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Sui Caedere

*Lo que aún me apega a las cosas es una sed heredada
de antepasados que llevaron la curiosidad de existir hasta la ignominia.
E/Cioran.


Sin significado, sin importancia, perfectamente irreal y perfecto en sí mismo. La renuncia es la única variedad de acción no envilecedora.

Perfect detachment is without regard, without either lowliness or loftiness to creatures; it has no mind to be below nor yet to be above; it is minded to be master of itself, loving none and hating none, having neither likeness nor unlikeness, neither this nor that, to any creature; the only thing it desires to be is to be one and the same. For to be either this or that is to want something. He who is this or that is somebody; but detachment wants altogether nothing. It leaves all things unmolested. [Meister Eckhart]

Desapego. Palabra prohibida para el común de los mortales. La vacilación ante todas las evidencias es permanente; la ambición (la esperanza) inextinguible. Quisiera desaparecer, gradualmente, pacíficamente, sin funerales ni lágrimas, sin causar dolor ni controversia, pero es imposible; el régimen exige un mínimo de dolor y sufrimiento. La muerte, como todo, no está exenta de esa cualidad ubicua de la existencia: He de desvanecerse en el rojo de la sangre y en lo inconsolable de los sollozos. Sabiéndome egoísta y cruel, causando una impresión desoladora, y triste.

La traición del suicida pesa sobre cada uno de los mortales enormemente, es la desaprobación, la imprecación del mundo que ellos profesan y avalan. Recordatorio infausto y fúnebre de todo verdadero destino. ¿Por qué tantas divagaciones? ¿A qué se debe esa cobardía, esa perpetua postergación de lo impostergable? Morir sin más, sin toda esa farsa que involucra vivir una vida, esta o cualquier otra, esa misma vida que cada hombre vive siempre. Raíces hondas de ese pensamiento profundo repulsivo y grotesco del eterno retorno se asientan en mí. ¿Qué crímenes tan terribles e inexcusables cometí en mis otras vidas para nacer en esta? Soy, pero a un costo muy alto: seguir consumiendo. Mi vida como tal, -si aceptamos todo misticismo puro (budista, cristiano, hindú, etc.) que pregona la supresión del deseo- no se dirige hacia la perfección absoluta hacia la liberación, en cambio parece por el contrario que alcanza grados más abyectos, dirige su curso hacia la degradación: indiscutible termino de cada vida. Existen los santos, dicen. Nunca he visto uno. Instantes de santidad, quizá, pero nunca al termino de los efectos de ese éxtasis que se consume, de esa ilusión intoxicante. Además en general, como en toda embriaguez, los efectos se redujeron a un individuo, a mí, los otros permanecieron inmutables tan desagradables como siempre.

En este preciso momento merezco morir. El odio que experimento es insoportable. Contengo como todo ser dos facetas antagónicas e incompatibles; por una parte preciso del amor eterno, por otra aborrezco de él. Defiendo las causas más puras, solo para cometer las acciones más envilecedoras después. El santo más puro esconde en si la maldad más sublime. El amor más pulcro contiene dentro de sí al odio más brutal. Cuestión del Ying y Yang. Equilibrios incompresibles. En mi caso la ponderación se muestra perceptiblemente inclinada hacia un lado. De el sufrimiento como camino a la perfección: toda irregularidad, todo desequilibrio debe desaparecer. Pagando claro.

No moriré hoy. Soy, como Cioran* dice, ese heredero de la necesidad de mi especie que busca vivir hasta los límites de la infamia.

Texto agregado el 26-05-2008, y leído por 80 visitantes. (1 voto)


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