sus cuerpos y aun así moviéndose, podía dañar la sensibilidad de muchos, pero había quienes se las arreglaban mejor que otros, como Jonh y Mónica.
Llegaron a ser hasta media centena de demonios tras los corazones de esta pareja, pero ninguno pudo ni tocarlos y es que su coordinación y su poder los hacían literalmente invencibles.
El báculo de Mónica giraba alrededor de su cuerpo guiado por los movimientos de su dueña, suave y velozmente lo pasaba de mano en mano dándole cada vez más velocidad y fuerza, Y Jonh cubriendo la espalda de su esposa está de más decir que su sable despedazaba a cada enemigo que se acercase a una velocidad muy superior a la del sonido produciendo un estruendo que no representaba ni la mínima molestia para los inmortales.

Adham, luz y Rin los miraban impávidos, sorprendidos de tal fuerza y tal equipo que hacían.
- No puedo creer que sus ataques pasen rozando tan cerca uno del otro y no se estorben ni se hieran – dijo Rin con la cabeza mirando a lo alto en donde se hallaba la pareja.
- ¡Tonto! – Dijo Luz abalanzándose sobre él y salvándolo de una explosión - ¡Estamos en batalla! La próxima vez no te salvaré – le dijo levantándose de su encima, al poco tiempo de haberse parado Rin la hizo caer con sus piernas.
- Yo tampoco – dijo el demonio mientras un número considerable de flechas pasaba por el lugar en donde había estado Luz.
Rin se puso de pie de un salto y se lanzó al ataque Luz fue tras él y Adham se quedaba solo, lo que no lo alegraba mucho.
- ¿Para que me sigues? – le preguntó Rin.
- Par que no te maten, después de todo eres el nuevo – dijo Luz sarcásticamente.
- ¿Nuevo? – Le preguntó Rin arqueando las cejas – se de cosas que ni tu sabes.
- ¡Sucio! – exclamó Luz ofendida y plantándole un puntapié en la espalda que lo tiró al suelo.
- Que chica más curiosa – se decía Rin – pero… (Así me gustan, rudas) – guardándose lo último en sus pensamientos fue ayudarla. En la mente de Luz, Rin seguía siendo calificado como idiota.

Y la batalla se extendió a cerca de veinte horas con una victoria bastante clara del Paraíso, los ángeles comentaban como se había desarrollado la batalla, también se preocupaban por los caídos, aunque últimamente era más fácil convencer a Lucifer para que los reviva.
- ¡Adham! – Le gritaba Rin acercándose a toda marcha – no pensé que pudieses resistir tanto.
- No fue gracias a ti – le contestó este dándole un buena zurra – ¿Para qué seguiste a esa ángel?
- Bueno… es que creo que me gusta – diciéndole lo último en tono casi inaudible.
- ¿QUÉ TE GUSTA ELLA? – no solo gritándolo si no que señalando con obviedad hacía donde Luz se encontraba, ella se sintió avergonzada y se limitó a sonrojarse y poner cara de haber tragado algo extraño, mientras Rintesjean lo miraba a Adham con ganas de asesinarlo, sumamente enojado con su amigo.
Jonh y Mónica rieron siendo seguidos de los demás ángeles, hasta que al final Luz, Rin y Adham terminaron sumándose a la risa, poco después partieron hacia el Paraíso.

Pasó cerca de un mes mientras se preparaba todo para ir a la Tierra, Jonh ocupaba un despacho en el castillo del Paraíso, pocas veces lo usaba pero esperaba la llegada de Adham y Rin, este último llegó primero.
- ¿Para que nos llamaste? – le preguntó Rin entrando y cerrando la puerta tras él.
- En realidad, necesitaba al primero que venga – dijo Jonh con una sonrisa y mostrándole a Rin un crucifijo de metal puro. – ahora, escúchame.
- ¿Eh…?

Adham llegó en cuanto pudo y cuando ya se acercaba a la puerta de despacho de Jonh, este salía acompañado por Rin quien le asentía a Jonh. Al lado de Adham se hallaba otro ángel que había estado afuera todo el tiempo.
- Lamento llegar tarde – le dijo Adham a Jonh y a Rin.
- Descuida – le dijo Jonh entono relajado y flojo y luego dirigiéndose al ángel sin nombre mencionado en un tono confiado – asegúrate de dármelo como ya te dije – él ángel recibió el crucifijo y se retiró en el mismo instante despidiéndose con un gesto – bien, Mónica y Luz nos están esperando, será mejor darnos prisa.
- Pero – dijo Adham mientras Jonh se encaminaba por los pasillos - ¿Qué pasó allí dentro?
- Amigo Adham – Le dijo Rin pasando su brazo encima del hombro de su amigo – lo sabrás en un par de años.
- Pero… no importa – dijo sonriéndole a su amigo y caminando brazo a brazo tras Jonh Rey.

Los tres partieron perdiéndose en los pasillos y dirigiéndose a nacer, todo para cumplir el plan de Dios ¿o el de Jonh?


Continúa… Capítulo 03

Texto agregado el 27-05-2008, y leído por 170 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
11-11-2008 Por fin tuve algo de tiempo para leer el capítulo cero, el cual me ha parecido espectacular: batallas, fantasía y demonios envueltos en azufre, me han deleitado con tu estilo lleno de imaginación. He recorrido toda la historia de un tirón, y eso que la historia es larga. Pero ni lo sentí, metido en las peleas y el recorrido heróico de los personajes fantásticos. Te felicito vas muy bien, tu argumento es interesante y con mucha fuerza. En breve, iré pasando a los demás capítulos que me faltan. Un saludo enorme para ti. Ricardo Jazzista
 
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